Los fiscales de la Unidad AMIA pidieron ayer al FBI y a la Food & Drugs Administration (FDA) información sobre un pequeño pedazo de tela, que aparentemente estuvo incrustado en un amortiguador de la camioneta que estalló frente a la mutual judía en 1994. Un equipo del FBI vino a la Argentina en 1997 para asesorar en la investigación y en el informe que entregó poco tiempo después señaló la existencia de ese pequeño pedazo de tela denim, tal vez correspondiente a un pantalón. Los fiscales reclaman saber qué ocurrió con ese trozo de género y cuáles fueron los resultados de los estudios que se hicieron en Estados Unidos. Un periodista del New Yorker, Dexter Filkins, vino a la Argentina a entrevistar a Cristina Kirchner en 2015 y en su posterior nota –a partir de otras entrevistas– reveló que un agente del FBI, James Bernazzani, le contó que efectivamente tienen ese pedazo de tela y lo utilizaron para hacer un ADN en el que supuestamente se identificó a Ibrahim Berro, sindicado como el suicida por Alberto Nisman. Nada de esto consta en la causa y ahora los fiscales reclaman que las dos agencias norteamericanas desclasifiquen la información y, por supuesto, que devuelvan la evidencia. 

Después de la muerte de Nisman, la fiscalía AMIA fue asumida por un equipo en el que actualmente están los fiscales Roberto Salum, Leonardo Filippini y Santiago Eyherabide. Ese equipo pidió asistencia a la Cancillería para que, a través de la agregaduría Jurídica de la embajada en Estados Unidos se tramite el pedido de información al FBI y a la FDA, las dos agencias que en su momento realizaban los estudios de ADN.

Durante la visita de Bill Clinton a la Argentina, en 1997, hubo una reunión de su esposa, Hillary, con los familiares de las víctimas de atentado. Hillary prometió asistencia norteamericana. Poco después llegó a la Argentina un equipo del FBI que leyó el expediente, visitó un galpón de la Policía Federal en el que estaban los restos de la Trafic que se usó en el atentado y estuvo también en el predio de la AMIA. En 1998, el FBI entregó un informe oficial de unas 30 páginas: los norteamericanos señalaron por escrito que en su visita al galpón vieron que en un amortiguador totalmente maltrecho había pedazos de carne y de tela de jean. Ese trozo se lo llevaron a Estados Unidos para su análisis. La versión coincide con lo señalado por el periodista del New Yorker. 

Sin embargo, en la causa judicial no hay ningún recibo, ningún documento por el que se atestigüe que se llevaron la tela. Y menos todavía hay informes sobre los resultados de los estudios. Tampoco está acreditado lo que señala Filkins, es decir que se usó la tela para identificar al supuesto suicida Ibrahím Berro. En realidad, Nisman viajó a Estados Unidos, le tomó declaración a los dos hermanos de Berro, Hassan y Abass, que viven en Detroit, y volvió diciendo que ellos confirmaron que Ibrahim fue el suicida. Lo cierto es que en la declaración judicial de los hermanos dice todo lo contrario: niegan que Ibrahim haya tenido que ver con el atentado y dicen que murió combatiendo en el sur de El Líbano. 

El escrito de los fiscales surge la idea de que hubo una investigación norteamericana a escondidas, de la que no hay constancias. El planteo de la Unidad es aclarar las cosas de una vez por todas. 

Los fiscales de la Unidad ya lograron identificar al muerto 85 del atentado, Augusto Jesús, con lo que se reveló una de las incógnitas más insólitas después de más de dos décadas de investigación. También encontraron una bolsa con esquirlas sacadas de los cuerpos de las víctimas y, mediante estudios de barrido electrónico de rayos X, demostraron que se correspondían con una camioneta Trafic cuyos restos se detectaron en el predio de la calle Pasteur. Hoy por hoy siguen intentando avanzar en base a toda la documentación que hay en la ex SIDE, en las cuestiones abandonadas de la causa judicial y trabajan en una especie de reconstrucción en la que se intentará situar a cada víctima en el lugar en que estaba en la mañana del 18 de julio de 1994. La cuestión del suicida es clave  –aún después de casi 23 años– ya que hasta ahora no hay ninguna confirmación real. 

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