“28 días, 28 femicidios, el Estado es responsable”, se leía en uno de los carteles que cargaron las mujeres y hombres que se autoconvocaron desde las 18 en la Plaza de Mayo para exigir justicia por el femicidio de Areceli Fulles. En un clima de silencio y tristeza por la noticia de la aparición de la joven de 22 años ahorcada y enterrada a 10 cuadras de su casa en José León Suárez, los autoconvocados formaron una ronda tomados de las manos en torno a la plaza para despedir a la joven, repudiar el accionar del Estado y debatir la continuidad de lucha contra la violencia machista.

María Antonia Ríos, Silvina Nuñez, María Estela Torres, Karina Catalano, Florencia Di Marco. Esos eran algunos de los 28 nombres de las mujeres asesinadas en abril que podían leerse en el centro de la ronda. No hubo oradores, algunos autoconvocados alzaron la voz en media del silencio de luto: “Que no nos saquen la alegría, abracémonos y respaldemos a la familia de Araceli”, dijo la periodista Claudia Acuña, presente en la plaza.

Entre abrazos,  charlas cruzadas y brazos en alto para sostener consignas como “Por Araceli, Por Todas. ¡Vivas nos queremos!” continúo la breve ceremonia autoconvocada en Plaza de Mayo. A las 20 se tomó la decisión de desconcentrar, ya que en el oeste del Conurbano, en Billinghurst, la familia de Araceli comenzaría a velar a la joven. “¡Presente! ¡Ahora y Siempre!”, fueron los últimos 28 gritos que se escucharon en Plaza de Mayo para recordarle al Estado el pedido de “Ni Una Menos”.