A dos días de la visita del Papa Francisco a Irak, al menos diez cohetes fueron disparados contra una base militar en la que hay desplegados soldados estadounidenses. Como producto del ataque a la base de Ain al Assad, en la provincia iraquí de Al Anbar, un contratista civil murió de un ataque cardíaco. Hasta el momento ningún grupo ha reivindicado la acción. A pesar del riesgo, el sumo pontífice confirmó que su histórico viaje al país asiático sigue en pie asegurando que "Irak no puede esperar".

El coronel Wayne Marotto, vocero de la coalición que lucha contra el terrorista Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, informó a través de su cuenta de Twitter que el ataque tuvo lugar a las 7:20 hs de la mañana y "las fuerzas de seguridad iraquíes están llevando a cabo una investigación" al respecto. Estados Unidos atribuye las agresiones a milicias chiítas pro-iraníes en el este de Siria.

Por su parte la célula de comunicación de seguridad del gobierno iraquí aseguró en un comunicado que no hubo "pérdidas significativas" y que se habían encontrado las plataformas de lanzamiento de tres de los proyectiles. Se habrían disparado desde un pueblo cercano a la base, y según fuentes de seguridad occidentales eran cohetes de fabricación iraní y más potentes que los usados recientemente.

Irán y Estados Unidos, enemigos acérrimos, están presentes directa o indirectamente en Irak. Estados Unidos lidera la coalición internacional antiyihadista que lucha contra el EI y tiene en este momento 2.500 militares en el país. Irán cuenta con el apoyo del Hashd al-Shaabi, una poderosa coalición paramilitar integrada en el Estado iraquí.

La base de Ain al Assad fue objeto el año pasado de un ataque con misiles por parte de Irán en respuesta al asesinato del comandante en jefe de la Guardia Revolucionaria, Qasem Soleimani, en un bombardeo estadounidense en el aeropuerto de Bagdad. Irak vivía un periodo de calma relativa a partir de octubre, cuando se anunció una tregua de las facciones proiraníes después de la amenaza estadounidense de retirar todos sus soldados y diplomáticos del país. Pero recientemente los ataques se reanudaron.

En febrero, varios cohetes cayeron cerca de la embajada estadounidense en Bagdad. Otros proyectiles fueron lanzados contra la base militar que alberga a tropas de la coalición en el aeropuerto de Erbil, la capital del Kurdistán iraquí. Dos personas fallecieron en ese ataque, entre ellas un civil extranjero que trabajaba para la coalición.

Como respuesta, Estados Unidos llevó a cabo ataques contra milicias proiraníes en el este de Siria en los que murieron al menos 22 combatientes. Fue la primera operación militar del gobierno del presidente Joe Biden.

El histórico viaje de Francisco 

Durante su visita, que comienza en Bagdad este viernes, el Papa no podrá mezclarse entre la gente ni disfrutar del contacto directo con los fieles, por razones de seguridad y también como medida de precaución debido a la pandemia. Irak parece estar atravesando una segunda ola de covid-19, y este miércoles registró más de 5.100 nuevos casos pese a las restricciones sanitarias, un récord para el país. Como medida de precaución se decretará un confinamiento nacional durante toda la visita del Papa, del 5 al 8 de marzo.

"Pasado mañana, Dios mediante, iré a Irak para una peregrinación de tres días. Hace mucho tiempo que quiero encontrarme con ese pueblo que ha sufrido tanto, encontrar a esa Iglesia mártir", planteó Francisco en relación a la persecución que sufrieron los cristianos iraquíes desde inicios del siglo XXI, que según estimaciones del Vaticano redujo su número de cerca de 1,2 millones a 300 mil. 

Durante su audiencia semanal desde el Palacio Apostólico, Francisco aseguró: "Irak no puede esperar. Esperaba a Juan Pablo II y se le prohibió ir. No se puede desilusionar a un pueblo la segunda vez". El Papa recordó luego que "en la tierra de Abraham, junto a otros líderes religiosos, haremos otro paso adelante en la fraternidad entre los creyentes", en referencia al encuentro interreligioso que encabezará el sábado en las ruinas de la antigua ciudad de Ur, en el sur de Irak. En ese marco, el Papa convocó a los fieles a acompañar "con la oración este viaje apostólico, para que pueda desarrollarse de la mejor manera".

Cabe recordar que Juan Pablo II había intentado en varias ocasiones viajar a Irak, pero en un principio incluso Estados Unidos intento disuadirlo y al final el viaje no se realizó por la oposición de Saddam Hussein. Francisco quiere llevar su cercanía a los cristianos, brutalmente perseguidos desde hace años en el país y sobre todo durante la invasión del EI. Además, el viaje servirá a dar un paso más en las relaciones con el islam, ya que está previsto un histórico encuentro con la máxima autoridad chiita, el ayatolah Ali Al Sistani, en la ciudad sagrada de Nayaf. 

El primer ministro iraquí, Mustafa al Kazemi, advirtió este miércoles que la visita "histórica" de Francisco a Irak pondrá al país en el "camino de la estabilidad, desarrollo y prosperidad" pese a los continuos ataques contra instalaciones civiles y militares. Además, al Kazemi indicó que el evento "reforzará el simbolismo internacional e ideológico del país".