Argentina se debate entre la clandestinidad y la legalidad del aborto, la mirada en Salta se centra en el senador Sergio “Oso” Leavy, el hombre que de la mano del Frente de Todos señaló que de ser necesario apoyará la aprobación de la interrupción voluntaria del embarazo este 29 de diciembre en el Congreso Nacional.

Tan es así, que la “presión” de los celestes, mal llamados providas al descuidar la realidad que viven especialmente las mujeres pobres que abortan en las peores condiciones, con riesgos acrecentados para su supervivencia y su salud reproductiva, se multiplicaron en los últimos días, con afiches y publicidades pagas en las redes sociales que muestran la doble moral de una sociedad conservadora que discretamente puede optar por esta práctica de modo clandestino pero seguro, y que omite pensar en las más perjudicadas en este sistema: las niñas, adolescentes y mujeres nacidas en medio de la pobreza de una Salta patriarcal en la que no acceden ni accedieron a la educación sexual integral, ni a métodos anticonceptivos, o que simplemente, ante la marea verde entienden que tienen derechos  y que deben y pueden decidir sobre sus cuerpos, su planificación familiar, y su proyecto de vida.

Los mismos grupos que buscan impedir hoy la concreción de derechos no son más que aquellos que amedrentan con pintadas los domicilios particulares de militantes que apoyan la legalización, que exhiben y se pasean en falcons verdes en las marchas celestes, y lxs mismxs que abonan la pena de muerte ante determinados delitos, sin considerar los verdaderos problemas de exclusión que existen detrás de muchos crímenes.

Basta para reflexionar sobre el tema, entender, o más bien conocer, que en 2014 Salta se ubicó en segundo lugar según densidad poblacional en egresos por abortos clandestinos, con 1764 casos en mujeres menores de 25 años, siguiendo así a la Provincia de Buenos Aires.

Pero esta vez en el norte argentino empiezan a soplar vientos de cambio, con los votos positivos de los tres diputados nacionales del Frente de Todos, que permitieron la media sanción en Diputados, y el voto favorable confirmado de Nora Giménez en el Senado Nacional. En el 2018 ninguno de los legisladores por Salta supo apoyar el proyecto de la Campaña.

Sin duda, el nivel de exposiciones de este año, lejos de basarse en marsupiales o nuevos cementerios como lo plantearon durante el macrismo, Martín Grande y Alfredo Olmedo, por citar algunos ejemplos, se niveló hacia arriba, aunque en muchos casos primaron aún posturas personales y hasta creencias religiosas, sin advertir que al ser elegidxs para ocupar una banca, el pueblo lxs convoca a decidir sobre sus destinos ya no conforme a sus convicciones personales sino más bien para legislar por el bien común, sin las imposiciones ni los compromisos que las iglesias o las ideas pacatas y los falsos argumentos pueden generar.

Es por eso, que con la tensión manifiesta de ambos lados, y el empate aún en el Senado, la mirada salteña vuelve a centrarse en el “Oso”, que una vez como diputado rechazó la iniciativa, pero que en esta oportunidad se encuentra en una verdadera encrucijada, entre la Salta conservadora y patriarcal, o el clamor de las miles de mujeres que tomaron las calles y demandan con el respaldo del Ejecutivo Nacional, que apela a terminar el 2020 ampliando derechos y recortando inequidades, poder decidir sobre sus cuerpos.

No obstante, con un escenario que aún plantea un final abierto, y los votos que aún se disputan de uno y otro lado, hay algo que ya está claro en la sociedad argentina, y que fue manifestado oportunamente por el ya fallecido “Pino” Solanas: “Si no sale hoy, el año que viene vamos a insistir. Y si no sale el año que viene, insistiremos el otro. Nadie podrá parar a la oleada de la nueva generación. Será Ley, habrá Ley contra viento y marea”.

* Periodista