Judy & Punch                6 Puntos

Australia, 2019

Dirección y guion: Mirrah Foulkes.

Duración: 105 minutos.

Intérpretes: Mia Wasikowska, Damon Herriman, Lucy Velik, Daisy Axon.

Estreno disponible en Google Play y iTunes.

La originalidad no es necesariamente una gran virtud en el terreno del arte (un girasol nunca es sólo un girasol), pero a veces se agradece. Podrán achacársele algunos defectos de carácter, pero si hay algo que no se le puede señalar al debut como realizadora de la actriz australiana Mirrah Foulkes es su capacidad de sorprender. Aunque en el fondo las novedades no sean otras que trapos viejos recién lavados, Judy & Punch logra en gran medida sentirse fresca. La tradición titiriresca conocida como “Punch and Judy” (marido y mujer, el hombre siempre con un palo listo para el golpe) llega hasta mediados del siglo XVII, y continúa siendo un estándar en el cosmos de las marionetas, aunque su carga de violencia y subtexto sexual original no la hacen para estos tiempos de corrección política. El título de la película de Foulkes invierte el orden de los nombres propios e imagina a un matrimonio de titiriteros especializado en el arte de esos sketches cómicos, artistas ambulantes a quienes la fama los viene esquivando hace años.

En el pueblo de Seaside (nombre irónico si los hay: no hay mar alguno a la vista y su origen es el más puro voluntarismo), el Sr. Punch y Judy sobreviven con su pequeño teatro de títeres. El caballero (Damon Herriman, especialista en interpretar a Charles Manson, tal vez por un lejano parecido físico, en Mindhunter y Había una vez… en Hollywood) es por demás ególatra, un bebedor y mujeriego empedernido, características que no han hecho más que dilatar la posibilidad del éxito del negocio. Su esposa Judy (Mia Wasikowska, la actriz de Stoker y El diablo a todas horas), excelsa practicante del arte de las marionetas, soporta estoicamente los veleidades de su pareja mientras intenta conjugar los deberes laborales con la crianza de su niña de un año. Corre algún año innombrado, que bien podría ser a comienzos de 1700, y en Seaside las acusaciones de brujería y actividades heréticas están a la orden del día. Para los apedreamientos y ejecuciones en la horca no hace falta mucho más que una acusación vociferada a los gritos.

Pero Judy & Punch no es un drama histórico sino una comedia negrísima con vuelta de tuerca feminista, bien a tono con estos tiempos de empoderamientos. La violencia de los sketches cómicos (en el prólogo el muñeco Punch golpea a su mujer, a un esqueleto viviente y luego al mismísimo Satanás) tiene su correlato en los personajes de carne y hueso, y poco después de la marca de los 30 minutos ocurren un par de hechos inesperados, uno de ellos realmente salvaje, a pesar de estar jugado al humor slapstick. La aparente desaparición de Judy y la beba –que no es nada misteriosa, como el propio tráiler del film deja bien en claro– es el punto de partida de una trama que reúne a heroínas vengativas, comunas anti patriarcales creadas por necesidad y deseo y una bienvenida falta de “decoro” que aún puede apreciarse en cierto cine australiano de género. No se trata de una genialidad, desde ningún punto de vista, pero el absurdo brutal de Judy & Punch, fábula histórica revisionista y macabra, se siente por momentos como un bienvenido soplo de aire fresco.