El incremento de casos de coronavirus no da respiro en Argentina y el gobierno nacional evalúa nuevas restricciones. La realidad indica que si el ritmo de contagio no baja, en dos meses podría colapsar el sistema sanitario. Durante el reporte diario del lunes, la Secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, admitió su preocupación por la situación epidemiológica que enfrenta el país y señaló que “lejos de haber continuado el descenso, en algunas regiones estamos viendo un aumento”. Por ello, añadió, “estamos trabajando con cada una de las jurisdicciones para tener un análisis sostenido y exacto en relación a esa tendencia y a los motivos de este aumento”.

La vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, Verónica Magario, hizo lo propio a través de su cuenta de Twitter y pidió “responsabilidad social”. “Para no volver atrás, debemos tener responsabilidad social. Cuidarnos es fundamental para avanzar. Sigamos respetando el uso de tapabocas y el distanciamiento de al menos 1,5 m. Solo así evitaremos que el coronavirus siga propagándose rápidamente”, detalló. Por su parte, el viceministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, apuntó en la misma línea y advirtió que “hay consenso” para aplicar medidas que puedan paliar la situación sanitaria, antes de que el paisaje se complique más de lo esperado. En declaraciones radiales, admitió que "hay un aumento de casos significativo desde hace tres semanas”. “La velocidad de reproducción de casos es muy preocupante en el contexto de las fiestas, así que estamos pensado cuáles van a ser las medidas que vamos a adoptar”, explicó en entrevista con la AM750. Además, adelantó: "No descartamos tener horarios del día en los cuales no se podrán realizar actividades ni públicas ni privadas. No queremos que las playas, en ningún horario, tengan la concentración que se vio".

Si bien durante octubre y noviembre en todo el país las cifras de infectados habían descendido, a principios de diciembre la situación se revirtió. La semana pasada los registros dieron cuenta de 11 mil contagios en una sola jornada y la curva, como indican las confirmaciones diarias de positivos, está en ascenso. A eso se añade que, desde esta semana, según señalan los expertos, se comenzarán a evidenciar los efectos en el despliegue del coronavirus y la transmisión de la enfermedad como producto de los encuentros por Navidad. Los efectos por las reuniones y las fiestas (algunas multitudinarias y, por tanto, clandestinas) de Año Nuevo, recién se reflejarán, aproximadamente, a partir del 10 de enero. Desde el gobierno coinciden en que las perspectivas no son las mejores.

En el Área Metropolitana se observa una suba de casos, sobre todo, en los partidos del primer cordón con tiempo de duplicación menor a 20 días. No obstante, no solo es asunto del AMBA. El sur también está complicado. Las jurisdicciones con mayor incidencia, es decir, cantidad de casos en relación a su población, son La Pampa, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, que se hallan por encima de los 50 casos cada 100 mil habitantes, cuando CABA, por ejemplo, tiene la mitad.

Posibles medidas

Antes de fin de año se reanudaron las reuniones entre Alberto Fernández, Axel Kicillof y Horacio Rodríguez Larreta para conversar acerca de cómo apagar el brote de contagios en el AMBA –epicentro del conflicto sanitario– y evitar el despliegue de una segunda ola de cara al otoño y al invierno. En este marco, el gobierno discute opciones de acuerdo a los grados que vaya adquiriendo el problema, medidas que de cualquier manera llegarán antes de fin de mes.

La primera es incrementar los controles policiales en las playas y otros espacios públicos como plazas, con el propósito de dispersar las aglomeraciones de personas, caldo de cultivo para la propagación viral. La segunda se relaciona con establecer el denominado “toque de queda sanitario”, que en la práctica implicará restringir la actividad nocturna. Esta medida ya se implementó en naciones como Francia, Italia, España, Alemania, Chile, Bélgica, Portugal, Turquía e Israel. En este sentido, las multas son económicas. Y la tercera medida, que apunta a un grado mayor de severidad, se vincula con el retorno a un sistema de cuarentena estricta, es decir, pasar del distanciamiento al aislamiento social, como sucedió en meses pasados.

Las playas como foco de contagio

La lupa por el momento está puesta sobre los jóvenes de entre 18 y 30 años, porque son los que más circulan y, quienes pese a no afrontar serias consecuencias (en la mayoría de los casos), operan como principales vectores de contagio para que grupos de riesgo (adultos mayores, por ejemplo) sean quienes, después de todo, presenten los cuadros de Covid más delicados. En los días sucesivos, según los especialistas, comenzará a incrementarse la presión sobre la infraestructura de salud. Hoy el porcentaje de ocupación general de camas de terapia intensiva en el país es de 53 por ciento y el de AMBA es de 56,8 por ciento.

Los jefes comunales de Mar del Plata y Pinamar, ambos de Juntos por el Cambio, se mostraron reticentes a aplicar controles más estrictos que los vigentes al principio de la temporada, mientras que el intendente de Villa Gesell adelantó que respaldará un posible toque de queda nocturno. Guillermo Montenegro, responsable de General Pueyrredón, remarcó que en su territorio se están desarticulando entre 10 y 15 "fiestas clandestinas" por noche y aseguró que los jóvenes "se juntan sin ningún tipo de cuidado". Al mismo tiempo planteó que "no hay que cerrar la temporada, necesitamos más control, actividades al aire libre y con protocolos". Por su parte, Martín Yeza, intendente de Pinamar, sostuvo que si bien la cantidad de casos aumentó por la afluencia de los turistas, el contexto no requiere de una medida rotunda. "No hemos visto un salto de casos que amerite una medida drástica como las que se están discutiendo", señaló en diálogo con El Destape radio.

El martes a las 11, el gobernador Kicillof se reunirá en San Bernardo con los intendentes de la Costa Atlántica para poder monitorear y evaluar el escenario sanitario en las zonas turísticas, así como también para repasar las estrategias de mitigación del coronavirus. Desde la cartera de Salud bonaerense admitieron que están bien predispuestos a escuchar las estrategias que presentarán los jefes comuneros para afrontar la Covid sin la necesidad de tener que colocar un punto final a la temporada ni bien comenzada. El principal inconveniente es que la infraestructura sanitaria costera no está dotada con camas de terapia suficientes.

El relajamiento en cuidados como el uso del barbijo y el respeto de medidas claves como la distancia social, además de la baja percepción del riesgo de las situaciones sociales, hacen que, durante la temporada de vacaciones que acaba de comenzar, ya se puedan observar los primeros descontroles. La postal de las playas de Pinamar es ilustrativa al respecto: cientos de personas agrupadas, pegadas y sin mascarilla, como si la pandemia ya hubiera pasado, como si ya no existiera más coronavirus por el cual preocuparse.

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