La frase "En este mundo peligroso tenemos que estar juntos", de El magnetismo, ya es parte de un mantra colectivo que se va expandiendo y parece cobrar cada vez más sentido. Publicada en 2012, la canción de El mató a un policía motorizado hoy funciona a muchos niveles. Y en este caso abre La bitácora del sur, el documental del chileno Omar Díaz sobre el indie sudamericano, que se estrena hoy en el BAFICI. El magnetismo avisa que veremos algo que nos une.

"En 2017 empecé a conocer algunas bandas en Chile que se estaban organizando de forma local y, cuando me les acerqué para entrevistarlas, me di cuenta de que sus grandes referentes e inspiraciones no eran bandas estadounidenses o inglesas, si no otras bandas latinoamericanas con quienes estaban en contacto y ya tenían redes de colaboración", cuenta el director. La curiosidad hizo que se acercara a aquella comunidad de artistas para conocerla en profundidad, y para ello viajó en busca de testimonios a Perú, Argentina, Uruguay y Chile.

Un CD suena en el estéreo de un auto que llega a La Plata y eso, aunque parezca algo superfluo, marca uno de los logros del indie: tener en sus manos el disco físico. Así empieza este cuaderno de viaje del director. "La libertad que sentimos siendo una banda independiente, no sé si estamos dispuestos a negociarla", decía María Zamtlefjer, cuando aún era parte de Las Ligas Menores.

Y sigue Santiago Motorizado, que habla de los inicios de El Mató en 2003, luego de la crisis de 2001, marca también la eliminación del Mundial de 2002 en primera ronda y, posteriormente, el vacío que dejó Cromañón, como hitos relevantes a la hora de pensar en la autogestión como forma de moverse en el rock. "No había nada que nos represente, y empezamos a buscar una escena", dice Santiago.

De cada pueblo un indie

El documental tiene varios puntos en los que se hace hincapié en la independencia como forma de concebir la música y, por qué no, la vida. "Me gusta mucho cómo se organizan. Para ellos la autogestión es una herramienta clave que les ayuda a crear comunidades e instancias en las que el acceso para nuevos proyectos musicales es mucho más libre y horizontal", explica Díaz.

En el viaje a Perú llega una mirada un poco más analítica de lo que pasa en la región: Hernando Suárez, de Gomas, compara el indie chileno con el peruano y alude a la extensión y la naturaleza de Chile, y también a su acento melodioso, que vuelve dulces las melodías de su pop. En cambio, dice que en Perú la escena está más contaminada del punk.

Y a esto apunta también Omar: "Lo que más me llamó la atención fueron las herencias que tiene cada escena y cómo eso refleja su identidad. Por ejemplo, el indie en Perú tiene una influencia muy fuerte de corrientes del punk que hubo a fines de los '90 y eso lo hace más estruendoso. El de Uruguay, por el contrario, es mucho más tranquilo y melancólico por el estilo de vida más calmado que tienen allá".

¿Y el de Argentina? "Tiene un estilo más guitarrero por la influencia muy fuerte del rock and roll, de los Rolling Stones o de Los Ramones. Creo que, al final, lo interesante es poder comparar y ver qué tanto se parecen y diferencian las escenas según sus culturas", señala el director.

Tenemos que estar juntos

JF Rubilar, de Medio Hermano y La Reina Morsa, enumera cds y recuerdos de toques en Perú. Muestra fanzines, compilados de canciones, trofeos del indie, y habla de un cariz principal de toda canción: la lírica. "Creo que un aspecto fundamental que une al indie chileno es la poesía chilena, que tiene un ADN propio y es muy melancólica, con autores como Vicente Huidobro o Gabriela Mistral. Además, geográficamente estamos aislados; y la dictadura dejó un borrón cultural tan grande que vino después a suplirse como una explosión cosmopolita gigante. Si escuchas a la primera Javiera Mena, el primer Gepe, que era muy folclórico, hay una suerte de lamento con un júbilo medio irónico."

Durante dos años, Díaz estuvo viajando por estos cuatro países. La metodología casi que fue la de un mochilero. Se contactó con los músicos, quienes lo recibieron y hospedaron o lo encaminaron hacia el siguiente destino. Se sumaron a ese viaje Bestia Bebé, 107 Faunos, Niños del Cerro, Juan Gris, Suerte Campeón, Julen y la Gente Sola, Carmen San Diego y Mux. "Todo, en gran parte, fue gracias al apoyo inmenso por parte de las bandas. Afortunadamente, todo el proceso de producción del documental se dio bien de forma colaborativa y autogestionada al igual que la escena que busca retratar."

La bitácora del sur muestra un viaje y, como en toda migración, habrá descubrimiento, amigos y amigas de la ruta, despertarse en un lugar nuevo, empaparse de otra cultura. Ése parecería ser el espíritu del director, que enciende la cámara en un ensayo, en una guitarreada en un living o en un viaje en auto, atestado de músicos yendo al recital. Juntxs, en un mundo peligroso.