Las elevadas temperaturas y la poca caída de agua en lo que va del año, están generando graves problemas para los productores de la zona del Valle de Lerma y alrededores. A esto se sumó la Emergencia Agropecuaria declarada por resolución 249/2020 del Ministerio de Agricultura de la Nación a principios de este mes por la extrema sequía que están viviendo los departamentos de San Martín y Rivadavia, que estiman es la peor en los últimos 40 años.

Sin embargo los expertos aseguran que este fenómeno climático no es nuevo y tampoco afecta solo a la región, ya que se elevaron las temperaturas en todo el mundo. Salta, puntualmente, ya lleva más de un año con condiciones adversas.

Hasta hace unos días solo había llovido el 30% de lo que llueve normalmente en este época”, le dijo a Salta/12 el meteorólogo Ignacio Nieva, quien cumplió funciones por más de 40 años en el INTA Salta. En el Valle de Lerma, los últimos 30 años tenían un promedio de precipitaciones de 145 milímetros, mientras que hasta los días previos a navidad solo llovieron 50 milímetros.

Nieva explicó que en esa zona predominan las plantaciones de tabaco “que son un cultivo con riego”, pero a la falta de agua le sumó las temperaturas, que están por arriba de lo normal, “lo que genera un déficit de agua”, aunque descartó hablar de sequía para la zona en cuestión.

Explicó a su vez que a mayor temperatura, la atmósfera le demanda al ambiente “plantas, suelo y hasta a nosotros los animales” más agua, por lo que si llueve menos “se produce lo que se llama un fuerte déficit hídrico” obligando a los productores a utilizar mucho más el riego “porque el agua se va enseguida por la evapotranspiración”.

En la zona chaqueña, especialmente en los departamentos de San Martín y Rivadavia, donde se declaró la Emergencia Agropecuaria primero provincial en octubre y luego nacional en diciembre por la sequía que ya lleva más de un año azotando a la región, Nieva detalló que “cuando la temperatura viene por arriba de la media, se comporta de la misma manera en toda la región” con la diferencia de temperatura que la caracteriza a cada una de ellas, “pero no es así en el tema de las lluvias, puede pasar que llueva más o menos”, y afirmó que debería haber llovido mucho más de lo normal para acompañar las altas temperaturas que se están produciendo sumada a la sequía prolongada.

La sequía en Rivadavia obligó a declarar la emergencia agropecuaria

Sin embargo, el meteorólogo agregó que al menos para el Valle de Lerma, la situación ya viene desde septiembre del año pasado, y se espera que al menos hasta fin de año continúe de la misma manera. Recién los primeros días de enero, cuando el Servicio Meteorológico Nacional envíe las proyecciones para el primer trimestre, se podrá saber si se sostendrá esa tendencia.

Pero aclaró que no es tampoco una situación local ni regional, ya que en el invierno pasado del hemisferio norte “los informes internacionales mostraban que habían períodos cálidos para lo que estaban acostumbrados”, y eso se puede observar en prácticamente todo el planeta, respondiendo a lo que llaman “calentamiento global”.

El tabaco implora agua

Carlos D'Andrea es productor de tabaco en El Carril, y confirmó que el drama comenzó desde muy temprano este año, ya que los que plantaron temprano, entre julio y agosto, “sufrieron la falta de agua de los pozos que se secaron porque no hubo lluvias en los cerros, que son las que nutren las napas”.

Alertados de la situación, otros decidieron esperar las lluvias de diciembre “cuando en noviembre todo ya tiene que estar plantado para comenzar con las primeras cosechas ahora”, explicó. “Este año como nunca, no tuvimos lluvias ni en octubre, ni en septiembre ni en noviembre”, indicó. Pero a su vez el agua que cayó en diciembre no alcanzó a cubrir el faltante, “para que sirva necesitás al menos 40 milímetros y con suerte cayeron 20 en la lluvia más grande”.

El miedo de D'Andrea también va a asociado a los tiempos de cosecha y de estufa, debido a que al haberse atrasado todas las plantaciones “van a explotar todas a la vez y no va a haber estufas suficientes”, lo que genera la pérdida de hojas y de calidad.

Detalló que nunca es lo mismo el riego que el agua de lluvias, porque “hace que las plantaciones sean desparejas” mermando también la propiedad del tabaco, y añadió que “la seca, sumada a las altas temperaturas también trae aparejada muchas enfermedades y le genera mucho estrés a la planta”.

Por último, evaluó que recién en febrero o marzo podrán saber cuál será la pérdida, aunque rogó que en los próximos días comience a llover como en otros años “para que se termine de acomodar todo”.

“Pintaba un diciembre más normal”

Para Lucas Norris, presidente de Prograno en Salta la tensión aflojó pasada navidad, ya que en la región de Anta llovió entre el 25 y el 26 de diciembre llevando alivio a los productores “que a pesar de la falta de agua se habían puesto a sembrar en diciembre porque ya venía atrasado debido al invierno tan seco que tuvimos”.

“Pintaba un diciembre más normal, todos querían terminar de sembrar antes del 15 de diciembre pero no llovió nunca”, indicó el productor, y detalló que aquellos que se habían animado a hacerlo en algunas zonas como Las Lajitas, Rosario de La Frontera, Metán y Coronel Mollinedo “estaban cortando clavos porque llovió un poco a principios de mes y después no cayó una gota más”.

En esta época se siembra mayoritariamente soja “si entramos en enero se van perdiendo kilos de rendimiento”, contó Norris, quien dijo que en marzo llegará el tiempo del maíz, “cuando se ganó mayor humedad en profundidad”.

“Esperemos que el período de seca, que en general se da en la primera quincena de enero se haya adelantado, y ahora nos esperen más lluvias”, concluyó el presidente de Prograno.

No es solo una cuestión climática

El titular de la Federación Agraria Distrito 15 (Salta y Jujuy), Eliseo Rovetto, dijo que la situación del norte provincial, en los departamentos de San Martín, Rivadavia, Orán e incluso Anta, es crítica, y que la falta de agua junto a las elevadas temperaturas se fue extendiendo a otras regiones como Güemes.

El pequeño productor indicó que cuando llueve por la tarde o noche, las elevadas temperaturas del día posterior “que superan los 36 grados”, generan que las frutas y hortalizas “se quemen o se cocinen literalmente”, como sucede con el tomate, la berenjena y otras verduras.

Pero resaltó que más allá de las problemáticas climáticas, que son determinantes, lo que está haciendo falta son políticas diferenciadas por sector, “porque solo hay seguros para algunas producciones y para algunas zonas”.

“Todos dicen que el campo somos todos, pero algunos cambian la cuatro por cuatro dos o tres veces al año y otros no podemos parchar la bicicleta”, graficó Rovetto la fuerte asimetría que existe entre los pequeños productores y los grandes pooles de siembra ubicados en la zona núcleo del país.

En ese sentido, apuntó a la Federación a la que pertenece denunciando que su dirigencia no puede seguir sentada en la Mesa de Enlace “que solo defiende los intereses de quienes expulsan al pequeño productor de sus tierras”, y añadió que ya casi no existen los finqueros “como hace 10 o 15 años”, porque aquel que tenía 40 o 50 hectáreas comienza a arrendarlas a productores con más espalda económica.

Ya no vive nadie en el campo, los agricultores ocupan las periferias de la ciudad, y los grandes productores viven en sus grandes casas del centro”, se lamentó. Por lo que reclamó más presencia del Estado para controlar precios y generar condiciones y garantías en las negociaciones, “yo no quiero que mi zapallito se venda a $600 el kilo por cuestiones climáticas, pero tampoco quiero que me paguen $80 el cajón de 22 kilos, cuando saben que con $4 no pago ni los costos”, manifestó.