El anarquismo queer avanza en la ocupación de espacios de acción y reflexión alejados de los ámbitos consumistas: planes de lucha social, lazos con otras agrupaciones del mundo, asesoría legal a personas perseguidas por el Estado, visibilizar injusticias, construir ambientes de contención, protección o resistencia en viviendas comunitarias. El Colectivo Mujeres Creando, de Bolivia, recientemente realizó una acción para instalar frente al Instituto de Investigaciones Forenses de La Paz un “Monumento al Feminicida”, como herramienta de protesta, visibilización y lucha contra la violencia de género. Black & Pink Anarchists desde Estados Unidos promueve una campaña internacional para la abolición de las prisiones y específicamente para terminar con la violencia constante que reciben los prisioneros lgbti. Eskalera Karakola posee un centro cultural autónomo y autogestivo, dirigido exclusivamente por mujeres.

La acción y difusión también suele darse a través de fanzines de ayer y de hoy que circulan de mano a mano o por internet, como los locales Resistencia, Homoxidal 500 o El látigo de Emma, en libros como Queer Liberation is Class Struggle de Jomo, o ediciones de autoría colectiva como That’s Revolting! Queer Strategies For Resisting Assimilation, junto a los debates y publicaciones de grupos autogestionados como los locales Ludditas Sexxxuales, la Colectiva Libertaria D- Género Proyectil Fetal, los grupos articulados en torno a la Biblioteca Popular José Ingenieros, las experiencias del festival Belladona y bandas cercanas como She Devils.