Ficciones, realidades y alucinaciones. Cuatro largometrajes de la Competencia Internacional del 22° Bafici –en una sección remozada que desde ahora también incluye cortos y mediometrajes– que describen trayectorias personales y colectivas, absolutamente ciertas o míticas, a partir de dispositivos cinematográficos que no podrían ser más disímiles. Lo de siempre, por suerte: la diversidad hace al cine. Presentada en calidad de estreno internacional (sólo tuvo exhibiciones previas en su país de origen, Corea del Sur) Self-portrait 2020 es el más largo de los largos de la selección de este año, un viaje inmersivo de 168 minutos en los márgenes humanos de la ciudad de Seúl. El segundo esfuerzo del realizador Lee Dong-woo es también el registro de una película que nunca será, reflejo de otra que nació hace dos décadas. Documental orgullosamente desprolijo, casi punk en su registro casual y actitud expansiva, Lee retrata su relación con Lee Sang-yul, un hombre de cincuenta y tantos años que vive en las calles (a veces el dinero del estado le permite alquilar un pequeño monoambiente), aquejado por el alcoholismo y una serie de problemas mentales.

Cuando Sang-yul está sobrio, su interés por el arte en general ocupa la conversación. También el recuerdo de Self-portrait 2000, el cortometraje que dirigió dos décadas atrás y que fue invitado a varios festivales, incluido el de Venecia, del cual se intercalan varias escenas. Dong-woo se encuentra y desencuentra con su amigo a lo largo de dos años. A veces resulta imposible encontrarlo, ni siquiera con la ayuda de los sin techo con los que suele pasar el rato: su tendencia a consumir comida y soju y no pagar la cuenta lo ha llevado más de una vez a la cárcel. Con el correr de los minutos de un film que va construyendo interés lentamente, queda claro que el Lee documentalista observa al Lee que quiso y no pudo ser cineasta como si se tratara de un espejo. “Andá a hacer un poco de plata, pedazo de mierda”, dice Sang-yul que le dijo su hija, a quien no ve desde hace añares. El protagonista habla del guion de una nueva película, pero en su mirada perdida y andar zigzagueante se advierten los signos de otra derrota inminente. No hay miserabilismo ni ansias sociológicas en Self-portrait 2020, apenas la intención de respetar a un hombre que tal vez haya perdido su sombra pero no así los deseos.

Cuando el Olimpo choca con la pampa, segunda película de Sol Miraglia y Hugo Manso luego de Foto Estudio Luisita, entrega un formato documental más tradicional, aunque este retrato del artista plástico Ricardo Cinalli –santafesino radicado en Londres desde los años '70– incluye más de una secuencia expresiva, atada no tanto a la realidad como a la subjetividad del retratado. Pintor de cuadros de tamaños “normales” y muralista, Cinalli se apropia de los cuerpos humanos en su arte para intentar una posible relectura de lo apolíneo y lo dionisíaco, de la Antigua Grecia al Renacimiento y más allá. Y la cámara de los realizadores lo sigue en su práctica creativa cotidiana, en un viejo departamento de varios pisos donde el eclecticismo abigarrado de los objetos adquiere una potencia inusitada. Las imágenes de archivo de sus primeras exhibiciones de envergadura se chocan con un presente en el cual varias de sus pinturas de gran tamaño son eliminadas para dar “paso a la modernidad”, o se ven aquejadas por la inclemencia de la humedad y la falta de cuidados. Un viaje al pueblo natal vuelve a ponerlo frente a frente con su origen, lejos de las cenas tardías con amigos en su refugio londinense. La película de Miraglia y Manso no logra iluminar del todo la compleja silueta de Cinalli, horadando apenas la superficie, aunque sí transmite una sensación concreta e ineludible. El paso del tiempo todo lo cambia: el arte, la ciudad, el cuerpo, la vida.

El juego que propone Jesus Shows You the Way to the Highway excede lo “bizarro”.

Las dos películas previas del español Miguel Llansó, el cortometraje Chigger Ale y el largo Crumbs, se presentaron en ediciones previas del Bafici. Jesus Shows You the Way to the Highway continúa explorando las mismas vetas alucinadas de esa producción previa. Los títulos de apertura imitan el tedioso proceso de carga de un videojuego de la era dorada de la ZX Spectrum y la Commodore 64, reconvertido aquí en una simulación de realidad virtual a cargo de la CIA. Parodiando el eurotrash de los años '70, las series superheroicas de la década anterior y las películas de kung fu (entre otra docena de referencias culturales, incluidos los relatos de espías), Llansó construye un relato disparatado en el cual un grupo de soviéticos, encabezado por un hombre con máscara de Stalin, intenta destruir el universo virtual con un potente virus. Es la misión del agente D.T. Gagano, interpretado por el actor etíope Daniel Tadesse Gagano (con o sin la máscara de Richard Pryor que protege su identidad), destruir a los enemigos sin quedar varado en ese mundo de apariencia real. Animación stop motion, hombres disfrazados de insectos gigantes, luchas de monjes y hasta el presidente de un país disfrazado de Batman. El juego que propone la película deja chiquita, chiquita a esa categoría local mal usada y abusada: lo “bizarro”.

Igualmente extrañada y extrema, la nueva colaboración del legendario director alemán Alexander Kluge y el filipino Khavn de la Cruz retoma el mito de Orfeo y Eurídice y transforma al enamorado masculino en la Orphea del título. La encargada de darle vida (o vidas) a la protagonista es la alemana Lilith Stangenberg, modelo y actriz de alto perfil (participó en films recientes como Wild, de Nicolette Krebitz, y I Was at Home, But…, de Angela Schanelec) que aquí se entrega a las performances más demandantes, desde la lectura en lip sync de viejos textos griegos a la participación como cantante de fragmentos de ópera y canciones populares. ¡En inglés, alemán, ruso, italiano y filipino! Formalmente, Orphea tiene puntos de contacto con los trabajos televisivos que Kluge viene desarrollando desde los años '90 –uso del chroma key intensivo, recortes de diarios, fotografías e imágenes de diverso origen, textos en pantalla escritos en diferentes tipografías y colores–, pero el desarrollo de la clásica trama lleva a ambos realizadores a reinventar el musical, tanto en su vertiente más teatral como en el formato de videoclip. Los temas de la película recorren la mitología, pero también la Segunda Guerra Mundial y el drama contemporáneo de la inmigración en Europa, cuestiones muy cercanas al interés del director de Trabajo ocasional de una esclava doméstica y El capital. Atención: Orphea es un hueso duro de roer y la sensación de salto sin red puede convocar las sensaciones más diversas, de la extrañeza a la sorpresa y también el tedio. Lo que resulta indudable es la libertad absoluta de Khavn y Kluge, quien a los 89 sigue haciendo lo que quiere, sin pedirle permiso ni disculpas a nadie.

Self-portrait 2020 se exhibe el sábado 20 a las 14 en El Cultural San Martín 2 y online hasta mañana domingo inclusive.

Jesus Shows You the Way to the Highway está disponible online hasta el domingo 21.

Cuando el Olimpo choca con la pampa se exhibe el domingo 21 a las 15.55 en el Museo Enrique Larreta y el viernes 26 a las 21.10 en Casa Brandon. Disponible online hasta el lunes inclusive.

Orphea se exhibirá el martes 23 a las 18.30 en Quetren Quetren (disponible desde ese día a las 19 online) y el sábado 27 a las 16.30 en la Sala Leopoldo Lugones.

Funciones online en https://vivamoscultura.buenosaires.gob.ar/