Treinta y tres trabajadores del Frente de Organizaciones en Lucha del programa Veredas Limpias acamparon frente al ministerio de Hacienda de la Ciudad de Buenos Aires y trasladaron la protesta al Obelisco luego de haber sido despedidos. “Trabajan desde hace ocho años, cobran 15 mil pesos. El gobierno de la Ciudad acaba de comunicarnos que los deja sin empleo en la pandemia”, contó Sebastián Zubizarreta, vocero del Frente de Organicaciones en Lucha (FOL) sobre los motivos por los que pasaron la noche en la esquina de Diagonal Norte y Rivadavia, con una pancarta que reclama “Larreta no dejes a 33 familias sin trabajo”.

Los trabajadores integran una cuadrilla de limpieza y mantenimiento del espacio público de uno de los programas de empleo de mayor tamaño de la Ciudad. El programa tiene 2500 contratados y muchos de ellos son integrantes de movimientos sociales, organizados en cooperativas. En este caso, el gobierno porteño sacó del programa a todos los integrantes del FOL. 

“Los contratos son anuales, vencen el 31 de diciembre. Este año habíamos tenido reuniones, pero no nos convocaron a firmar el nuevo contrato. Llamamos, durante unos días no nos dieron respuestas, nos presentamos en el ministerio y directamente nos atendieron en la calle. Después de hacernos esperar cinco horas una funcionaria que no tiene una responsabilidad política importante nos comunicó que la Ciudad no iba a firmar el nuevo contrato, sin explicaciones, pero con una alusión vaga a que nuestra organización hace movilizaciones, a que es una organización que ‘ejerce presiones’. Porque nosotros siempre hemos peleado por mejorar las condiciones del programa”, agregó Zubizarreta.

Entre las razones por las que se han movilizado, el vocero señaló que el salario social de 15 mil pesos está siendo pagado por la Ciudad entre el 25 y 30 de cada mes, con casi un mes de retraso.

La mayoría de los trabajadores de la cooperativa son mujeres. Por la mañana, con el apoyo de otros movimientos sociales de izquierda, como el MTD Aníbal Verón y el Frente Darío Santillan, cortaron la calle, en demanda de ser atendidos por la ministra de Desarrollo Social, María Migliore.

Desde el Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de Ciudad dijeron a este diario que no están finalizando el programa Veredas Limpias. Que los convenios del programa van a mantener el plazo de 12 meses y tendrán un aumento del 10%.

Agregaron que  desde fines del año pasado vienen trabajando para darle un enfoque productivo al programa y dialogando con las organizaciones que forman parte del mismo. "Lo que les planteamos fue que un porcentaje de la nómina de trabajadores pase a trabajar en proyectos productivos. Convocamos a cada organización para empezar a identificar esos proyectos, ofreciéndoles también desembolsos de capital por única vez para acompañarlos. Tuvimos varias reuniones en donde plantearon dudas, cuestionamientos y se reformaron algunos puntos. Con todas organizaciones firmamos un convenio. La única que no lo hizo fue un sector disidente del FOL de la Ciudad. Vamos a seguir por el camino del diálogo para llegar a un acuerdo y reconvertir el Programa para que sea una herramienta de desarrollo", sostuvieron. "Hoy, el salario que percibe un compañero cooperativista por su tarea de cuatro horas diarias, de lunes a viernes, es de unos meros 15.000 pesos, lo que nos deja muy lejos de la canasta alimentaria familiar que se encuentra por arriba de los 23.800 pesos para una familia con dos hijos. En este contexto de crisis económica resulta inadmisible que el gobierno de (Horacio Rodríguez) Larreta deje en la calle a tantas familias trabajadoras", remarcó sobre el punto Agustín Figueredo. 

Carolina Mansilla, de 38 años, es una de las desvinculadas. Contó que de los 33 cooperativistas que quedaron sin trabajo, 30 son mujeres. "La tarea que hacemos es limpiar las veredas, siguiendo recorridos fijos. Despegamos papeles de los edificios y postes de la luz, por ejemplo. Igual que muchas de mis compañeras, este trabajo es el único ingreso de la familia". Mansilla agregó que tiene dos hijos y su mamá a cargo. Para sostenerse, recurren a un comedor popular y a un merendero.