Poco después de participar de la inauguración del Consejo Económico Social, el cosecretario general de la CGT, Héctor Daer habló con Página/12. El jefe del gremio de sanidad no duda en afirmar que el presidente Alberto Fernández puso en marcha una de las políticas de Estado que marcarán su gestión. Es más, sostiene que si las partes se comprometen con los objetivos que se impongan "se irá cerrando la amplia brecha de desigualdad que tiene el país". Daer considera que el control de la inflación es crucial y dice que hay que identificar los factores que impactan en los precios y no descartar las herramientas que tiene el Estado para su control.
--Usted participó del lanzamiento del Consejo Económico Social (CES). ¿Qué lectura hace de este movimiento del Gobierno nacional?
--La creación del Consejo es un reclamo de hace mucho tiempo de la CGT y de todo el movimiento obrero. Esto fue hablado incluso durante la campaña con el Presidente que cuando asume comienza con su bosquejo pero al mismo tiempo comienza la negociación con los bonistas extranjeros para tener un poco más ordenada la macroeconomía. Claro, en el medio de todo cayó la pandemia que le puso un paréntesis a la vida política y social. Hoy, con la vacuna, estamos frente a la posibilidad de comenzar a proyectar el país hacia un mediano y largo plazo. Por eso con el CES se trabajará en pos de las transformaciones estratégicas y necesarias que permitan desarrollar tecnológicamente el país. Pero, sobre todo, que ese desarrollo esté acompañado de la generación de trabajo genuino, digno y formal. El objetivo es ir cerrando la amplia brecha de desigualdad que tiene el país y terminar con los grandes bolsones de pobreza.
--El presidente dijo que del CES debe salir un nuevo país. ¿Cuál es ese país?
--Mire, es preciso que exploren determinadas áreas temáticas y actividades a las que hay que desarrollar. Por caso está la biotecnología que es fuente de valor agregado porque permite la producción de alimentos, bienes y hasta servicios. Entonces, todos estos nichos deben ser parte de políticas activas que permita mejorar la calidad de vida de los argentinos. Yo soy un convencido de que la integración público privado puede potenciar lo que Alberto llamó un capitalismo que no sólo genere riqueza desde lo financiero sino que genere riqueza real y también se distribuya con el objetivo de igualar.
--Por ende, entiendo que le otorga al Estado un rol importante...
--Acá el Estado es fundamental y por dos razones. Primero porque no se pueden juntar actores sociales para ver qué le sacan al Estado. Ahora el Estado debe estar por arriba de los intereses sesgados y subjetivos. Debe tener una mirada de interés colectivo y plural y tiene que marcar la dirección. Por eso es fundamental el rol del Estado para la materialización de esos objetivos y asumir ese rol fundamental de coordinar, activar y proceder a cumplir con esas metas propuestas.
--Ese rol debería ser más fuerte, ¿incluso al que tiene hoy?
--El Estado debe tener un rol fundamental e inteligente porque debe regular y administrar el equilibrio social. Hay algo que se le escuché a un empresario que dijo que el capitalismo tuvo un éxito muy grande en la generación de riquezas pero tuvo un fracaso muy grande en las sociedades desiguales que construyó. Entonces, esto es lo que está en la radiografía de hoy y es lo que tenemos que transformar. Hay que generar condiciones de desarrollo que permitan achichar las brechas con un Estado que tenga la capacidad de garantizar educación, salud y trabajo digno.
--Ahora, la sociedad desigual que generó el capitalismo provocó que los beneficiados tengan privilegios que difícilmente renuncien a ellos. Hay pruebas recientes.
--A ver, toda mezquindad tiene el límite de sobrevivir. Por ejemplo, vamos al coronavirus. Si éste afecta a toda la raza humana y la extingue, el virus no se multiplica y no tiene capacidad de vivir. Entonces, si acá se extinguen las posibilidades de sustentabilidad social no habrá empresa que valga. Los llamados privilegios se van achicando, sobre todo los que tienen inversión concreta y no aquellos que desde sus computadoras van y vienen con su dinero de un lado al otro del mundo. Por lo tanto, esos que realizan inversiones reales y concretas son los que deben estar sentados en la mesa porque son los que generan valores y precios básicos en la economía para poder establecer puntos de partidas más claros y posibles.
--Se refiere a la mesa de precios y salarios...
--En esa mesa hay una apuesta inédita al no congelamiento de los precios pero sí a comprometernos a transitar un año donde todos intentemos converger en los valores presupuestarios porque es fundamental para el desarrollo de la economía para poder resolver los problemas sociales y de desarrollo.
--En estos espacios generados por el Gobierno participan sectores que se ubican, con mayor o menor vehemencia, en los diferentes lados de la grieta. ¿Se pueden superar esas diferencias?
--Primero que nada soy optimista. Creo que hay una mirada de nuestro gobierno muy clara hacia dónde ir y hay un acompañamiento social con esta búsqueda de resolver los temas de fondo y concretar las transformaciones pero también están los que especulan. Creo que están dadas las condiciones para que la inmensa mayoría de la sociedad acompañe estos procesos. Por supuestos que hay una disputa de intereses y eso genera conflictos. Me parece que hoy están dadas las condiciones y hay voluntad política de este gobierno para llevarla adelante. Por supuesto que hay quienes plantean dudas, el desafío no pasa por arrancar por las dudas sino por transitar un camino que baje la inflación.
--¿Y en ese camino cuál es el rol de la CGT?
--Nuestro rol es el de siempre: no ir a un ningún extremo que termine generando un marco de inestabilidad social. Tenemos la tranquilidad de saber primero que nada que nuestros salarios no son inflacionarios. Siempre actuamos en reacción al poder adquisitivo que perdimos, que este es otro de los problemas porque como decía Perón, los precios van por el ascensor mientras los salarios por la escalera. Eso es la prueba de que los salarios no generan el proceso inflacionario. Por eso hay que detectar dónde están las distorsiones y sentarse de manera permanente a corregirla y, si no se consigue, utilizar las herramientas del Estado.
--¿Un control de precios?
--Primero hay que ir y ver el costo de los precios básicos de la economía. A partir de ahí verificar dónde están las distorsiones y donde están y cuáles son los abusivos. El Estado debe participar como articulador sino también con sus instrumentos para frenar estas conductas. Después se verá cuál es la mejor herramienta.
--¿Cuál es el peligro que pueda hace fracasar al CES?
--Por más que uno le ponga un cerco al gallinero, el zorro siempre anda dando vueltas. Entonces, creo que el compromiso tiene que ser mayúsculo y a partir de ahí construir. Por eso digo que no comienzo por las dudas y los peligros sino pongo por delante la capacidad que tiene el pueblo argentino, sus referentes sociales y sindicales, empresarios, académicos, religiosos, más el Estado y quien gobierna, entonces los peligros se minimizan.
Las paritarias
--Ya comenzaron las negociaciones paritarias. ¿Qué expectativas tiene?
--La paritaria es el diálogo social primario donde se expresa la puja distributiva y eso es legítimo. Creo que todo este último tiempo no hubo conflictividad social ni grandes conflictos gremiales, sí creo que cuando llegue el momento de recomponer estas discusiones salariales puede haber algún problema pero es parte del desarrollo. No es lo que uno aspira sino siempre a tener un desarrollo tranquilo y obtener el mejor salario que se pueda pero la puja distributiva puede provocar algún conflicto, algunas medidas.
--¿Estas medidas serán sectoriales o hay riesgo de paro general?
--No, no hay margen para una medida de la central obrera porque las políticas las podemos discutir con el Poder Ejecutivo. Seguro que después habrán sectores que tienen más o menos dificultades para resolver sus cuestiones internas pero globalmente uno apuesta a determinadas políticas que se vienen dando como es el CES, dar respuesta al tema de ganancias. Ahora, el rumbo del país no achica ni excluye sino que es contrario a los cuatro años del gobierno anterior. Es un rumbo hacia un país que busca crecer e incluir. Lo importante es que las paritarias continúan funcionando a pesar de la pandemia. Que tengamos a la mayoría de las compañeras y compañeros dentro de las empresas y éstas funcionando, que haya existido el IFE y que a ningún habitante del país le haya faltado la asistencia médica, eso hay que valorarlo.