El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, exigió la liberación "inmediata y sin condiciones" del dirigente opositor ruso, Alexéi Navalni, quien permanece detenido desde el pasado 17 de enero. En su primera visita al Departamento de Estado, el mandatario demócrata prometió "contrarrestar el autoritarismo" de China y Rusia y consideró que debe terminar la guerra en Yemen, por lo que dejará de apoyar a Arabia Saudita. Además exigió a los militares que orquestaron el golpe de Estado en Myanmar que "renuncien al poder" y liberen a los activistas y funcionarios detenidos.

"La diplomacia está de vuelta", remarcó Biden en lo que pareció una clara definición de su nueva política en materia de relaciones exteriores. "Le dejé muy claro al presidente Putin que los días en que Estados Unidos se sometían a las agresiones de Rusia, interfiriendo con nuestras elecciones, con ciberataques o envenenando a sus ciudadanos, se acabaron", aseguró el mandatario.

Biden exigió la liberación del disidente ruso Alexéi Navalni, detenido en Moscú el mes pasado y sentenciado a más de dos años de prisión. El dirigente fue envenenado el año pasado y pasó meses recuperándose en Alemania. "El señor Navalni, como todos los ciudadanos rusos, tiene sus derechos amparados bajo la Constitución rusa", dijo Biden y aseguró que éste "ha sido blanco de ataques por denunciar la corrupción y debe ser puesto en libertad de inmediato y sin condiciones".

La detención de Navalni generó masivas protestas en todo el territorio ruso durante los últimos fines de semana, en las que la policía detuvo a miles de manifestantes. "Los esfuerzos de Rusia para suprimir la libertad de expresión y reunión pacífica son un asunto que nos preocupa profundamente a nosotros y a la comunidad internacional", advirtió Biden en ese sentido.

Estados Unidos debe "estar ahí frente al avance del autoritarismo, en particular las crecientes ambiciones de China y el deseo de Rusia de debilitar nuestra democracia", afirmó el mandatario demócrata. Acerca de China, aseguró que Washington no permitirá "abusos económicos" ni ataques contra los derechos humanos, la propiedad intelectual y la gobernanza global, aunque se declaró "preparado para trabajar con Beijing, cuando sea en interés de Estados Unidos".

En otro tramo de su discurso llamó a los militares de Myanmar a "renunciar al poder" que ocuparon esta semana por la fuerza, y les exigió que liberen a los dirigentes y activistas detenidos tras el golpe, entre ellos la Premio Nobel de la Paz y líder del gobierno depuesto, Aung San Suu Kyi.

Respecto de Yemen, Biden sostuvo que la guerra "debe acabar" por lo que retirará el respaldo de Washington a la ofensiva de Arabia Saudita contra los rebeldes hutíes y suspenderá la venta de armas. Adelantó que va a aumentar la diplomacia para terminar con  "una guerra que ha creado una catástrofe humanitaria estratégica".

El presidente también informó que paralizará el repliegue de las tropas estadounidenses en Alemania hasta que "nuestra presencia militar esté alineada adecuadamente con nuestras prioridades de política internacional y seguridad nacional". La medida había sido tomada por el gobierno de Donald Trump.

En un giro de 180 grados respecto a las políticas de Trump, Biden aumentará hasta 125 mil la cuota anual de refugiados que el país admite, después de que durante el mandato de su antecesor ese cupo alcanzará mínimos históricos. De esa forma, el mandatario demócrata buscará multiplicar por ocho el número de refugiados que pueden ser admitidos en Estados Unidos.