La muerte volvió a apagar otra luz de la historia política reciente de Santa Fe. Alberto Piccinini murió a los 79 años en Rosario, un hombre clave en la resistencia popular de la región durante los años más bravos del terrorismo de Estado. Protagonista de aquel ensayo de la represión ilegal como lo fue el Villazo del 74, el Pichi –como le decían sus amigos– estaba internado en un geriátrico, aquejado por el mal de Alzheimer, y ya retirado de la lucha a la que le dedicó su vida. 

Murió el miércoles a la noche, como consecuencia de un paro cardiorrespiratorio, pero su deceso se conoció ayer a por la mañana, y de repente su nombre y su gesta colmó las redes sociales a través de numerosos mensajes y recordatorios consternados por la partida de esta figura, que se suma a otras que se fueron hace poco, como el propio Miguel Lifschitz, Héctor Cavallero, Hermes Binner.

Piccinini no fue intendente –murió en Rosario pero su acción transcurrió en Villa Constitución–, ni tampoco gobernador, aunque sí fue candidato a serlo en 1995, por el Frepaso. Su figura encarnó la lucha obrera como trabajador metalúrgico en Acindar, y desde la legendaria Lista Marrón, junto a Victorio Paulón y Juan Actis, enfrentó al poder de la derecha sindical que por aquel entonces representaba el capo nacional de la Unión Obrera Metalúrgica, Lorenzo Miguel, condescendiente con la represión parapolicial que en marzo de 1975 arreció contra esa oposición gremial que un año antes había asomado en la seccional villense.

"Hoy se fue una parte de la historia con la muerte de Alberto Piccinini, dirigente del Villazo de 1974 y uno de los protagonistas de la recuperación sindical de 1982. Esa que Arturo Acevedo nunca logró entender", escribió en Twitter la economista Julia Strada, hija de Aldo (compañero metalúrgico de Piccinini y ex diputado provincial), con alusión al presidente de aquella Acindar alineada con el régimen autoritario de José López Rega en el gobierno de Isabel Martínez de Perón, y en arreglo con la burocracia sindical de entonces.

Piccinini, por su estado de salud, no pudo atestiguar la presentación en marzo pasado de su seccional UOM Villa Constitución como querellante en la causa federal que investiga la responsabilidad penal del directorio de Acindar en la brutal represión de hace 46 años en esa ciudad al sur de Rosario. Lo hicieron sus compañeros de entonces y los actuales. Y eso es lo que más de uno evocó en las despedidas de ayer.

"Se nos fue un emblemático dirigente gremial del sindicalismo combativo, como secretario general de la UOM de Villa Constitución y líder del Villazo en 1974. Sufrió represión, prisión y retomó la lucha en el 82", lo despidió la diputada y abogada Matilde Bruera, quien patrocina al gremio en la causa penal sobre aquella represión financiada por la propia siderúrgica.

La gesta del 74 fue la abrumadora victoria de la Lista Marrón en la elección gremial para normalizar la delegación local de la UOM. Habían conseguido oficializar sus delegados e impulsado el llamado a una elección libre. Piccinini ganó por el 65% de los votos y asumió como secretario general democrático de esa seccional metalúrgica. Fue el broche popular de un proceso obrero que pugnaba por sus derechos en los meses previos. Esa efervescencia rebelde nutrió a Piccinini y a su generación como testigo y protagonista. Aquella tarde noche, una inédita multitud en la plaza principal de Villa le asestó un golpe antes impensado al poder omnímodo de Lorenzo Miguel. Habría feroz revancha un año más tarde, pero desde aquella vez reverdeció la lucha obrera organizada en sindicatos adversos a la derecha gremial.

El 20 de marzo del 75, Villa Constitución fue escenario de un hecho inédito en la historia nacional. La ciudad fue sitiada por una violenta razzia de policías, militares y pistoleros y matones de la Triple A con vínculos directos con la burocracia sindical. Hubo más de 150 trabajadores y delegados de fábrica detenidos, y 15 obreros asesinados. Los prisioneros de aquella redada sufrieron torturas en sus lugares de detención. Piccinini fue uno de ellos. Estuvo preso por cinco años, y luego otro más bajo libertad vigilada. Quedó libre definitivamente en 1981. 

Aquella represión estatal a la organización obrera fue el ensayo en territorio del golpe cívico militar aplicado un año más tarde, con la persecución, encarcelamiento, tortura y desaparición como método establecido.

El Pichi, despedido de su empleo, se ganó la vida como corredor de seguros, y en 1982 protagonizó la recuperación de la UOM villense, que seguía intervenida por militares. Fue su retorno al lugar de referente gremial de entonces. El 80 por ciento del voto obrero lo reinstaló como titular de esa regional metalúrgica en 1984, con la Lista Marrón.

Enfrentó los vientos menemistas en los '90, y por ese andarivel se animó a incursionar en política partidaria, en el espacio de la centroizquierda vinculada al sentir obrero. Así se sumó a la coalición del Frente Grande, y por eso resultó electo convencional constituyente por Santa Fe en 1994. Y un año más tarde fue como candidato a gobernador por el Frepaso, con la dupla de José Bordón y Chacho Álvarez.

Con la elección presidencial de 2001 accedió a una banca como diputado nacional por el Partido Socialista Auténtico. Y en 2008 volvió a ser el titular de la UOM Villa Constitución-CTA, cargo que ejerció hasta 2011, cuando finalmente se jubiló. Los problemas de salud ya empezaban a acosarlo y él acusaba el golpe del cansancio.

En aquel entonces, ante una preguna periodística sobre la razón de su alejamiento, Piccinini contestó de una forma que lo definió: "No me da el cuero en lo físico, y no estaría bien cobrar por una función que no podría cumplir como corresponde. Y además, como voy a percibir mi sueldo de jubilado considero que no está bien que siga cobrando como secretario general del sindicato, que por mi antigüedad representa una suma importante".