El lockout de comercialización anunciado por la Sociedad Rural, Confederaciones Rurales Argentinas y la Federación Agraria del lunes al miércoles que viene despertó fuerte rechazo en sectores vinculados a las pymes, gremios y agricultores familiares. En tanto, las entidades que lanzaron la medida de fuerza dicen que se trata de un llamado de atención por las cosas que el campo "viene soportando", en un contexto de inédita crisis social y los peores indicadores de indigencia y pobreza desde 2002. 

“Esta medida tiene por objeto asegurar el abastecimiento a costos más bajos del cereal, para los sectores que lo utilizan como materia prima en la producción de carne de cerdo, pollo, huevos, leche, feedlot y la molinería. Esto provocó una desmedida reacción de los sectores del campo nucleados en la Mesa de Enlace, que defienden la paradoja de ser un país que es gran exportador de alimentos y en el que a su vez crece la pobreza, el 50 por ciento de lxs niñxs es pobre y crece la brecha de acceso a la canasta de alimentos producto de esa inequidad”, indicaron desde el Espacio Producción y Trabajo, que componen una veintena de entidades entre las cuales se destaca la CTA de los trabajadores, la Corriente Federal de los Trabajadores en la CGT, la Confederación General Económica (CGE), la Confederación Empresaria de la República Argentina (CGERA) y la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo (CNCT).

En cambio, el presidente de la Sociedad Rural, Daniel Pelegrina, dijo que el sector está "abierto al diálogo" pero insistió en que "se revierta con urgencia suspensión de las exportaciones de maíz hasta marzo. Hemos convocado a un cese comercial corto y que quede en responsabilidad de los productores cumplirlo, no propiciamos controles de carga ni cortes porque verdaderamente no está la Argentina para eso, el momento es muy malo". "Hay que ver qué pasa con el mercado, si los productores vemos que no conviene el precio más barato y nos guardamos el maíz es con todo el derecho de poder esperar que llegue al valor que corresponde", interpretó.

El coordinador del Frente Nacional Campesino (FNC), Benigno López, dijo que "el gobierno debe garantizar el abastecimiento del mercado interno, donde el maíz es una materia prima esencial para la producción de proteína animal”. En el mismo sentido, el secretario general de la Corriente Nacional Martín Fierro, Nahuel Beibe, señaló que “rechazamos el lockout de las patronales agrarias ante la necesidad del gobierno de preservar el precio de los alimentos para el pueblo”. El dirigente agrario Pedro Peretti consideró que “el Gobierno debe tomar medidas para evitar la importación de inflación que viene del mercado internacional. El maíz en julio del 2020 se vendía a 9 mil pesos la tonelada, hoy a 19 mil. La soja valía 14 mil y hoy vale 28 mil. Exportamos lo que comemos y eso requiere un tratamiento especial”.

Jorge Chemes, de Confederaciones Rurales Argentinas, justificó el lockout diciendo que “llegamos a esta instancia en la que nos tenemos que manifestar para hacernos escuchar. Lo del maíz fue la gota que rebalsó el vaso. La parte proporcional que tiene el maíz para producir carnes o lácteos es ínfima al lado de la incidencia que tiene todo el resto de los eslabones en la cadena".

Por su parte, el ex presidente de Federación Agraria, líder de la protesta del agro en 2008 contra las retenciones móviles, Eduardo Buzzi, criticó que “una parte de la Mesa de Enlace decidió ir a una protesta haciendo caso a algunas presiones que tienen que ver con el posicionamiento político ideológico opositor al gobierno actual. Los productores pueden seguir vendiendo en el mercado interno. El paro es porque son oposición política”. Además, hizo hincapié en que “la posición de Federación Agraria es inentendible: hace un mes 40 mil productores recibieron el reintegro por segmentación de retenciones. Por fin un gobierno cumple con segmentar las retenciones para pequeños y medianos y la FAA se sube a la ola de ir a protestar”.