Un estudio de la Universidad de Texas, en Estados Unidos, indicó que la vacuna contra el coronavirus elaborada por los laboratorios Pfizer y BioNTech respondió positivamente en personas portadoras de las nuevas variantes de SARS-CoV-2 que afecta al Reino Unido y Sudáfrica.

La investigación fue realizada sobre la base de sangre extraída a personas que se habían aplicado la vacuna BNT162b2. Se usaron muestras de suero de sangre de 20 personas contagiadas en un ensayo previo, a las que se les había administrado las dos dosis de esa vacuna y que fue extraído entre dos o cuatro semanas después de la inmunización.

Los primeros resultados comprobaron que la vacuna BNT162b2 es eficaz para neutralizar la mutación N501Y, que en las últimas semanas puso en alerta al mundo por su alto nivel de contagio.

"Ahora hemos probado 16 mutaciones diferentes, ninguna de las cuales tuvo efectos realmente significativos. Esa es la buena noticia", subrayó el jefe científico del área de desarrollo de Vacunas Virales de Pfizer, Phil Dormitzer.

Los investigadores de la Universidad de Texas señalan que "la evolución en curso del SARS-CoV-2 requiere una vigilancia continua de la importancia de los cambios en la cobertura de la vacuna".

Esa vigilancia "va acompañada de preparativos para la posibilidad de que una futura mutación del SARS-CoV-2 haga necesario un cambio de la cepa de la vacuna". Por este motivo, añadieron que una actualización de la vacuna "se vería facilitada por la flexibilidad de la tecnología" con que fue elaborada.

Las nuevas variantes descubiertas en territorio británico y sudafricano poseen una mayor transmisibilidad, lo que provocó en varios países un importante aumento en la cantidad de casos positivos de coronavirus.

La velocidad de los contagios hicieron que varios gobiernos adoptaran fuertes medidas de restricción a la circulación de personas para evitar colapsos en los sistemas sanitarios.

Los cierres y confinamientos generarán nuevos problemas para la economía mundial. Hasta el momento, la pandemia de coronavirus registró 88.110.890 casos positivos y provocó 1.899.647 muertes.