Desde Washington
Durante décadas, la Casa Blanca evitó nombrar como genocidio a la matanza sistemática de armenios y la deportación masiva ocurrida en la segunda década del siglo XX en el Imperio Otomano. Hasta este sábado. En el Día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos, el presidente estadounidense, Joe Biden, sostuvo que el “pueblo estadounidense honra a todos los armenios que perecieron en el genocidio que comenzó hace 106 años” y sumó a Estados Unidos a la lista de 30 países que lo reconocen.
Era una de sus promesas de campaña. Hace un año exactamente, en lo que Estados Unidos conoce como el Día de Conmemoración del Genocidio Armenio, Biden prometió que lo reconocería cuando llegara a la Casa Blanca. Su antecesor Donald Trump había evitado hacerlo y se había limitado a denominarlo “una de las peores atrocidades masivas del siglo XX”. Tampoco Barack Obama, de quien Biden fue vicepresidente, había sido preciso en la palabra. Aunque también lo había prometido mientras aspiraba a la Casa Blanca, el anterior presidente demócrata terminó su segundo mandato con una fórmula similar a la del republicano. “La primera atrocidad masiva”, lo llamó.
Este sábado, Biden marcó un quiebre. “Cada año, este día, recordamos las vidas de todos aquellos que murieron en la era otomana del genocidio armenio y nos volvemos a comprometer a prevenir que tal atrocidad vuelva a ocurrir”, dijo en un comunicado. Se convirtió así en el primer presidente estadounidense en decir oficialmente que la matanza y la deportación masiva de al menos 1,5 millones de armenios, que comenzó el 24 de abril de 1915 en el antiguo Imperio Otomano, fue un genocidio. “Honramos a las víctimas del Meds Yeghern (el término en armenio para referirse al genocidio) para que los horrores de lo que sucedió nunca se pierdan en la historia. Y recordamos para mantenernos por siempre vigilantes ante la influencia corrosiva del odio en todas sus formas”, agrega el documento.
En el comunicado, Biden se refirió también a la diáspora armenia, en especial a la comunidad armenio-estadounidense que vive en el país norteamericano y que durante años escuchó las promesas de reconocimiento de parte de Washington sin conseguir una respuesta efectiva. “Durante décadas, los inmigrantes armenios han enriquecido a los Estados Unidos de incontables formas, pero no han olvidado nunca la trágica historia que trajo a tantos de sus ancestros a nuestras costas. Honramos su historia. Vemos ese dolor. Afirmamos la historia. Hacemos esto no para repartir culpas, pero para asegurarnos de que lo que pasó no se repita nunca”, agregó el mandatario.
Biden también pidió mirar hacia el futuro, hacia “un mundo que no se sostenga por los males diarios de la intolerancia, uno en el que los derechos humanos sean respetados y en el que toda la gente sea capaz de seguir sus vidas con dignidad y seguridad”. Finalizó el comunicado pidiendo renovar la “resolución para prevenir atrocidades futuras en cualquier parte del mundo” y “buscar la sanación y la reconciliación”.
El reconocimiento llegó un día después de la charla telefónica que mantuvo el presidente estadounidense con Recep Tayyip Erdogan, su par de la República de Turquía, el estado sucesor del Imperio Otomano. Según la información que dio a conocer la Casa Blanca sobre la conversación, Biden manifestó su interés en “una relación bilateral constructiva, con áreas expandidas en materia de cooperación y un manejo efectivo de los desacuerdos”. También acordaron tener una reunión en el marco de la cumbre de la OTAN del próximo junio para discutir un amplio abanico de temas regionales y bilaterales.
En el comunicado oficial difundido después de la llamada, la administración no hizo mención a un adelanto de parte de Biden sobre sus planes para reconocer oficialmente el genocidio armenio. Sin embargo, fuentes que tuvieron conocimiento de la llamada dijeron a Associated Press que el mandatario estadounidense sí informó a Erdogan sobre el documento que iba a emitir este sábado.
La larga negativa de Estados Unidos a denominar a la masacre como un genocidio está estrechamente relacionada con el estatus de aliado privilegiado que mantiene Turquía como miembro de la OTAN. El comunicado de este sábado se limita a mencionar las épocas del Imperio Otomano, sin hacer referencia a la actual república. Oficialmente, Ankara reconoce la “trágica experiencia” de los armenios, pero niega el número de víctimas y, sobre todo, rechaza la figura de genocidio.
El comunicado de Biden llegó también después de varios pedidos de miembros del Congreso estadounidense para que el presidente reconociera “clara y directamente” el geonocidio armenio. El mes pasado, 38 senadores le enviaron una carta para que la Casa Blanca usara esa clasificación para los hechos, una demanda que se repitió esta semana.
No es la primera vez que el Congreso toma cartas en el asunto ante la inacción del poder ejecutivo. En 2019, con Trump todavía en el gobierno, el Senado aprobó una declaración en la que reconocía el genocidio. En ese momento, Ankara respondió que la medida ponía “en peligro el futuro de las relaciones bilaterales” y el Departamento de Estado se apresuró a aclarar que la acción parlamentaria no marcaba la política exterior del país.
Esta vez también hubo una respuesta desde Turquía. “No tenemos que aprender nada de nadie sobre nuestro propio pasado. El oportunismo político es la traición más grande a la paz y la justicia. Rechazamos enteramente este comunicado fundado solamente en el populismo”, tuiteó Mevlüt Çavuşoğlu, el ministro de Relaciones Exteriores turco.
Para Armenia, en cambio, el reconocimiento de parte de Estados Unidos es una excelente noticia. “Significa el fin de una larga historia de negacionismo. Para mí, significa que Estados Unidos está del lado de la justicia, de los derechos humanos y, para mí, significa personalmente, que la justicia prevalecerá y que la humanidad prevalecerá”, sostuvo Varuzhan Nersesyan, el embajador armenio en Washington en declaraciones a CNN.