De pie frente al Congreso, la escuela pública sigue mostrando esta nueva forma de resistencia y lucha que están probando los maestros: la de hacer visible su reclamo, con una nutrida agenda de conciertos, charlas y debates, y junto a numerosos artistas, intelectuales, representantes sociales y políticos. Ayer esa agenda incluyó un reportaje público a la premiada escritora María Teresa Andruetto, quien destacó el valor de la escuela en la formación de lectores emancipados, y de la palabra y la literatura en su dimensión política. Hasta el 5 de mayo, seguirá habiendo música, palabras y reflexión. Luego cobrará su sentido de “itinerante” rearmándose en otro lugar del país, que Ctera aún no ha definido.

  Andruetto venía de abrir recientemente el encuentro IBBY en la Feria del Libro, el más importante de Latinoamérica sobre literatura infantil, con una ponencia que tituló Resistencia. Retomándola, habló de la literatura con su capacidad de poner al lector en disenso, y marcó que es en ese sentido que el arte se vincula con la política. Citando al filósofo Jacques Ranciere y su concepto de lector emancipado, y recordando el título de uno de sus libros, La lectura, otra revolución, observó que “la verdadera revolución, más que por transmitir ciertas ideas, pasa por favorecer que un niño o un joven puedan encontrar su propia voz, pensar por ellos mismos, para no ser pensados o hablados por otros. Esto que lamentablemente estamos viendo hoy en la Argentina: tantos y tantos que hablados con las voces de otros, en contra de sus propios intereses. Los docentes, con esta escuela y con su lucha, están enseñándonos sobre el valor del disenso y de la propia voz”, agradeció.    

  Por el aula de la escuela itinerante pasaron sólo en el día de ayer trabajadores portuarios, representantes del tambo La Resistencia de Rosario, de la red de la Confederación Nacional de Cooperativas Textiles, entre muchos otros. En el escenario montado en el patio, hoy sonará la música de Verónica Condomí y de Liliana Vitale, del grupo para chicos Los Tutú y de la Orquesta Leopoldo Marechal de La Matanza. Habrá títeres, un show de magia, una muestra fotográfica de Argra. Mañana a las 13, otro grupo de escritores, nucleados en el Colectivo LIJ, acompañará a los docentes y charlará con el público. Todos los días una cantidad de maestros van y vienen por allí, provenientes de todo el país, además de los que rotan en tres turnos para sostener la movida. Entre ellos Silvia, la maestra de primaria que pudo verse por televisión el día de la represión policial inicial, llorando “de bronca frente a lo inexplicable”, recuerda ahora. “Estos días nos sentimos muy queridos, fue una caricia al alma. Todo el tiempo se acerca gente a dar su apoyo, nos traen cosas que cocinan, o que tejen, yerba, miel. Esto nos dio más fuerza. El gobierno pensó que iba a ser un armado vacío, y nosotros les mostramos que la escuela sigue enseñando”.

 En un rincón de la escuela itinerante hay un ramito de flores silvestre puestas en agua. Las llevó una señora en situación de calle, que no encontraba palabras hasta que pudo decir: gracias, porque yo hice la primaria en la escuela pública. A Carlos, el hombre que se acercó el primer día para pedir que le enseñen a leer, y cuya historia de vida varios medios reflejaron, los maestros ya le encontraron una escuela formal. Se anotó con su esposa para cursar la nocturna en la escuela 1 del distrito 6, cuentan con algo de orgullo. Cada tanto sigue pasando, y muestra la tarea. La escuela pública enseña, resiste y sueña, dice el lema que instalaron los maestros. No lo hace sola.