Hace unos días, Jeff Lemire, un canadiense pálido y desgarbado, con un reconocimiento discreto –el tipo de reconocimiento que tiene un autor de historietas en el mundo, digamos– subió una captura de pantalla a su Instagram. Era un mail del 2017, enviado por un ejecutivo de televisión. Decía esto: “Nadie va a ver un programa sobre un ciervo, y definitivamente nadie va a producirlo jamás”.

Cuatro años más tarde, la serie del ciervo no solo existe en Netflix, sino que ha conseguido el número uno de audiencia en varios países del mundo. Y no solo eso, quizás sea la serie con la estrategia publicitaria más complicada y tristemente sincrónica de la historia: una serie sobre una pandemia estrenada en una pandemia.

Producida por el todopoderoso team Downey –Robert Downey Jr. y su esposa Susan–, con Jim Mickle y Beth Schwartz como responsables –o showrunners–, Sweet Tooth es una adaptación de la serie homónima de Jeff Lemire, que apareció originalmente en 2009 y fue editada por Vertigo, el histórico sello autoral y adulto de DC Comics, que antes le dio al mundo cosas tan extrañas como Sandman, Hellblazer o Doom Patrol. A Lemire le han preguntado muchas veces cómo dio con esta idea que hoy parece tan premonitoria. Él dice que un día dibujó a un niño con cuernos de ciervo en su anotador. La imagen le pareció hermosa y eso fue todo. El resto fueron máximas clásicas de la ciencia ficción que siempre ha leído, nada de clarividencia. Y después, claro, para escribir la historia tuvo en mente a David Lynch, a Seth, a Nick Cave, a Cormac McCarthy y los paisajes de su Canadá natal.

La cosa es así: un virus misterioso y contagioso ha matado a gran parte de la humanidad. Los sobrevivientes se comportan con una mezquindad fácilmente reconocible en nuestros días. Pero esto es lo más extraño: al mismo tiempo en el que el virus avanza, han empezado a nacer niños híbridos, es decir, humanos con características y habilidades animales, que obviamente, son perseguidos porque se cree que portan la enfermedad.

La historia devenida en serie también empezó a filmarse bastante antes de saber que un cataclismo parecido podría ser una posibilidad real. Quizás por eso al verla ahora, con este nuevo lente, se cubre de un aura urgente. Pero Sweet Tooth es una serie realmente especial: a diferencia de otras obras distópicas que han sido estrenadas efectivamente en nuestra propia distopía, es una serie muy luminosa. Con actores de comedia como Will Forte, de Saturday Night Live, con un espectacular protagonista de once años, Christian Convey, y con grandes secundarios como los de Nonso Anozie y Stefania LaVie Owen, se trata de un relato de iniciación sobre un niño híbrido, un niño-ciervo, que es rescatado y escondido por su padre en el bosque. Y que crece mientras el mundo se destruye rodeado de aliados improbables.

Sweet Tooth, dibujado por Jeff Lemire

Otra cosa muy buena es que Sweet Tooth no abusa de esta triste sincronía, incluso, optó por no explotar al máximo el tono más lúgubre y terminal del cómic. Está producida con artesanía, con verdadero optimismo y con Lemire involucrado en casi todas sus etapas. Por ejemplo, la serie tiene un diseño hermoso, heredero de Jim Henson, es decir, cero pirotecnia superheroica y efectista, y mucha artesanía vintage: maquillajes complejos y encantadores, orejitas móviles, narices de chancho y colas de topo mediante. Jim Mickle, uno de los responsables de la serie, admiraba la historieta de Lemire, pero también quería devolverle su artesanía colectiva, su oficio y su épica a la producción de ciencia ficción: “Creo que el trabajo artístico de Jeff tiene una calidad muy artesanal. Cuando lo lees da la sensación de que eso lo ha hecho un humano, no una máquina. Lo está dibujando, lo está entintando alguien. Me encanta esa cualidad y cuando ves ese trabajo no te dan ganas de hacer una serie que diga: genial, pongamos esto en una pantalla verde y dejemos que algún artista digital intente capturar lo que hizo Jeff. Al mismo tiempo, me estaba volviendo a enamorar de Jim Henson, y del trabajo técnico y las marionetas de los años 80 y 90 con las que crecí. Me quedaba pensando: ya no tenemos nada más como esto en televisión".

Muchas historietas han sido adaptados con éxito en las plataformas. Obviamente, sobre todo las de superhéroes, pero también otras más autorales que han tenido buen difusión, como The End of The Fucking World o The Umbrella Academy. Jeff Lemire es uno de los grandes autores de cómic del presente. Ganador de los premios Eisner y Harvey, responsable de obras como Animal Man y Black Hammer –al que algunos comparan con Watchmen, y que ya está en proceso de adaptación– dos de los títulos de superhéroes mejor rankeados de la actualidad, pero también de obras mucho más personales como Essex County y The Nobody. Con un imaginario bucólico, centrado en comunidades pequeñas como la suya en Essex, Ontario, y una capacidad de trasladar lo personal, las cavilaciones íntimas, a historias fantásticas o historias complejas que involucran pequeñas redes de personas.

Jeff Lemire ante su tablero de dibujo

No creo que mi visión del cómic en sí haya cambiado. Pero, obviamente, hice este libro hace más de una década. Y el mundo ha cambiado mucho desde entonces. Digo, una pandemia real ocurrió, así que uno no puede evitar sentirse un poco diferente al ver esta serie. Pero siento que los temas y los personajes de la historieta, en todo caso, son más resonantes en la pantalla porque tenemos esta experiencia universal compartida. Y ahora uno puede sumergirse en estos personajes y en su historia y apreciarlos de una manera que parece nueva”, dijo Jeff Lemire al estreno de la serie. Sweet Tooth parece tener el mix completo de su imaginario. Sin superhéroes, sin amenazas intergalácticas, pero con una amenaza invisible que se transmite entre nosotros mismos y que saca lo peor de nuestras comunidades. Con humanidad y con sentido del humor, y también con un destello de optimismo. Beth Schwartz, de la dupla de responsables del programa, lo resumió así: “Me entusiasma que la gente se sienta esperanzada y feliz cuando vea esta serie. Hay mucho corazón, y te vas, al menos yo, sintiéndote un poco mejor con el mundo que acabas de ver y queriendo formar parte de él. Espero que la gente se divierta cuando la vea y se sienta esperanzada en lugar de sombría respecto a un posible futuro para nosotros”.