Desde Santa Fe

El juez Marcelo Bailaque –a cargo del Juzgado Federal Nº 2- procesó al policía de Drogas Peligrosas, Marcelo Roberto Cocco, que el Tribunal Oral de Santa Fe ordenó investigar en el juicio al ex jefe de Policía de la provincia Hugo Tognoli y a su operador confianza José Luis Baella por el encubrimiento al narco Daniel “Tuerto” Mendoza y coacciones a su denunciante Norma Castaño, en 2015. En el debate, quedó acreditado que Cocco era el chofer del Corsa color champagne que trasladó a Baella a un encuentro secreto con Mendoza en Colastiné en marzo de 2012, una prueba clave para condenar a Tognoli y a su grupo. En su testimonio ante el Tribunal -y luego en la indagatoria-, el imputado negó la cita, pero el fiscal que lo investigó, Walter Rodríguez, no le creyó. Y ahora, el juez Bailaque lo procesó por supuesta “omisión de denuncia” e “incumplimiento de deberes de funcionario público” y lo embargó por 100.000 pesos. El juez dijo el Cocco “estuvo junto con Baella y Mendoza” a bordo del Corsa aquella noche de Colastiné, “conocía las actividades” del vendedor de sustancias ilegales, que éste “era encubierto por la Policía de la provincia para eludir investigaciones judiciales”, pero “no denunció dicha circunstancia” ante el Ministerio Público ni el Juzgado.

La investigación a Cocco se inició por orden de los jueces del Tribunal, José María Escobar Cello, María Ivón Vella y Luciano Lauría, que condenaron a Tognoli, Baella y Mendoza, entre otros, en octubre de 2015. El punto 16 de la sentencia dispone enviar a la Fiscalía de turno la declaración del policía en el juicio y otras pruebas para que le inicien una causa por presunto “falso testimonio” y comunicó el hecho al Ministerio de Seguridad de la provincia.

El 30 de abril de 2020, el fiscal Rodríguez imputó a Cocco y pidió su indagatoria, pero el juez Bailaque recién la ordenó el 8 de octubre. Rodríguez mandó también una copia de su dictamen al entonces ministro de Seguridad Marcelo Sain para informarle que investigaba al policía y adopte las medidas “administrativas-disciplinarias que correspondan”.

“El accionar de Cocco ante el Tribunal demostró su consagración a una empresa delictiva concebida bajo el abuso de potestades estatales que incluye pactos de silencio e impunidad"

El fiscal consideró que al declarar como testigo en el juicio a Tognoli –el 21 de setiembre de 2015-, Cocco tuvo el “escenario propicio” –frente a los jueces- para explicar su “comportamiento” ante ese trato de Baella y Mendoza que se probó en el juicio. Sin embargo, -advirtió Rodríguez- “el accionar de Cocco ante el Tribunal demostró su consagración a una empresa delictiva concebida bajo el abuso de potestades estatales que incluye pactos de silencio e impunidad y resulta inescindible” de la conducta de los encubridores de Mendoza para ayudarlo a eludir investigaciones judiciales.

En su resolución, el juez Bailaque coincidió con el fiscal que Cocco conocía las “conductas” de Mendoza y su “encubrimiento” por parte de “miembros de la Policía de Santa Fe”, pero “no denunció dichas circunstancias”, ni al Ministerio Público ni al Juzgado. Por lo tanto, -dedujo el magistrado- el policía contribuyó “de esta manera a la consagración de la empresa delictiva expuesta en el juicio oral y público” en la que Tognoli fue condenado a 6 años de prisión, Baella a cinco años y Mendoza a siete años.

El juez menciona también las pruebas que “acreditan” la supuesta “responsabilidad” de Cocco en el hecho: el testimonio de los agentes de Asuntos Internos que descubrieron el encuentro secreto y lo ratificaron en el juicio. 

Incluso –siguió Bailaque- cuando Cocco testimonió en el juicio –el 21 de setiembre de 2015- sus “declaraciones fueron contrarias al conjunto de pruebas” de la causa contra Tognoli y compañía. El Tribunal consideró probado que el encuentro secreto de Colastiné existió. “Que el sábado 3 de marzo del 2012 Baella y su chofer Cocco arribaron al domicilio de Mendoza en el automóvil Chevrolet Corsa color champagne, patente HER-858”. “Que Mendoza ascendió al vehículo entre las 21.40 y las 21.45 y en fue llevado de regreso (a su casa) aproximadamente a las 22.00”.

El juez menciona también las pruebas que “acreditan” la supuesta “responsabilidad” de Cocco en el hecho: el testimonio de los agentes de Asuntos Internos que descubrieron el encuentro secreto y lo ratificaron en el juicio. El teléfono que Baella utilizó ese sábado “entre las 21.38 y las 22.07” y “fue captado por la antena que da cobertura a la zona de Colastiné, donde se domiciliaba Mendoza”. El informe de Gendarmería reveló que el celular se activó a las 21.43. La pareja de Mendoza mencionó el trato que éste tenía con policías, a quienes recibía en su casa o otros lugares “en horario nocturno” y señaló que los visitantes llegaban en “camionetas oficiales o vehículos particulares, entre ellos el Corsa color champagne”. Y un cruce entre Tognoli y Baella, esa noche. Según el informe técnico, “a las 23.19 Baella le envió un mensaje de texto de 53 caracteres a Tognoli y a los tres minutos éste le contestó con uno de dos (‘ok’)”.

A la luz de las pruebas, Bailaque consideró “acreditado” que Cocco “tomó conocimieto que Mendoza desarrollaba conductas previstas y reprimidas por la Ley 23.737, que era encubierto por personal de la Policía de Santa Fe”, pero “no denunció ese delito en el que intervinieron los ya condenados Mendoza, Baella y Tognoli, entre otros”. Y agregó: “Cocco violó sus deberes de funcionario público al no comunicar a las autoridades y promover la persecución del delito de acción pública” que conocía.

En consecuencia, el juez procesó a Cocco por supuesta “omisión de denuncia agravada” e “incumplimiento de deberes de funcionario público” y ordenó un embargo sobre sus bienes por 100.000 pesos.