Hace unos días visitó la provincia el investigador del CONICET en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE), Adrián Rovero, promotor del proyecto y que intentará que ese observatorio, que tendrá múltiples propósitos científicos, se instale en el país. Contó que no será fácil competir con Chile, pero que la región y la tecnología ya existente en Altos de Chorrillos, a 30 kilómetros de San Antonio de los Cobres, donde se instalará el observatorio astronómico LLAMA y el experimento QUBIC, lo ubican como un buen competidor.

Si se concreta, será el primero en el hemisferio sur, ya que los otros dos observatorios que utilizan la misma técnica de detección están ubicados en Pico de Orizaba, México (HAWC) y en la provincia de Sichuan, China (LHAASO), este último en construcción.

Rovero mantuvo varias reuniones con miembros del Ejecutivo provincial, como el ministro de Educación, Matías Cánepa; el secretario de Ambiente, Alejandro Aldazabal, y directivos de la Universidad Nacional de Salta. También se encontró con referentes de organismos nacionales, como el director del INTI Salta y los referentes de la Comisión Nacional de Energía Atómica Regional NOA (CNEA-NOA). Y junto al decano de Ciencias Exactas, Daniel Hoyos, y el intendente de San Antonio de los Cobres, Alberto Carral, visitaron el sitio donde instalarán el prototipo que competirá para ser seleccionado.

El proyecto que se encuentra presentando Rovero está vinculado a la creación de un Observatorio de rayos-gamma de gran campo visual en el hemisferio sur. La astronomía gamma, explicó el científico, estudia los fenómenos más energéticos del Universo mediante el registro de los fotones gamma que llegan a la Tierra. “Estos rayos son mucho más energéticos que los fotones del rango óptico, con una frecuencia más alta”, aclaró, y la forma de detectarlos no es con un telescopio como se acostumbra sino que se necesitan cientos de metros cuadrados a una altura determinada (4.700 metros) con un arreglo de detectores dispuestos para poder visualizar las partículas de las cascadas que esos rayos producen en la atmósfera y que llegan a la superficie.

Adrián Rovero.

Según la energía de estos fotones, los instrumentos que los detectan pueden estar montados en satélites o en tierra, como el que quieren instalar aquí, aprovechando la generación de las cascadas de partículas que estos rayos producen al ingresar a la atmósfera terrestre. Si esos rayos llegaran a la superficie de la Tierra, “nos matarían a todos, o al menos no podríamos vivir los seres humanos y en la Tierra habría otro tipo de existencia viva”, desarrolló.

Rovero contó que la astronomía gamma nació como motivación para estudiar rayos cósmicos, que son núcleos atómicos “que vienen del espacio en todas direcciones” y se descubrieron en 1912 por una radiación cargada llamada ionizante en ese momento, “y hasta ahora no se ha podido determinar fehacientemente cuáles son las fuentes de los rayos cósmicos, es decir, dónde se generan esas partículas tan aceleradas”, dijo el investigador, aunque aclaró que hay algunos indicios.

Para ello, el lugar adecuado por su altitud (a más de 4700 metros) y latitud (alrededor de 25° Sur), es donde ya se encuentra emplazado el proyecto conjunto entre Argentina y Brasil, LLAMA. El diseño del observatorio consta de un centro de 320 metros de diámetro, con 5.700 detectores Cherenkov en agua, “básicamente tanques de agua con un sensor sumergido en su interior”, que deben cubrir el 80% del área, más “otros tanques más pequeños dispersos alrededor y que sirven para detectar los rayos gamma más energéticos”.

El proyecto Hawk de México.

“Es mucho volumen de agua pero en una sola vez”, indicó Rovero, y añadió que con el INTI ya estudiaron que se podría obtener del río San Antonio a la altura de la ruta 51, que tiene el suficiente caudal a lo largo del año y que trae agua contaminada para el uso humano por sus altos niveles de arsénico, “agua que prácticamente no se usa para nada”.

“Desde el hemisferio norte no se ve el centro galáctico y los alrededores, donde está la mayor cantidad de fuentes gamma, por eso es mejor que esté en el Sur”, agregó el experto. “Y en Sudáfrica o Australia no hay altitud, por lo que solo queda Sudamérica”. Pero se agrega otro condimento, que la latitud debe rondar el -25, por lo que solo quedan el norte de Chile, el sur de Perú, Bolivia y Argentina, los cuatro países que compiten para lograr obtener este observatorio que lo otorga un grupo de consorcios denominado SWGO, que actualmente lo conforman 53 instituciones de 12 países: Argentina, Alemania, Brasil, Italia, México, Portugal, Reino Unido, República Checa, Estados Unidos, Corea del Sur, Chile y Perú.

El competidor más serio que tiene el país es Chile, que ya ganó una de las pulseadas consiguiendo que se instale allí el CTA (Cherenkov Telescope Array), que consta de otra tecnología, que utiliza cámaras y colectores de luz para detectar esos rayos gamma. “Esa la perdimos en parte porque los cielos son más limpios”, manifestó Rovero, quien aseguró que si se pierde esta oportunidad, el país transcordillerano se quedará con toda la tecnología existente en la temática, “y una vez que se instala no vuelve”.

El consorcio les daba a los participantes tres años para presentar sus proyectos y ese plazo se cumple en 2022, por lo que el año que viene se decidirá dónde se emplaza el observatorio. “Esperamos tener todo preparado alrededor de septiembre en la UNSa para llevar el prototipo a la puna”, adelantó el científico del Conicet.

Para Rovero, doctorado en la Universidad de Buenos Aires, la decisión final pasará por las colaboraciones nacionales, algo que se complica por la crítica situación económica que atraviesa el país, sumado al conocimiento y el desarrollo en el tema que se tenga, en donde la Argentina corre con ventaja, pero también será muy importante que se llegue a instalar el prototipo para demostrar que funciona.

El objetivo es investigar algunas de las interrogantes más apremiantes sobre el Universo. Se observarán rayos gamma que son fotones, partículas de luz billones de veces más energéticos que la luz visible y que permiten explorar los fenómenos más extremos del Universo, buscar los orígenes de los rayos cósmicos de alta energía, y explorar la frontera de la física, buscando partículas de materia obscura y posibles desviaciones de la teoría general de la relatividad de Einstein.

Reactivación económica

Para Adrián Rovero, lograr instalar un centro científico de esas dimensiones junto al de LLAMA, no solo beneficiará a las ciencias, sino que también será bueno para la economía regional, generando trabajo local con los más de USD 54 millones que se prevé destinar para su construcción, y que luego se puede constituir en un atractivo turístico para la región, como sucedió con el Observatorio Pierre Auger, en Malargüe, Mendoza.

“El cambio que sufrió esa localidad es muy notable”, señaló, debido a que la reactivó tras la partida de las petroleras generando un Polo Científico Astronómico en donde se instaló un Centro de Convenciones “que también es cine y donde se hacen las reuniones de Auger dos veces al año y se reúnen más de 150 personas de todo el mundo”. También se construyó un planetario, entre otros atractivos, y se realiza una feria científica para estudiantes de toda la provincia.

De esa manera se aprovecharía el lanzamiento de Salta Ventana al Universo, “que es la base de cualquier proyecto para proveer energía y conectividad”, mientras que el acceso al lugar ya fue construido por el proyecto LLAMA.