Desde Córdoba

Después de una jornada extensa como fue la del viernes en Valle de Calamuchita, los mecánicos de los equipos que participan del Rally de la Argentina trabajan contra reloj en los boxes instalados en el Parque de Asistencia, ubicado a la vera del Lago San Roque de la ciudad de Villa Carlos Paz, para reemplazar en tiempo récord las diferentes partes dañadas de las modernas máquina del WRC. La escena se repitió ayer y volverá a repetirse hoy, y en cada carrera del campeonato. Es la otra cara de la espectacularidad del Rally Mundial y, por supuesto, la que permite que los autos puedan seguir compitiendo después de las exigencias a los que los someten los pilotos y los diferentes caminos de las Sierras Cordobesas.  

Ingenieros, técnicos y los cuatro mecánicos por auto, que autoriza la organización del WRC, del equipo de Citroën trabajan en la recuperación del auto del norinlandés Kris Meeke. El vuelco que sufrió en el tramo de Amboy-Santa Mónica lo dejó bastante maltrecho. El fiscalizador observa todo el trabajo y toma nota de cada una de las partes que los mecánicos reemplazan. La marca francesa busca reenganchar a su primer piloto, ganador del Rally de México este año, para que no se pierda la siguiente jornada. Antes, todos habían trabajado en la caja de velocidad del auto del también norirlandés Craig Breen. Ambos seguirán en carrera, aunque solo podrán sumar puntos por etapas, ya sin chances de adjudicarse la quinta fecha del campeonato, que aquí organiza y fiscaliza la FIA y el Automóvil Club Argentino. “Los mecánicos hicieron un trabajo increíble. Son los mejores del mundo. Cuando uno puede ver lo que hacen en cuestión de horas, es increíble. Ha sido fantástico poder volver hoy (por ayer) y establecer tiempos, y eso definitivamente es gracias a los mecánicos”, comenta Meeke tras la parada del mediodía.

En el box del equipo Toyota, restan sólo diez minutos para que finalice el tiempo de reacondicionamiento del auto que conduce el finlandés Juho Hänninen. Los fanáticos miran detrás de unas vallas la absoluta coordinación de los mecánicos finlandeses y japoneses. Tienen dos minutos de sobra para limpiar con trapos húmedos las ventanas y parabrisas, y para sacar lo que queda de tierra en la carrocería. Otro veedor de la FIA y el ACA observa las acciones en silencio. A un costado espera con más tiempo el auto del finlandés Jari-Matti Latvala –ganador aquí en la Argentina en 2014–. En cambio, en el equipo no oficial de M-Sport (Ford), dominante en la primera jornada, todo parece estar más tranquilo. 

La escena se repite cada vez que los equipos entran al área de servicios, tres veces por día. En la primera, antes de salir a los caminos de tierra, los tienen 15 minutos para trabajar en las máquinas; tendrán otros 30 minutos al mediodía, en los que, si los daños no han sido mayores, básicamente se trabaja para reemplazar amortiguadores, extremos, discos de frenos y paragolpes, que son las partes que más sufren en los tramos de la carrera; y para el turno noche habrá otros 45 minutos.

Luego de los tramos de ayer entre Tanti y Villa Bustos, Los Gigantes-Cantera El Cóndor y Boca del Arroyo-Bajo del Pungo –que se repetirán por la tarde–, los mecánicos vuelven a la acción. Siempre coordinados, sin estorbarse unos a otros. Trabajan con envidiable profesionalismo. La gente los observan y disfruta la adrenalina de la cuenta regresiva de los relojes, ubicados sobre las trompas de los autos. El fiscalizador observa y revisa con celo cada parte reemplazada. Toca, mueve y busca el número de pieza para volcarlo en la planilla. “Los equipos no tienen la obligación de decirnos qué es lo que están haciendo. Ese es nuestro trabajo. Observar y ver si sacan alguna parte y colocan una nueva”, le cuenta a PáginaI12, uno de los fiscalizadores de la FIA y el ACA de nacionalidad paraguaya, técnico electromecánico y con casi cuatro años de antigüedad en sus funciones. 

El sol de la tarde cordobesa no da descanso. En el box de Hyundai, el ingeniero monegasco Michel Nandan, director del equipo, acepta dialogar con PáginaI12. No es común que lo haga –aclara–, sin embargo comienza a describir con pasión cómo funciona la estructura que comanda. “En cada uno de los autos trabajan tres ingenieros, que tienen relación directa con los pilotos, el jefe de mecánicos y los ingenieros y técnicos que trabajan en la recolección de datos, cuya información será clave para planificar el trabajo y las mejoras en los autos. Cada equipo tiene especialistas en suspensión, transmisión y en sistemas hidráulicos”, cuenta con entusiasmo. “Cada mañana un ingeniero habla con el piloto y el navegante para decidir la estrategia a realizar en cada tramo”, agrega. Este cronista le pregunta cuáles son las características que pondera a la hora de elegir un mecánico para integrar al equipo. Es el sueño de miles en el mundo tuerca. “Deben ser expertos en mecánica, saber trabajar en equipo, ser responsables de sus áreas y, sobre todo, ser rápidos”, responde. Cada equipo cuenta con cuatro mecánicos autorizados por auto, a razón de uno por rueda. Y sólo en el service nocturno pueden trabajar todos en un mismo auto. 

La importancia del trabajo de los equipos de mecánicos es algo que destacò ayer el piloto francés Sebastien Ogier (MS-Sport, Ford). “Algo está mal en con el auto. No sé qué es, pero no puedo ir más rápido”, se queja antes de la parada en el service. “El auto se sentía raro. Se debe haber roto algo. Creo que si mejoramos para esta tarde, seguimos con posibilidades de estar en el podio”, agregaba el francés durante la parada del mediodía. Por la tarde, tras la repetición del primer tramo entre Tanti y Villa Bustos, el trabajo realizado en boxes parece haber dado frutos. “Fue una especial muy buena. Nos sentimos mejor. Creo que los mecánicos arreglaron completamente el auto”, remarca el cuádruple campeón del WRC y líder de la presente edición. Los pilotos se sacrifican y se lucen en la pista, pero otros lo hicieron también por ellos, para que el espectáculo deportivo del Rally sea posible.