"Y todo lo que deba ser transparente/ será transparente [...] Ese recuerdo oscuro/ como la noche más oscura/ será permeable a la luz, / y podremos ver a través de él. / Esa propiedad óptica será/ el modo de exorcizar/ lo que fuimos. / Como un fino cristal/ la propia historia". Estos versos escribe el poeta y artista santafesino Patricio Torne en su poema "Como un fino cristal", cuyo primer verso da título a un libro singular. Todo lo que deba ser transparente será transparente es también un buen modo de definir las obras visuales en macroscopía de la poeta y fotógrafa mendocina Mercedes Araujo, que integran algo así como el hemisferio derecho de esta obra conjunta. Con su formato cuadrado y un muy cuidado diseño por Alvaro Dorigo y Noelia Mellit, los libros de la colección Anamnesis de la editorial Palabrava vienen construyendo desde Santa Fe capital un diálogo parejo entre lenguajes. Así, el potencial evocador de la imagen poética no es "ilustrado" sino que se une de igual a igual con la poesía visual de las fotografías.

Los pasos que la lectura transita en ese puente van recorriendo un mundo de detalles. Desde el hemisferio izquierdo, por así decirlo: el de la palabra, Torne exhuma recuerdos punzantes de su niñez en la localidad santafesina de Helvecia. En el centro del espacio rememorado habita aún un padre terrible y muerto, no por muerto menos terrible ya que su "arte topiario" (metáfora que halla el hijo para sus recortes, su poda despiadada con la ambición de dar forma) sigue obrando a través del dolor traumático que los versos del hijo intentan regular. Este ejercicio de la memoria se imprime entre los estambres, nervaduras, ojos y crines de animales y plantas que capta Araujo con su lente macroscópica, en un delicado contrapunto donde la inocencia de lo viviente parece venir a rodear de una balsámica suavidad lo abrasivo de esas remembranzas.

La mirada en presente de Araujo sobre las minucias del paisaje va construyendo una atmósfera donde la "anamnesis" de Torne (en el sentido griego de rememoración) se desgrana y expande, contenida en una luz que por momentos parece sobrenatural. El color pleno, la monocromía o el blanco y negro se alternan para ampliar en sugerentes espacios a una voz herida que intenta curarse. Los versos de Torne desmienten el ideal de la infancia dichosa que suele generalizarse torpemente como la patria del poeta. Y es como si la honestidad de sus palabras se viese confirmada por el detallismo forense que la mirada quirúrgica de Araujo hace aparecer en la naturaleza viva. Capas de secretos se levantan. Lo que dice el poeta es creíble porque se apoya en los espectros de lo nimio. 

Gotas de agua, hongos, helechos púrpura que parecen prehistóricos rodean los poemas en un clima de tiempo inmemorial. La fotografía parece contaminar los poemas a modo de metáfora del acto de conocimiento que ellos constituyen: "El sol viene a instalarme en el centro de la luz. Como un sujeto a disposición del flash. Como un árbol al mero mediodía, íntegramente dominado por un rayo que nació en la tormenta, en el núcleo mismo de su sombra" ("Sombra"). Quienes no se reconozcan en la versión cajita feliz de la niñez, en el escolar "mi mamá me mima" (citado aquí entre "ciertos mitos cotidianos/ que hablan de ternura") estarán ante un poemario que no excluye relatos más realistas y cercanos, reales y terrestres. Y sin embargo, la belleza de lo misterioso alienta en las palabras tanto como en las imágenes. El único ángel de este retablo es un niño muerto al que sus pares son empujados a mirar hasta la hipnosis: "Yo aguanto la respiración/ para que el alma de ese ángel/ no se meta en mi cuerpo [...] Alguien viene a sacarme/ de este extraño encantamiento/ y me dice que ya está, /que vamos a casa. / Caminamos sin decir una palabra, / mientras pienso/ que si no fuera por la pobreza/ la muerte no sería todo esto", escribe Torne en "El velorio", cuyo diseño e impresión aportan un morado fúnebre perfectamente neto de fondo a las letras en blanco, como un silencio cargado.

Ambos autores tienen editados varios libros de poesía en prestigiosas editoriales nacionales. Patricio Torne coordina talleres y ciclos de lecturas desde Villa Mercedes. También le apasionan la plástica y el periodismo. Mercedes Araujo (Mendoza, 1972) recibió el Primer premio del Fondo Nacional de las Artes en novela en 2011 y el Tercer premio en poesía en 2009. Es profesora universitaria especializada en escritura creativa, derechos culturales y ambientales. Sus fotografías pueden verse en Instagram en @meraraujoletrasyfotos. Los libros de Palabrava pueden adquirirse en Rosario en Cuidamos tu cabello (Riobamba 1387). Más en http://editorialpalabrava.blogspot.com/