Los libros de Raúl González Tuñón (1905-1974) interpelan a lectores, poetas y críticos. “En una época como la que vivimos, intensa, dramática, de negación y creación, el poeta debe estar al servicio de los otros. Si es un poeta auténtico lo hará sin desmedro de los valores poéticos esenciales”, planteaba en el prólogo-manifiesto de La rosa blindada. El Centro de Estudios de Literatura Argentina de la Universidad Nacional de Rosario (CELA), con el auspicio del Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH-UNR/CONICET), organiza el encuentro virtual Salud a la cofradía. Poesía, periodismo y política. Renovada vigencia de la obra de Raúl González Tuñón, que se podrá ver por el canal de YouTube del IECH este viernes 28 a las 18. Sylvia Saítta, Geraldine Rogers y María Fernanda Alle, con la coordinación de Martín Prieto, reflexionarán sobre la obra del autor de El violín del diablo, La calle del agujero en la media y La muerte en Madrid, entre otros títulos.

“Las obras son siempre las mismas. Las rejuvenecen o las abandonan quienes las leen (o dejan de leerlas)”, dice Martín Prieto a Página/12. “Si Tuñón está acá, no es solo por el ‘valor’ de su obra, porque la de valor es una noción cambiante con el tiempo, sino porque hasta acá lo trajeron generaciones de lectores. Pero también generaciones de poetas, de editores, de profesores, de músicos. Tuñón llega hasta acá acompañado por Juan L. Ortiz y por Juana Bignozzi, por Horacio Salas y por José Luis Mangieri, por el Tata Cedrón y por Alejandro del Prado, por Daniel Freidemberg y por Sylvia Saítta. Y por cada profesor o profesora, de taller, de secundaria o de facultad que para enseñar qué es o cómo es una metáfora escribe en el pizarrón físico o virtual: La rosa blindada. En esa escena hay un poeta. Pero también un mediador. Y treinta o cuarenta potenciales lectores. En ese organismo vive la literatura. Ahí está Tuñón hace casi cien años”, analiza Prieto, profesor de la Universidad Nacional de Rosario, director del CELA y autor de Breve historia de la literatura argentina.

“Mi investigación sobre Tuñón se circunscribió a su ‘literatura comunista’, de escasa circulación y que no había sido estudiada. Gran parte de esa obra, que cobra centralidad en las décadas del 40 y 50, es coyuntural (los poemas a Stalin, por ejemplo)”, dice María Fernanda Alle, profesora de Análisis y Crítica en la Universidad Nacional de Rosario (UNR), investigadora del Conicet y autora de Una poética de la convocatoria. La literatura comunista de Raúl González Tuñón (2019). “De Tuñón se puede decir lo que (Alain) Badiou dijo de Brecht: que hay que convocarlo como un ‘testigo del siglo’. Gran parte de su atractivo y su vigencia tienen que ver con la enorme pregnancia de su obra a la historia social y política del siglo XX. De allí el interés que su obra despierta en el campo de los estudios sobre comunismo. Pero se puede también hacer el movimiento inverso: pensar cómo la historia y su militancia política iluminan su literatura, y reponer así el interés para la crítica literaria de una obra que es, aun hoy, prácticamente desconocida”, agrega Alle, directora de la revista de teoría y crítica literaria Badebec.

Geraldine Rogers, profesora de Literatura Argentina en la Universidad Nacional de La Plata y autora del libro Raúl González Tuñón. Poesía y reportaje (libro publicado en 2020 que se puede descargar gratuitamente en este link), comenta las razones de la vigencia del poeta. “Tuñón tuvo una sensibilidad artística extraordinaria. Su intuitiva destreza con el lenguaje lo llevó a crear imágenes y cadencias a las que adherimos casi inmediatamente. Su escritura crea comunidad y nos incluye: da oído a voces diversas, convida al nosotros fraternal o a la revuelta. Como la piedra Alexandrita tiene 280 facetas en las que reconocerse: lúdica, aventurera, bohemia, romántica, realista, solemne, delirante, furibunda, maximalista, cordial, insumisa, popular, refinada, nostálgica, cursi, anticuada y asombrosamente actual. Pero en Tuñón la noción de ‘actualidad’ no es la de un puro presente que se consume en el vacío y queda obsoleto. En lo circunstancial ve la huella que conecta con el pasado y el futuro”.

Rogers aclara que poesía y periodismo tiene un vínculo intenso en la escritura de Tuñón. “Una no puede pensarse sin el otro y forman el entramado de una escritura de su tiempo, pero de un tiempo complejo que abre a una variedad de supervivencias. Su poesía política no se agota en la circunstancia fechada de la que surgió. Hay versos que llegan al presente desde algo así como una larga duración captada por una sensibilidad histórica y artística”, subraya Rogers y menciona el comienzo de “Dictado en el entresueño”: “Lo que pasa y pasó y aquello que vendrá/ se unen finamente en el sueño del tiempo/ Trascienden las constantes/ O como si uno se asomara al día de ayer/ Y viera allí qué ocurrirá mañana”.

Para Sylvia Saítta hay ciertas zonas de la obra poética y periodística de Tuñón que se vinculan a géneros discursivos, objetos de investigación y problemáticas que tienen hoy gran actualidad crítica y teórica. “En primer lugar, el auge de la crónica latinoamericana como ámbito de cruce entre periodismo de investigación y procedimientos, imágenes, recursos ficcionales o poéticos. En segundo lugar, la vuelta teórica y crítica al archivo, que despierta una renovada atención por las revistas culturales, la prensa escrita y las publicaciones periódicas, ámbitos de pertenencia de Tuñón en todas sus variantes: dirigió revistas y colaboró en diarios masivos y partidarios durante toda su vida. Por último, los estudios sobre la cultura trasnacional, en los que se inscribe una nueva mirada sobre el relato de viajes y, principalmente, sobre los corresponsales como grandes mediadores entre naciones, regiones, culturas, idiomas, mirada que encuentra en Tuñón a un protagonista de lujo”, explica Saítta, profesora de Literatura Argentina en la Universidad de Buenos Aires, investigadora del Conicet y directora del Archivo Histórico de Revistas Argentina.

“Tuñón forma parte de la perdurable generación martinfierrista”, recuerda Prieto. “Pero a la imaginería, humor y creatividad de sus contemporáneos Borges, Girondo o Marechal, Tuñón le suma sensibilidad popular y sensibilidad política. Y, además, la potencia de su figura de autor: poeta, periodista y militante, no escindidamente, sino todo a la vez. Esa figura es modelo para leer a Paco Urondo y más contemporáneamente a Martín Rodríguez. Y crea, como diría Borges, su propio linaje: Alfonsina Storni. Las crónicas periodísticas y los poemas militantes de Alfonsina, que se revelan nítidamente hoy, como conjunto, como unidad potente, pasan, para ser convenientemente valorados, por la parada Tuñón. Cuya obra también habla ‘para atrás’. Eso también es vanguardia y novedad”.