El delegado regional de la Asociación del Personal Aeronáutico, y titular del gremio en Salta, Juan Pablo Armanino, sostuvo que en aeropuertos y aviones no se corre peligro, ya que son espacios cuidados y controlados y se viene trabajando con protocolos “muy estrictos” y diseñados a nivel mundial, tanto para pasajeros como para los empleados de aeronáutica y resaltó que no han tenido sobresaltos de ningún tipo.

Para el gremialista, no hay evidencia científica de que en un avión se puedan dar contagios, ya que los filtros air pack, que son los que se usan en los aviones, “permiten prácticamente en un 100% darnos una tranquilidad del servicio que brindamos”. Y aclaró que solo se puede dar “algún caso aislado de una persona que haya subido con alguna sintomatología y que no fue debidamente controlada”.

“En nuestra actividad, lo único que nos puede llegar a modificar, limitar o cancelar la actividad aeronáutica es el presidente y los gobernadores de cada provincia dependiendo de cómo se de la pandemia”, esgrimió. Y detalló que si una provincia está atestada de casos, y no garantiza un número de camas en caso de un accidente “lógicamente tendremos que cancelar vuelos”.

También subrayó que no tuvieron graves problemas con pasajeros desde que se restableció el servicio, “y cuando los tuvimos, por algún disruptivo que no sigue las reglas, que están muy claras, directamente no se lo embarca”.

Sin embargo afirmó que cualquier lugar se torna inseguro porque: “Acá no se trata ni de los gobiernos, ni del presidente, acá el problema es la gente”, y sostuvo su argumento en que es un problema cultural y de educación, y que no hay compromiso a nivel social “para comprender que somos nosotros los que vamos a parar o agravar esta realidad que tenemos”.

Armanino contó que controla 160 pasajeros de manera exhaustiva cada vez que se embarca un avión, pero consideró que eso no vale nada “si tengo 600 personas en una fiesta en la esquina que me van a llevar el virus a personas adultas mayores que después terminan abarrotando los hospitales”. Por lo que consideró que como se hace en los aeropuertos se deberían garantizar los cuidados en todos los demás espacios “pero sabemos que no es así y no se respeta”.

A pesar de repetir que son espacios cuidados y con una bajísima probabilidad de contagios, aseguró que no harían “escándalo” si la orden del gobierno nacional o de los gobernadores es la de parar la actividad. “Entendemos que la vida está primero”, expresó, aunque pide esta vez previsibilidad en cuanto al período que deberían paralizar sus tareas, “pero vamos a acompañar todas las medidas como lo hemos hecho”.

El delegado regional de APA resaltó el trabajo de Aerolíneas Argentinas y sus empleados que estuvieron trabajando incesantemente durante toda la pandemia y puntualmente desde que se comenzaron a trasladar las vacunas contra la covid desde China y Rusia, “venimos haciendo un trabajo intachable desde el día siguiente al 20 de marzo del 2020”, dijo el referente aeronáutico.

“La pandemia destruyó la actividad”

Ante la pregunta de este medio sobre cuál es el estado de la actividad en el aeropuerto Martín Miguel de Güemes de Salta, Juan Pablo Armanino fue taxativo “destruida”, contestó. Debido a que se perdieron entre un 70 y un 80% de los vuelos. “Hoy la única empresa que volvió a volar en serio es Aerolíneas”, acotó. Jetsmart tiene un solo vuelo desde Salta a Neuquén cada día de por medio, Latam ya no realiza vuelos de cabotaje en el país, y FlyBondi solo mantiene un avión para todo el país que también realizaba un recorrido día de por medio a Salta, “aunque hace un par de semanas estuvo tres días roto acá y paró toda la programación para el resto”.

El día que más vuelos recibe actualmente el aeropuerto son los domingos, con cinco arribos, y los sábados cuatro, “el resto de los días estamos con tres, cuando yo tenía habitualmente entre 10 y 13 vuelos diarios”, añadió el presidente del gremio. Aerolíneas hoy solo presta servicios a Aeroparque y Córdoba, pero dejó de volar a Mendoza, Iguazú, Rosario, “hemos perdido mucha conectividad que tiene que ver lógicamente con la pandemia”. Esa pérdida de frecuencias generó que los pocos aviones que parten desde el aeropuerto local salgan casi repletos.

Pero lo que más lamentó el referente gremial fue la pérdida de puestos laborales, que lo contabilizó en unos 3.300 entre gente que se quedó sin trabajo en Latam y Andes “que hasta el día de hoy no ha vuelto a volar”. “Son gente que la está pasando muy mal”, indicó.

Los empleados de Andes siguen cobrando los Programas de Recuperación Productiva (Repro), destinado a empresas que tienen facturación con variación interanual negativa, pero que en ningún caso cubre un salario. Sólo en el sector Salud asciende a los $18.000, mientras que los demás ítems son de $9.000 y $12.000. “No cobran un salario completo desde hace más de 18 meses”, manifestó.

Mientras que los ex trabajadores de Latam fueron indemnizados “pero se quedaron en la calle”. Armanino apuntó contra la empresa de capitales chilenos al asegurar “que aprovecharon la pandemia para declarar la quiebra y dejar a todos sin trabajo cuando habían tenido un balance de USD 300 millones”.

Por último, informó que debido a las nuevas medidas de circulación, están reprogramando vuelos para acomodarlos a los horarios fijados por nación para Ciudad Autónoma de Buenos Aires y el área Metropolitana y esperando saber qué provincias se adherirán a lo dispuesto por nación en cuanto a la imposibilidad de circular a partir de las 20.

“Queremos seguir volando, que la gente tenga trabajo y que esto pase pronto, porque ha dejado realmente huellas imborrables en todos nosotros”, finalizó el aeronáutico.