Médicos y trabajadores sanitarios de Birmania se pronunciaron en contra del golpe de Estado perpetrado por el Ejército birmano y afirmaron que sólo van a atender bajo el gobierno democrático.

El lunes, los militares pusieron fin a la transición democrática del país, impusieron un estado de emergencia por un año y arrestaron a la líder del gobierno civil Aung San Suu Kyi, así como a otros directivos de su partido, la Liga Nacional para la Democracia (LND).

Dos días después del golpe, condenado por muchas potencias extranjeras, surgieron los primeros signos de resistencia. Los médicos y profesionales de la salud eligieron llevar un lazo rojo en señal de protesta. "Sólo obedeceremos al gobierno democráticamente elegido", afirmó Aung San Min, responsable de un hospital de cien camas en la región de Magway (centro).

Miembros del personal médico del hospital general de Rangún se reunieron frente a las instalaciones, haciendo el saludo con tres dedos, un gesto de resistencia adoptado por los activistas prodemocráticos de Hong Kong y Tailandia.

También se puso en marcha un grupo llamado Movimiento de Desobediencia Civil en Facebook, que ya cuenta con unos 150.000 seguidores. "Vergüenza debería darle al ejército", "Los militares son ladrones", sostienen desde esta página.

El martes por la tarde, en el distrito comercial de Rangún, la capital económica, los habitantes hicieron un cacerolazo y bocinazo. Algunos corearon: "¡Viva Madre Suu!".

Presintiendo lo que se avecinaba, Suu Kyi, que al parecer se encuentra bajo arresto domiciliario, llamó a la población a "no aceptar" el golpe de Estado en una carta escrita antes de su arresto. Este miércoles, las autoridades de facto la acusaron oficialmente de haber violado una ley comercial y ordenaron su "detención provisional" hasta el 15 de febrero, informó un portavoz de su partido.

Repercusiones

Tras amenazar con nuevas sanciones, el gobierno de Joe Biden elevó de nuevo el tono contra Birmania. Según una funcionaria estadounidense, Aung San Suu Kyi y Win Myint "han sido depuestos en un golpe militar", una declaración oficial que bloquea la ayuda directa de Estados Unidos al Estado birmano.

Francia abogó este miércoles por que la Unión Europea (UE) imponga también sanciones si no se levanta el estado de emergencia. Pero se trata de un acto simbólico porque el Ejército birmano posee sanciones desde las atrocidades cometidas por los militares en 2017 contra la minoría musulmana rohinyá y que llevó a Birmania a ser acusada de genocidio por investigadores de la ONU.

El Consejo de Seguridad de la ONU, por su parte, no logró ponerse de acuerdo el martes sobre una resolución. Las negociaciones continúan, informó un diplomático que pidió el anonimato. Pekín, que sigue siendo el principal respaldo de Birmania en la ONU, obstaculizó durante la crisis de los rohinyás todas las iniciativas en esta instancia al considerar ese conflicto un asunto interno birmano.

Los cancilleres del G7 se declararon por su parte "muy preocupados" por los acontecimientos, al igual que el Fondo Monetario Internacional, que advirtió del impacto en la economía del país, ya muy afectada por el coronavirus (más de 140.000 casos y 3.100 muertes).