Angel Eduardo Andrada (30) fue condenado a prisión perpetua como autor del femicidio de Carolina Ledesma, de 21 años, quien estaba en su tercer mes de embarazo. El hombre, que había sido su pareja hasta poco antes del crimen, la asesinó de un disparo intencional al que pretendió disfrazar de hecho accidental. “Estamos conformes porque al menos se ha logrado una justicia posible, con la pena que se merecía el femicida, aunque Caro ya no está entre nosotras”, le dijo a Página/12 Tamara Kallsen, integrante de la Campaña Justicia para Carolina Ledesma, que venía acompañando el reclamo de la familia de la víctima.

Pocos días antes del crimen, ocurrido el 18 de febrero de 2019, el femicida había tenido un hijo con su esposa. Por eso pretendía que Carolina interrumpiera su embarazo, para desentenderse de esa nueva paternidad. Carolina se opuso y por eso la mató.

La joven, que vivía en una casa humilde, Evaristo Carriego y Epecuén, de Ingeniero Budge, había recibido el apoyo de Gladys, su mamá, y por eso había decidido criar a su hijo, aunque fuera abandonada por el padre de la criatura.

Andrada se negó a declarar en el juicio oral, pero en sus “palabras finales” ante los jueces siguió insistiendo con lo que había dicho en la instrucción: que se le escapó el disparo, que no la quiso matar, que no es un “asesino”.

Su versión de los hechos la dio ante la fiscal de instrucción Marcela Juan. Dijo que en la madrugada del 18 de febrero había ido a la casa de Carolina a buscar el arma, que estaba sobre la heladera. Argumentó que quería estar armado porque “sabía que lo estaban buscando” por un altercado que había tenido el día anterior. En ese momento fue cuando, según él, se produjo “el accidente”, cuando quiso ponerle el cargador al arma.

Como contracara, el informe pericial descartó de plano esa posibilidad, dado que “el arma utilizada no pudo haber sido accionada en la forma que él lo describe, ya que por el solo hecho de colocar el cargador en una pistola, el arma no está en condiciones de efectuar un disparo si previamente no se monta”.

Ante la prueba reunida, los jueces del Tribunal Oral 2 de Lomas de Zamora coincidieron con el fiscal de juicio, Andrés Santos Procopio, quien solicitó que Andrada fuera condenado a la pena máxima por femicidio. Fue desechado el planteo de la defensa, que dijo que se trató de un “homicidio culposo” producto del “hecho accidental”.

Andrada fue condenado por “homicidio doblemente agravado por el vínculo y por haber sido cometido por un hombre contra una mujer mediando violencia de género”.

“Nos sentimos muy emocionadas, porque finalmente se llegó a un acercamiento, a una justicia posible ante el femicidio de Caro, aunque nos cueste llamarlo justicia porque ella no está más con su familia, con sus amigues, pero al menos se consiguió la condena por femicida y no por una cuestión menor como pretendía la defensa”, le dijo a este diario Tamara Kallsen.

Dijo que están “muy conformes” con el trabajo del fiscal Procopio “porque con sus argumentos logró probar el femicidio, el vínculo que tenían (víctima y victimario), y que el caso fue un hecho de violencia máxima machista y patriarcal” de parte del hombre que fue condenado.

Dijo que quienes integran la Campaña Justicia por Caro “creemos que esta es la manera y con esta perspectiva se tienen que tratar todos los casos de femicidio, sin poner el foco sobre la vida de las víctimas, sino en los victimarios y en la violencia que se sigue ejerciendo socialmente para que esto siga ocurriendo”.

Kallsen consideró que “este logro fue posible también por la lucha y la organización, que hace que se escuchen las voces de quienes acompañan estas situaciones de violencia que lamentablemente terminan en femicidios”.

Carolina Ledesma era integrante del grupo Tupac Amaru. En el juicio oral fueron fundamentales los testimonios de su madre y de una amiga, quienes confirmaron que Andrada quería “que la víctima abortara para que su esposa no se enterara de que él tenía otra relación sin que ella lo supiera”.