Un lunes, junto con el comienzo de semana, la Sra. P. hubo de salir a buscar apoyo. Para ello debía recorrer el camino inverso, a fin de transitar el recorrido que la había traído hasta allí y que para ella era su vida "normal".

Por su parte, el analista que la esperaba, lector atento de Freud y, a su vez, analizado y supervisado por otros analistas, no podía dejar de preguntarse (y no lograba responderse): "¿cómo es una sesión psicoanalítica en el que el trabajo de analizarse vale la pena?".

Mientras recibía a la Sra. P., el analista pensaba que de lo que estaba seguro era de que los síntomas de su paciente debían ser "psicológicos" (neurosis histérica, neurosis obsesiva, neurosis compulsiva, etc.) y no "psiquiátricos" (alucinaciones, paranoias, etc.) para que el trabajo valiera la pena.

Al poco tiempo de recibir a la Sra. P., el analista dudó entre "histeria" y "paranoia" al momento de diagnosticar, mientras ella gritaba quejándose de que su pareja la había abandonado.

"Nunca va a encontrar alguien como yo", decía sollozando la Sra. P. "Y yo nunca voy a encontrar alguien así: tan bueno y, al mismo tiempo, tan malo", agregaba. "¿Va a poder encontrar alguien que lo quiera como yo?", continuaba preguntándose. Luego, experimentó un silencio prolongado con algún sollozo más.

"Si es tan bueno, ¿va a volver, cree Ud.?”, retomó la palabra la Sra. P. El analista le recordó que también había dicho que, "al mismo tiempo", era "malo". "¡No me diga eso!", profirió ella.

"¿Cómo asegurarse de que va a volver?", preguntó ahora la Sra. P., para luego finalizar reclamando: "Si Ud. me lo dice, le creo, Ud. sabe más que yo", aunque ya había demostrado no creer ni confiar en lo que decía.

La pregunta seguía sin respuesta. Continuaba sin lograr responderse.

Juan Carlos Nocetti es psicoanalista.