Alberto Fernández anunció el miércoles la suspensión de actividades recreativas, sociales, culturales, deportivas y religiosas en lugares cerrados a partir del viernes, y la alarma volvió a encenderse en el sector cultural. La reapertura de los teatros comenzó en noviembre del año pasado con numerosas reposiciones, aforos reducidos y funciones protocolizadas que ponían el acento en el valor simbólico del arte teatral; a cinco meses de aquel proceso, la situación sanitaria (con un crecimiento acelerado de contagios que esta semana superó los 25 mil casos) demanda nuevas restricciones.

La actividad supo demostrar en estos meses protocolos eficaces y baja tasa de contagios (el centro de testeo habilitado en el Teatro Colón para trabajadores escénicos registró menos del 1% de casos positivos de Covid). Sin embargo, el sector se ve afectado por las medidas debido a la nocturnidad. En un comunicado público, la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales y Musicales (AADET) declaró: “Acatamos las medidas adoptadas para las próximas dos semanas: la actividad se discontinúa en AMBA por el término de 15 días, a partir de mañana viernes 16 y hasta el 30 de abril. Reanudaremos las funciones en AMBA el 1º de mayo, en el rango de horarios habituales de la actividad, reprogramando las funciones de los espectáculos y manteniendo los mismos niveles de cuidado y prevención que hemos aplicado hasta el momento”. Además, se destacó que “los espacios culturales han demostrado NO ser focos de contagio” y que “el teatro y la música en vivo generan miles de puestos de trabajo de toda la comunidad artística gravemente afectada durante estos 13 meses en que la actividad disminuyó en un 80% (teatro) y 95% (música en vivo)”.

Sebastián Blutrach, propietario del Teatro Picadero y asesor de contenidos, programación artística y producción del Teatro Nacional Cervantes, declaró a Página/12: “La situación demandaba medidas en relación a la circulación. No son restricciones a nuestra actividad por ser más o menos segura que las diurnas; nuestra actividad demostró que tiene uno de los protocolos más rígidos y que mejor se cumplen. El sector entiende y acata las medidas ante la emergencia, pero también es importante decir que en estos meses el teatro tuvo una caída del 80%. La actividad abarca a muchos artistas independientes que no tienen otros ingresos más que la realización de su trabajo y un sector semi formal donde las ayudas del Estado tampoco resultan suficientes a pesar del esfuerzo. El teatro es una actividad nocturna y es muy difícil cambiarlo, entonces el cierre es otro golpe fuerte para nuestro sector”.

En el Cervantes acaba de estrenarse Reinas abolladas, escrita por Victoria Varas y dirigida por Azul Lombardía. “Pudimos hacer tres funciones y la actividad quedó suspendida hasta el 1º de mayo. Esto paraliza los ensayos y genera trastornos en la programación, así que estamos reacomodando todos los compromisos, ensayos y actividades en los talleres. Vamos a esperar estos 15 días para ver cómo siguen las resoluciones y determinar si podemos reorganizar o tenemos que cancelar otra vez parte de la programación”, explica Blutrach, y asegura que “es un momento de extrema gravedad en lo sanitario y también en cuanto al cuidado del tejido de las artes escénicas". "Esperemos que las medidas sean eficientes y se pueda retomar, o buscar alternativas para que las restricciones no sean sólo a la noche y se nos permita abrir en días alternativos”, completa.

El productor Carlos Rottemberg, por su parte, expresó: “La actividad teatral y musical acata la medida dispuesta, haciendo algunas salvedades que tienen que ver con ratificar lo que pudimos demostrar en estos cinco meses en relación a cómo los espacios donde se desarrollan nuestras actividades han sido seguros y minimizaron los riesgos de artistas, trabajadores y público. Es importante entender que no hay discusión por parte de las autoridades, quienes incluso han visitado como espectadores las salas donde se desarrollan los espectáculos en vivo. Acatamos la medida, ratificamos el criterio de espacios seguros a partir de la tarea realizada, priorizando la salud y reprogramando todas las salas”.

El circuito independiente es sin dudas uno de los más afectados porque muchos de sus miembros no cuentan con otros ingresos. Liliana Weimer, presidenta de la Asociación Argentina del Teatro Independiente (ARTEI), explica: “Obviamente estamos en una situación muy grave y se entiende la medida. En el caso de los teatros independientes, no habían abierto todos; las reaperturas fueron paulatinas a partir del protocolo definido en noviembre. En ARTEI tenemos 110 salas en CABA y fue un proceso lento para volver a convocar al público. Todo está encadenado a las cooperativas de trabajo de nuestros actores, que no están en su mejor momento. Nuestra actividad fue uno de los rubros más afectados de la economía y venimos heridos. Esto nos vuelve a tirar para atrás pero esperamos que bajen los picos de contagio y se pueda retomar la actividad. Creo que vamos a tener que sentarnos con las autoridades para ver si disponen de algún presupuesto que nos ayude a sobrellevar este momento”.

Ana Laura López, integrante de Espacios Escénicos Autónomos (Escena), explica que el sector de la cultura independiente es amplio, diverso y complejo: “El anuncio suscitó una serie de debates en los que todavía estamos inmersos. Hoy no podría decir cuál es la posición de Escena porque aún estamos debatiéndolo en asambleas, pero tenemos la certeza de que en la cultura independiente no se han producido contagios significativos y es por eso que reivindicamos su carácter seguro”. López destaca que “la cultura fue el sector que primero cerró y el último en volver”, y contextualiza el debate: por un lado, identifica los protocolos como una conquista clave pero señala que –por las dimensiones de los espacios que integran el colectivo– no siempre son viables los proyectos en términos económicos. Por otra parte, señala la ausencia de ayudas económicas extraordinarias por parte del gobierno de la Ciudad: “A excepción de un único caso vehiculizado por Proteatro que no alcanzó a cubrir todo el espectro, no se inyectaron otras ayudas y los tiempos burocráticos se hicieron más lentos. En el caso de Nación sí sentimos que tuvimos más apoyo, a pesar de que siempre resulta insuficiente y se sigue la lógica de lo concursable. Nuestro pedido siempre es la declaración de emergencia cultural en Ciudad y a nivel nacional, para que se contemple el sector en todas sus complejidades”.

López aclara que los reclamos “no significan que no exista una comprensión solidaria de la situación en la que se encuentra el país con la cantidad de contagios". "Hay una preocupación muy fuerte y siempre estamos tirando para el mismo lado, pero cuando ya cerraron físicamente el 25% de los espacios de Escena, aparece el temor de que esto se profundice”, asegura. Todos coinciden en la preocupación ante la situación sanitaria y en el carácter seguro de la actividad bajo protocolos, pero por ahora el panorama sigue en suspensión hasta conocer nuevas resoluciones.