Desde Lima

Este domingo, en medio de la grave crisis por la pandemia del coronavirus que en estos días alcanza su peor momento en el país, los peruanos van a las urnas. Elegirán un nuevo presidente entre dieciocho candidatos y un Congreso unicameral para los próximos cinco años. Son elecciones que cierran un convulsionado quinquenio, con cuatro presidentes que se sucedieron en el cargo y el Congreso disuelto. Todo indica que estas elecciones, con un voto muy dividido, prolongará la inestabilidad, con un futuro Ejecutivo sin mayoría parlamentaria y un Congreso atomizado en alrededor de una docena de pequeñas bancadas.

Con una población agobiada por la pandemia y el colapso del precario sistema de salud, y con una clase política muy desacreditada por sucesivos escándalos de corrupción, que alcanzan a seis expresidentes y varios candidatos, hay una fragmentación del voto nunca antes vista. Quienes pelean por el triunfo apenas bordean el diez por ciento.

“En la base de esta fragmentación del voto hay un problema de representación política. Ha habido un desinterés en la campaña por el desinterés que hay por la política y porque la gente está preocupada en cómo pasa el día a día, cómo sobrevive a esta pandemia”, señala Patricia Zárate, del Instituto de Estudios Peruanos.

Con este bajo respaldo a los candidatos, se da por seguro que habrá una segunda vuelta. Pero hay una gran incertidumbre de quiénes pasarían al ballottage. Hay hasta siete candidatos con opción de ocupar esos dos lugares que dan el pase a la instancia decisiva.

De acuerdo a dos sondeos conocidos el jueves, que no se pueden publicar en el país por una prohibición legal para difundir encuestas en la última semana de la campaña, entre el primero y el séptimo lugar hay menos de cuatro puntos de distancia, una diferencia que está dentro del margen de error de los sondeos.

Un simulacro de votación realizado por la encuestadora Ipsos pone en primer lugar a Keiko Fujimori, con 11 por ciento. Nunca antes un candidato había estado primero con tan poco respaldo. Segundo se ubica el dirigente docente Pedro Castillo, de la izquierda radical, con 10,8 por ciento. Es la sorpresa. Tercero está el excongresista Yonhy Lescano, un populista que se mueve entre la centroizquierda en lo económico y la derecha en lo social, con 10,3 por ciento. Luego vienen el veterano economista neoliberal Hernando de Soto, quien fuera asesor de la dictadura de Alberto Fujimori, con 9,7 por ciento; la exlegisladora Verónika Mendoza, una izquierdista moderada candidata de la coalición Juntos por el Perú, con 9 por ciento; el ultraderechista Rafael López Aliaga y el exfutbolista de centroderecha George Forsyth, ambos con 7,4 por ciento. Un 15 por ciento señala que votaría blanco o anulado.

Un simulacro de votación de la encuestadora Datum pone primero a Lescano, con solamente 9,3 por ciento, y segunda a Keiko, con 9 por ciento. Los siguen, López Aliaga (8,9 por ciento), Castillo (8,6), De Soto (7,2), Mendoza (5,6) y Forsyth (5,5). Un 28 por ciento no elige a ningún candidato. Un amplio margen de indecisos que abona a la incertidumbre.

Alfredo Torres, director de Ipsos, asegura que estas elecciones “son las más fragmentadas de la historia”. “Nunca antes hemos llegado a la hora de la elección con tantos candidatos con opción de ganar. Hay siete candidatos en un virtual empate técnico, cualquiera de ellos puede pasar a la segunda vuelta”, dice Torres.

“Ha sido una campaña atípica por la pandemia, con electores que no han podido tener mucho contacto con los candidatos. Hay un elector muy descontento con las opciones que tiene. Todos los candidatos tienen un respaldo muy bajo. Lo que tenemos son mini candidatos”, afirma Urpi Torrado, directora de Datum.

Con las grandes manifestaciones prohibidas por las restricciones debido a la pandemia, esta vez no hubo mítines de cierre de campaña. Los candidatos optaron por hacer caravanas o encuentros sin grandes multitudes.

Verónika Mendoza cerró su campaña en la andina región de Cusco, donde nació. Hizo una ofrenda a la Pachamama y rindió homenaje a Túpac Amaru, líder de la gran revolución indígena contra el dominio español. “Este 11 de abril no solo se trata de elegir un nuevo gobierno, se trata de lograr un verdadero cambio para nuestro pueblo. Convocaré a todas las fuerzas democráticas, honestas, para salir juntos adelante”, fue su mensaje final.

Mendoza venía subiendo y estaba bien colocada para pasar a la segunda vuelta, pero el sorpresivo crecimiento en los últimos días de una candidatura que se ha colocado a su izquierda, la del profesor de escuela rural Pedro Castillo, le ha comenzado a quitar votos en el decisivo tramo final. Castillo viene ganando respaldo especialmente en las zonas andinas y rurales, bastión de la izquierda, lo que lo ha metido en posición expectante en la pelea por pasar a la segunda vuelta. Castillo, ligado a las rondas campesinas, cerró su campaña con un recorrido a caballo por las calles del centro de Lima. Dijo que si es elegido y el Congreso no lo respalda, cerraría el Parlamento. “Gobernaré con el pueblo”, señaló.

A pesar de su descrédito por denuncias de corrupción en su contra -está procesada por lavado de activos- y por la conducta obstruccionista que tuvo su mayoría parlamentaria, lo que originó una grave crisis política, Keiko Fujimori, que cerró su campaña en Lima con una caravana de automóviles, tiene, según las encuestadoras, buenas opciones de pasar a segunda vuelta. Los tropiezos en el tramo final de otros dos candidatos de la derecha que están en la pelea, Hernando de Soto y el extremista Rafael López Aliaga, la favorecen. Sería la tercera ocasión consecutiva que se meta al ballottage. En la dos anteriores, 2011 y 2016, perdió en esa instancia definitiva.

La hija y heredera política del encarcelado exdictador Alberto Fujimori, condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y corrupción, ha perdido mucho del apoyo que tuvo, pero con todos muy abajo esta vez no necesita un gran respaldo para pasar a la segunda vuelta. En esta campaña, Keiko ha reivindicado la figura de su padre, del que se había distanciado en la elección de 2016, y ha amenazado con un gobierno de mano dura y el indulto para su padre. En su última presentación pidió el voto para defender la Constitución heredada de la dictadura fujimorista.

“Como todos quieren enfrentarse a Keiko en segunda vuelta, porque según los sondeos perdería ante todos, ella no ha recibido muchas críticas y ha estado tranquila subiendo de a poco”, indica Torres.

Yonhy Lescano, que hasta hace poco parecía seguro en la segunda vuelta, pero ahora la tiene complicada, también cerró su campaña con una caravana en Lima. Anunció que de pasar al ballotage no haría alianzas con otras agrupaciones. El exarquero George Forsyth quedó fuera de la cancha en estos días decisivos al caer contagiado por el coronavirus el último domingo.

Llega a su fin la campaña más extraña, reñida e impredecible que se recuerde. Nadie se atreve a pronosticar un resultado.