Este sábado se realizaron las elecciones para renovar autoridades de un Instituto Provincial de Pueblos Indígenas de Salta (IPPIS) devaluado tras dos años de intervención a su área financiera y con una historia de desmanejo por parte de sus autoridades, y por las intromisiones gubernamentales. Sin embargo, en esta ocasión la renovación despierta esperanzas al menos en algunos pueblos. 

Tanto el Wichí, con su nuevo vocal José Rodriguez, oriundo de Misión Carboncito, ubicada a 30 kilómetros de la localidad de Embarcación, como Enrique Arello, que recibió el apoyo de las organizaciones de mujeres guaraníes. O Faustino Peloc, un referente de la organización Qullamarka, que muchas veces denunció proscripción para participar de las elecciones de autoridades, los tres removieron a sus antecesores y con ellos una lista de denuncias de inacción.

En todos los casos, para lograrlo, debieron recorrer largos caminos y, sobre todo, buscar la unidad con otras comunidades. Como el caso del wichí, quien el sábado en Tartagal obtuvo 70 votos, contra una de sus contrincantes, Marcela Calermo, que se quedó con 36 sufragios.

Rodríguez, que es referente nacional de educación indígena en el CEAPI (Consejo Educativo Autónomo de Participación Indígena) en su comunidad, asegura que lo que lo impulsó para llegar a ser vocal fue ver tantas injusticias e irregularidades en el organismo, “intervenido, y con tantos hermanos con necesidades”.

Contó que comenzó a hablar con otros dirigentes de su pueblo en Tartagal, en donde “ya existía otra estructura del hermano fallecido Indalecio Calermo, y el 65% de esa estructura optó por apoyarme”. Con respecto a las propuestas, dijo que se basan en las necesidades más urgentes que tiene su pueblo, como el mejoramiento de la calidad educativa. “Necesitamos más participación de los docentes wichí”, sostuvo.

Tampoco faltó la salud, y sobre todo con mirada intercultural, “para que puedan hacerse entender y recibir atención adecuada”. Y también contó que seguirá pidiendo desde su lugar para conseguir lugares de formación para los jóvenes, “para que puedan continuar estudiando con formación superior y que tengan un título y un trabajo digno”. “Tenemos un montón de deseos desde la vocalía, esperamos un montón de cosas que creemos podremos conseguir”, concluyó.

Rodríguez reconoció que ya habían conversado con Marcela Calermo, quien será su suplente, pero acordaron que era "muy bueno para las mujeres que se presente".  

Un camino también muy transitado fue el que recorrió Faustino Peloc, vecino de La Huerta, antes de llegar al pueblo de Santa Victoria Oeste e integrante de la organización Qullamarka. Desde hace años Peloc denuncia la proscripción de muchos de sus integrantes. Además, el referente representa desde hace algunos años a la Unión de Comunidades Aborígenes Victoreñas (UCAV).

El Pueblo Kolla tuvo a Miguel Siarez por años en el cargo de vocal, y la Qullamarka, como la Tinkunaku, de Orán, siempre reclamaron mayor participación. Esta vez, lograron arrebatarle la vocalía solo por cuatro votos, 33 a 29. Antes, algunas comunidades como la de San Andrés, habían denunciado irregularidades, entre ellas, que había representantes por su localidad que no habían sido elegidos en asamblea, pero que, sin embargo, fueron reconocidos por las autoridades del Tribunal Electoral, que no son integrantes de los pueblos originarios.

“Nosotros veníamos sufriendo mucha persecución y no nos dejaban participar, pero yo ya desde el 2016 venía insistiendo en que había que participar de las elecciones y presentarse”, añadió el referente kolla. “Ya se habían cansado de luchar los otros compañeros, porque Siarez hacía lo que se le cantaba”, afirmó. Pero, para él, fue regresando de aquellas elecciones que se realizaron en Tartagal, “en la terminal”, que se comenzó a gestar todo. Porque allí comenzaron a delinear la próxima contienda.

“En ese momento y en 2018 el voto se hacía a mano alzada (la elección de los vocales), y ahí él miraba a muchos y cambiaban su voto”, relató. Sin embargo, para esta oportunidad lograron que el voto sea secreto “y ahí cada uno votó más tranquilo”.

Pero para conseguir los votos tuvo que reunirse con todas las comunidades de Santa Victoria Oeste, las de Orán y las de Iruya, “fuimos juntando de a poco, Iruya sabía que 10 podía tener, nosotros teníamos como 25”.

Su principal compromiso es “trabajar con todas las comunidades del Pueblo Kolla, y reorganizar algunas de Los Andes y de Rosario de Lerma, muchas no han participado por esto que sucedía, (el anterior vocal) se aprovechaba de las autoridades, y las que no estaban de acuerdo no las dejaba participar”.

Quien se perfila como presidente, aunque deberá dirimirlo con Osvaldo Araya, del Pueblo Chané, es Cándido “Huayra” Condorí, de la comunidad Diaguita Kalchaki de El Divisadero, en Cafayate. Condorí sucedió a Héctor Fabián, de Las Pailas, en Cachi, pero ambos son de la misma organización de segundo grado, la Unión de Pueblos de la Nación Diaguita Kalchaki de Salta (UPNDS).

“Es una vida con mucho recorrido, desde los 18 años que camino todos los pueblos para hacer oír nuestra voz”, aseveró Condorí, que con 52 años es un referente de su espacio y sostuvo que uno de sus principales objetivos es que se cumplan los tratados internacionales y leyes argentinas para que se respeten los derechos indígenas “y que lleguemos a tener nuestro representantes en los municipios y en las legislaturas”.

“Mi compromiso es seguir fortaleciendo sobre el derecho actual de los territorios de cada una de las comunidades y sus problemáticas”, manifestó el diaguita, y añadió que las necesidades, a pesar de ser peores en otras regiones de la provincia, son las mismas para todos los pueblos, “somos todos hermanos y necesitamos pelear juntos, no solo en Salta, sino en toda la Argentina”.

En breve deberán reunirse los nueve vocales del Consejo Directivo para elegir al próximo presidente del IPPIS, que según lo que dispone la Ley Nº 7.121, que indica mandatos rotativos, saldrá de los diaguitas o los chané.