Italia se mostró conmocionada este martes con la liberación del asesino del juez Giovanni Falcone, ocurrido en 1992. Se trata de Giovanni Brusca, de 64 años, que recupera la libertad por buena conducta. Estaba preso desde 1996 y durante su presidio aceptó colaborar con las autoridades.

Brusca se beneficia de una ley que reduce la condena a quienes colaboran con la Justicia, y que tuvo entre sus principales defensores a Falcone. Permanecerá bajo libertad condicional durante los próximos cuatro años. 

"Es una noticia que me duele como persona, pero es la ley, una ley que quiso mi hermano y que hay que respetar", reaccionó la hermana del juez, María Falcone, en declaraciones al diario La Repubblica.

Giovanni Falcone investigaba a la mafia y fue asesinado el 23 de mayo de 1992 al explotar el coche en el que circulaba en las afueras de Palermo, en la isla de Sicilia. Con el magistrado murieron su esposa y tres guardaespaldas. El crimen sacudió a Italia. Salvatore Riina, hombre fuerte de la Cosa Nostra, dio la orden que cumplió Brusca. 

Tina Montinaro, viuda de uno de los guardaespaldas, mostró su "indignación" ante la liberación de Brusca. "Veintinueve años después no sabemos aún la verdad y el hombre que destrozó a mi familia está libre", apuntó. La mafia no se contentó con el crimen de Falcone y dos meses después se produjo el asesinato de otro juez cuyas investigaciones molestaban a la Cosa Nostra, Paolo Borsellino. 

El 20 de mayo de 1996 cayó preso Brusca, conocido como lo Scannacristiani (el Matacristianos) y también U' Verru (el cerdo, en siciliano), quien pasó el último cuarto de siglo colaborando tras las rejas con diversos procesos judiciales. Su vínculo con la mafia es hereditario: tomó el lugar de su padre cunado este cayó detenido, y creció bajo el ala de Totò Riina.

Cuando fue detenido, Brusca admitió su responsabilidad en más de 150 asesinatos y no fue capaz de recordar los nombres de sus víctimas. Uno de los crímenes por los que resultó condenado fue el secuestro y muerte de un chico de once años llamado Giuseppe Di Matteo, hijo de un arrepentido de la mafia. Brusca estranguló al niño y disolvió el cuerpo en ácido.

Ahora que queda libre, todo el arco político se une en la crítica a su liberación. "Un puñetazo en el estómago que te deja sin palabras", dijo el ex primer ministro y líder del Partido Democrático, Enrico Letta. Por su parte, el ultraderechista Matteo Salvini, de la Liga Norte, definió a Brusca como "una fiera" y estimó que "no puede salir de la cárcel".