Cae la tarde del sábado en Palermo y el sol entrega sus últimos destellos sobre la terraza del Teatro Border (Godoy Cruz 1838). En ese espacio, y contra todas las circunstancias y pronósticos, la ceremonia teatral confirma su vitalidad todos los sábados a las 17 con El Dramaturgo 2.0, un espectáculo con entradas a la gorra y “made in pandemia”, tal como lo califica su creador, el director, actor y dramaturgo Patricio Abadi.

Acompañado en escena por la actriz y cantante Luciana Buschi, el intérprete ofrece funciones que resultan ser una bocanada de aire fresco frente al streaming hegemónico. En la puesta, distintos géneros dramatúrgicos se combinan en una trama desopilante donde el humor, aunque matizado con música y poesía, es el hilo conductor. Allí, bajo un cielo azul como escenografía, un gaucho, un actor porno y un dramaturgo esnob que escribe haikus, son algunos de los variopintos personajes nacidos de la pluma de Abadi que conviven junto a la carismática música que compone Buschi y que potencia la propuesta.

Planteada como una continuación de su obra El Dramaturgo, estrenada hace diez años, la pieza se configura como una suerte de tributo a aquella versión original conservando algunas historias, pero incorporando material renovado con el que el autor resultó seleccionado en diferentes concursos dramatúrgicos de los que participó en 2020. El espíritu, no obstante, sigue siendo el mismo: rescatar la figura del dramaturgo, muchas veces opacada por la misma dinámica del oficio teatral.

“Me interesaba hablar del rol del dramaturgo como autor e intérprete en simultáneo, que es algo que no suele ocurrir, y que es una característica que yo heredo de una generación en la que mi referencia cercana es Eduardo “Tato” Pavlovsky. Me atrae la situación del dramaturgo que salta del escritorio al escenario para encarnar sus propias palabras y personajes”, menciona el realizador, aunque advierte que es la faceta actoral la que predomina en su identidad de artista.

“Yo me concibo como un actor que escribe, más que como un escritor que actúa”, asegura al respecto. “Mi esencia artística es escénica, y todo lo que es la literatura, el amor por las palabras y la musicalidad con la cual intento que mis textos se puedan defender en el escenario, están pensadas para los cuerpos, y en muchos casos para el mío. Porque en mi caso, la figura del dramaturgo no es la de un intelectual retirado de la escena sino la de alguien que es parte del acontecimiento. A mí me gusta muchísimo el contacto con el público, y siento que cuando estoy actuando, de alguna manera, termino de ofrendar mi contenido poético con mi propio cuerpo, mi fragilidad y mi fortaleza”.

En momentos en los cuales los artistas atraviesan una situación de emergencia, Abadi arma sus redes de contención para hacer del teatro una celebración compartida. Por eso, en cada función de El Dramaturgo 2.0 suma a una actriz o actor reconocido de la escena (como Paula Ransenberg, que actuará en la función de este sábado 15), al mismo tiempo que comparte algunos de sus textos inéditos en su cuenta de Instagram (@patricioabadiok) para quien quiera interpretarlos. “El teatro me da mucho, y por eso trato de devolver a otros algo de todo eso”, afirma el teatrista quien anticipa que por esa misma red pronto estrenará una miniserie de humor.

Precisamente, esa vocación de hacer y compartir es la que explica que su puesta sea una de las excepciones a la regla en medio de una cartelera teatral porteña que hoy se despliega en la virtualidad. “Quienes hacemos esta obra tenemos una persistencia y una pulsión de creatividad. Y tuvimos, además, la rebeldía de no tener que esperar que las instituciones gubernamentales o espacios oficiales se interesaran en nuestras propuestas. La esencia del teatro independiente tiene esa hidalguía y épica, y por eso estamos haciendo una obra en una terraza. Hoy el deseo es tan fuerte que logramos cosas con solo desearlas”.

Un oasis en el desierto. Esa es la sensación que sobrevuela la experiencia vivida en las alturas del Border. “Se arma una energía muy linda entre el espectador y el espectáculo porque hay una necesidad de volver a encontrarse. Hay algo de ritual ahí. Es un momento tan particular que han bajado mucho el narcicismo y las miradas mezquinas. Y estamos valorando mucho el encuentro, porque en medio de este caos mundial nos encontramos por un rato, y el público se siente cuidado”.

* Las entradas deben reservarse en [email protected], debido a la limitación del aforo.