La Mujer Barbuda volvió a dar el golpe. Aunque, quizás por el temple que traen los años, esta vez el impacto se revistió de cierta amabilidad. Después de ese sorprendente debut que fue Música para cuando aparece un monstruo, y de haber sostenido la apuesta por una música potente e impredecible en Lagartos terribles, el cuarteto liderado por Franco Fontanarrosa le dio forma a Agridulce, un disco que sin correrse de los preceptos estéticos de sus antecesores transita por estructuras más próximas a la canción. Siempre instrumental, entre el free jazz y el power metal, el grupo que completan Martín Pantyrer (saxos y clarón), Nicolás "Mu" Sanchez (guitarra) y Lulo Isod (batería) sigue nutriendo con obras sólidas a una identidad sonora contundente y distintiva.

Previo a lanzarse a la gira santafesina que los encontrará hoy en Rafaela, mañana en Rosario (a las 21 brindarán un concierto gratuito en el teatro La Comedia de Mitre y Ricardone) y el domingo en El Taller Casa de Arte de Santa Fe, Fontanarrosa reconoce a Rosario/12 que con este disco el cuarteto se aproxima a formatos más próximos a la canción. "Definitivamente es como una versión más concreta de la banda, las composiciones tienen muchas más partes escritas --explica el bajista y compositor--. Por más que los temas puedan ser medio delirantes, el hecho de que estén escritos, medidos, hace que se le presente al que lo oye como mucho más ordenado. De alguna manera tienen esa cuestión de temas que empiezan y terminan, se puede discernir que hay una melodía. Pero sigue teniendo la esencia caótica que viene teniendo hasta ahora".

Atravesado por "cosas de jazz, de metal, y definitivamente también por cosas de música contemporánea", el tercer largo de La Mujer Barbuda está también marcado por una depuración: desde hace un tiempo, Fontanarrosa pudo encauzar sus múltiples inquietudes estéticas en distintos proyectos musicales. "Con el tiempo me fui involucrando en proyectos que me permiten hacer otras cosas. He encontrado la posibilidad de expresarme en distintos estilos. Con Resistencia Chaco puedo tocar netamente metal, con Niños Envueltos (el dúo que tengo con Alexis Perepelycia) es totalmente abstracto, con el trío con Christy Doran es más jazzero. Eso me permitió, en La Mujer Barbuda, concentrar más el material con cosas que quería desarrollar, no querer meter todo en un solo proyecto".

Para el bajista, la incorporación de Nicolás Sánchez en la guitarra también abrió el camino para trabajar sobre la escritura. "Era algo que venía pensando. Si había una parte de improvisación quería que estuviera bien determinado cuándo era, cuánto duraba, pero que hubiera bastante partes escritas y, por así decirlo, bastantes partes cancioneras", detalla, y anticipa: "Después de estas presentaciones mi idea es grabar dos temas nuevos. Quiero seguir en esta dirección, me parece que uno va logrando ajustar el foco cada vez mejor. Que cada vez se vea más claro eso que querés mostrar. El grupo va en una dirección muy concreta, no es que de golpe dimos un vuelco, y creo que cada vez lo vamos consiguiendo mejor".

Mañana, en La Comedia, el cuarteto sumará la participación de Alejandro Hillier en visuales (que combinará imágenes propias e intervenciones sobre dibujos de Flor Balestra), en un concierto gratuito que incluirá además el estreno del videoclip de "Hidrometeoro", realizado por el bajista con la técnica de animación stop motion, y que toma como escenario al bajo escenario de La Comedia, "el espacio más recóndito del teatro, al que no tocaron en los cien años que tiene el teatro, es mágico".