La marea verde impulsó la legalización del aborto. Una lucha que en los últimos años se masificó tomando las calles, las plazas, las casas… Se volvió bandera acompañando mochilas y carteras de pibas y pibis. Salpicó al mundo con la furia genuina de su reclamo y expuso que miles de niñes son víctimas de embarazos no deseados. Sin embargo, esto no se resuelve únicamente interrumpiendo los embarazos sino que es preciso luchar para visibilizar los abusos sexuales que los provocan.

Cuando decimos abuso sexual en las infancias, tanto abuelas como jovencitas saben de lo que hablamos y encuentran en sus biografías recuerdos dolorosos, difíciles de contar y sacar de los lugares donde se intenta esconder esas heridas que no dejan de sangrar. Es una deuda histórica erradicar en el presente y el futuro la práctica social encubierta que representa el abuso sexual en la infancia, y para ello necesitamos poder revisar las propias historias, reconocer y denunciar los abusos que sufrimos.

El sistema judicial no oye a les sobrevivientes ni a madres protectoras. A través de sus prácticas (revictimización, falso síndrome de alienación parental, revinculaciones forzosas, etcétera), perpetúa esta tortura generando un manto de impunidad para los violadores. En este marco, quienes denuncian tienen un plazo que funciona como un mero tecnicismo que no respeta sus tiempos y que desconoce las secuelas que produce esta grave violación a los derechos humanos. Actualmente, se acumulan denuncias consideradas prescriptas en la Corte Suprema de Justicia de la Nación, esperando un fallo que siente un precedente histórico contra la prescripción de los delitos sexuales. Gracias a los feminismos podemos comprender que lo personal es político, sacar de nuestrxs cuerpxs todo aquello que quisieron alojarnos y salir a la calle como sujetxs de deseos.

El 19 de Noviembre del 2020, Día Internacional de Lucha Contra los Abusos Sexuales a las Infancias, el Colectivo Yo Sí Te Creo lanzó un grito global contra el abuso sexual, en el marco de una jornada plurinacional de la que participaron decenas de organizaciones y compañeres comprometides con el acompañamiento de les sobrevivientes de esta vejación tan violenta, la búsqueda de justicia y la erradicación de los delitos de violencia sexual. Esperamos que esta marea roja siga creciendo hasta inundar todos los rincones…

Ahora que podemos, con lágrimas en los ojos, gritar bien fuerte que el aborto es ley, nos volvemos a levantar para teñir la marea del rojo del Yo sí te creo, y gritar: basta de abusos sexuales en las infancias. Las denuncias por abuso sexual no tienen fecha de vencimiento. Deseamos e intencionamos que este año los trapitos salgan al sol de la calle y que los secretos rompan definitivamente los muros.

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#Elsidromedealienacionparentalnoexiste

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