Su nombre sonó como ministra de Justicia de la Nación, y la posibilidad significó una esperanza en una reforma judicial feminista que fue una de las banderas del último 8 de marzo. Marisa Herrera participó en la redacción del actual Código Civil de la Nación, y se la definió como "una pieza fundamental" en la parte de familia. "Es una obligación nuestra seguir luchando estos temas. El movimiento feminista tiene un compromiso político profundo de una revisión crítica del poder judicial en clave de género. Hay que dar la lucha. Hasta ahora la hemos perdido siempre, porque es cierto, tenemos un Poder Judicial estructurado en el siglo 19 para las conflictivas del siglo 21. Ahora, la sociedad cada vez se da cuenta más de que no da lo mismo", plantea en una entrevista con Rosario/12 unos minutos antes de comenzar la conferencia “Reformar para transformar el Poder Judicial en clave feminista”, en la Universidad Nacional de Rosario. El mismo día participó en actividades de capacitación de la ley Micaela organizadas por la Secretaría de Estado de Igualdad y Género de la provincia. 

--¿Cómo se puede realizar la reforma judicial feminista que hoy es un reclamo urgente del movimiento? 

--Yo creo que cuando uno habla de una reforma judicial feminista son un montón de acciones en paralelo. No hay una acción principal, son varias, en distintos ejes o variables, en distintos sentidos. Desde la paridad de género, pero que esto signifique más mujeres feministas. Por lo cual, también, a la hora de evaluar los currículums, a la hora de evaluar trayectorias, quienes tienen un compromiso mayor con las cuestiones de género tengan un valor diferente a la hora de evaluar los antecedentes. Incluso, por ejemplo, en el Consejo de la Magistratura, si vos llamás a concurso y no se anota un piso mínimo de un 30 por ciento de mujeres, cerrás el concurso, hacés acciones positivas para que se inscriban más, y ahí recién lo abrís para que realmente se animen, porque las mujeres no se animan a concursar, porque los concursos también fueron siempre algo más de los hombres. 

Ahí tenés alguna pata en materia de concursos, pero también tiene que ver con repensar un diseño institucional más oxigenado, y que eso implique una interpelación en carácter de género. ¿Qué quiero decir con esto? ¿La Corte (Suprema de Justicia de la Nación) tiene tiempos? No ¿la corte rinde cuentas? ¿el poder judicial rinde cuentas? No. Empezar a rendir cuentas también. Qué implica, esto, incluso del Consejo de la Magistratura, que sacó un registro de violencia de género. Distintas medidas que vayan al hueso de un lugar que siempre ha sido cerrado, oscuro. Nunca sabes los tiempos, nunca sabés cómo se decide, no sabés cuándo se va a decidir. Que haya audiencias públicas, que haya más amicus curiae, es decir, presentaciones de amigos del tribunal. Si vos tenés, proponíamos en el consejo consultivo, con la reforma, una agenda de causas mínimas, en la Corte, por ejemplo, a principios de año, cuando abrís el año judicial, tenés que decir cuáles son como mínimo los casos que vas a tratar. Por ejemplo, gestación por sustitución, vivienda, salud, porque así ya vas diciéndole a la sociedad cuáles son los temas que le importan a la Corte este año y ya se preparan las universidades, se preparan las ong, para hacer planteos de amicus, porque les interesa participar en eso. Eso es oxigenar. 

Rendir cuentas

"También por eso proponemos el tema de la oralidad, el cara a cara. Hoy en día, con Youtube, todo debería ser por video, y quién quiera puede entrar perfectamente a ver. Yo no tengo problema en rendir cuentas. Yo como investigadora del Conicet, cada dos años tengo que decir libros que escribí, clases que dí, ideas que tuve. ¿Por qué yo rindo cuentas y el poder judicial no rinde cuentas?. De los tres poderes es el menos democrático, porque el Ejecutivo cada cuatro años va a elecciones, el Legislativo cada dos se renueva parcialmente, y en el Judicial, vos hoy podés concursar, cambió el Código Civil, hay ley de matrimonio igualitario, ley de identidad de género, ley micaela, y si vos querés no hacés nada", plantea Herrera su mirada crítica sobre el actual funcionamiento del poder judicial. 

En la mirada de esta jurista, esa posición de privilegio les da "una idea de que no forman parte del estado". Y retruca: "Ellos son funcionarios públicos también y más todavía, son el garante de los derechos humanos de todas las personas, el garante último. Lo que el ejecutivo no pudo, el legislativo no te dio, porque no tiene la ley, en definitiva, la gente va a la justicia. Entonces me parece una responsabilidad enorme. Esto qué implica. El movimiento feminista vino a discutirlo todo y por suerte se está animando a poner en crisis un poder judicial que no funciona. Y no solamente eso, te dice que esa crisis solamente puede ser saldada, o puede ser realmente repensada, reestructurada y rediseñada si es en clave de género, porque eso forma parte de la democracia y de la columna vertebral de los derechos humanos".

--Siempre subrayamos el valor revolucionario de la ley Micaela, pero a veces da la impresión de que no alcanza...

--Yo creo que nunca una ley alcanza. Ahora, que una ley ponga sobre el escenario que la capacitación en género forma parte de educación cívica, de lo básico y de lo central del compromiso de cada persona con la sociedad, es un punto principal. Después, vos ves si lo hacés así y ponen la cámara en oculto, no están en el zoom y ni siquiera escuchan. Pero el estado tiene responsabilidad en generar espacios académicos y ámbitos de debate para ver qué implica diseñar las políticas públicas como acción positiva en clave de género. Eso me parece fundamental. Esto implica empezar a escuchar otras cosas, otras ideas. ¿Quién hubiera pensado que hoy íbamos a tener ley de aborto, quién hubiera pensado hace unos años que íbamos a tener ley de matrimonio igualitario? Hoy miramos para atrás y hemos hecho un gran avance.  

--Al mismo tiempo, se ve el fenómeno del back lash, estas ofensivas contra las madres protectoras que denuncian abusos, las denuncias contra profesionales que atienden a niñas y niños, y que encuentran eco en Tribunales...

--Forma parte de toda una estructura patriarcal que no podemos desarmar, como también el falso síndrome del SAP. Es toda una misma lógica de una justicia que es tradicional, conservadora, hacia una justicia que justamente pone en crisis todo esto. Entonces, forma parte del mismo paquete, en algún punto. Porque la revisión crítica también tiene que ver con poner en crisis este falso síndrome, pone en crisis cómo cuidamos a los que cuidan, en el sentido de los profesionales, de hecho, no por casualidad, la gran mayoría de casos de licencia psiquiátrica pasan en los juzgados de familia, tienen que ver con esto. Porque el poder judicial nunca fue contenedor de su propia gente, siempre fue muy individualista, no hay una idea de construcción sorora, incluso de los equipos técnicos, de los equipos que trabajan en estos temas, hay una idea de individualidad, porque en realidad los han formado para individualidades. Y justamente el feminismo ha venido a transversalizar con la idea de sororidad y de lo colectivo. Ha sido una idea de una revisión profunda que incluso nos plantea cómo rediseñamos la propia estructura del poder judicial para adentro, que haya más multidisciplina. Porque siempre, en la justicia, los abogados y jueces están allá arriba. Después el trabajador social sigue siendo de cuarta. Hay una idea interna de jerarquía sobre la base de las profesiones, y eso hay que desterrarlo también.

--También se ve jueces que no dicen que están en contra de la ley Micaela, pero después su reacción conservadora es hacer fallos que revinculan a niñas y niños con sus abusadores, por ejemplo... 

 

--Los fallos con perspectiva de género siguen siendo los que resaltamos, porque siguen siendo la minoría. Justamente, la idea es cómo pasar de ser minoría a mayoría. Y esa es la gran transformación, porque todavía no se dan cuenta de que no parten de la idea de desigualdad, tienen una idea de que hay una igualdad, que es ficticia. Hay una desigualdad de género que hay que visibilizar para poder trabajar, si no lo visibilizas, lo tratas como un caso igual a otro, y no advertís la vulnerabilidad de base.