Hará cosa de dos meses, causó cólera en mucha gente que la cantante y compositora Phoebe Bridgers, autora de los discos Stranger in the Alps y Punisher, osara cerrar su performance en el programa Saturday Night Live intentando hacer añicos su guitarra -una Danelectro Dano ’56- contra un amplificador. ¡Ardió Troya!, o sea internet, multiplicándose los tuits que machacaban a la muchacha en tono condescendiente, descalificando el gesto por entenderlo “inapropiado”, “decadente”, “excesivo”. O “patético”, en palabras del histórico guitarrista David Crosby, otro en sumarse al bando detractor. Cayó en oídos sordos que la artista californiana explicase que contaba con el okey de la marca (hasta le desearon buena suerte al son de “es tan resistente que la vas a necesitar”), dijese que ni siquiera era tan cara (“apenas unos 85 dólares”), comentase que el amplificador era de utilería (se lo proveyó SNL para el artificio).

“Fue un final más que apropiado para la canción que interpretaba, un folk-rock tan apocalípticamente intenso como I Know the End”, defendió a Bridgers la revista Rolling Stone de Estados Unidos, pronta a señalar la hipocresía detrás de las críticas: ¿Por qué se juzgaba con tanta furia que una chica rompiera una guitarra cuando el gesto es parte de una larga tradición rockera, esencialmente masculina, vastamente festejada, con exponentes como Pete Townshend, Jimi Hendrix o Kurt Cubain a la cabeza? Para colmo, a pesar de los reiterados embistes, el instrumento de la discordia quedó bastante entero; en el mejor de casos, lo que hizo Bridgers fue corroborar que la Danelectro Dano efectivamente era durita.

Pues, después de remover el tóxico avispero, la susodicha guitarra ha vuelto a ser noticia por auspiciosa razón. En la reciente edición de los GLAAD Music Awards, se subastó el maltrecho instrumento, donado por la joven (nominada, dicho sea de paso, como artista revelación). Y hete aquí la cuestión: puja va, puja viene, acabó vendiéndose por… más de 100 mil dólares. “De ser una actuación muy comentada, se ha convertido en un acto de retribución a la comunidad LGBTQ+”, declaró Anthony Ramos, de la organización Gay & Lesbian Alliance Against Defamation, chocho de contento por el inesperado monto recaudado por el ítem, que se destinará al trabajo de GLAAD contra la discriminación.