Hacia finales del siglo XIX, Franciso “Perito” Moreno, cuando visitó la fortaleza inca, ubicada en el departamento de Andalgalá, señaló la necesidad de que las tierras en donde se encuentra el sitio fueran adquiridas por Nación para la protección y conservación.

La semana pasada, siglo XX de por medio, la provincia concretó la adquisición a través de la donación de la familia Villanueva, que había heredado esas tierras. Son poco más de 379 hectáreas, dentro de las cuales se encuentra emplazado uno de los sitios arqueológicos más importante del Noroeste argentino, y por donde pasa un tramo de la red de caminos incas. 

Desde 2014, El Pucará de Aconquija, ubicado a más de 2000 msnm, forma parte del Camino Vial Andino Qhapac Ñam y como tal es Patrimonio de la Humanidad (UNESCO). También es Monumento Histórico Nacional y Parque Arqueológico Provincial.

Su estructura arquitectónica monumental da cuenta de la envergadura de la infraestructura requerida por los incas a la hora de expandir sus dominios, y de la compleja interacción mantenida con las sociedades con las que interactuaron.

El Pucará o Fortaleza

Pukara o pucará, es un vocablo quechua que significa fortificación, y refiere a las fortalezas precolombinas incaicas expandidas por todos los andes desde Ecuador hasta el norte Argentino.

Una de las principales características del Pucará de Aconquija es la presencia de murallas defensivas, que alcanzan una longitud máxima de 3000 m, con algunos tramos de varios metros de altura conformadas por paredes dobles.

En las murallas se registraron escalones longitudinales tipo “banquetas”, cuya funcionalidad estaría ligada al desplazamiento de personas al interior, ofreciendo la posibilidad de observar hacia el exterior.

Las murallas cuentan con “troneras” y “saeteras” (pequeñas aberturas) que servían para arrojar elementos defensivos (piedras, flechas) hacia el exterior.

A partir de estas características, se cree que el sitio fue un asentamiento militar de frontera ocupado intermitentemente, tal vez por poblaciones mitimaes reasentadas. Según el informe del equipo de arqueología de la Dirección Provincial de Antropología, otras investigaciones advierten que en algunos casos, las fortalezas o guarniciones no tuvieron una ocupación efectiva-estable y fueron abandonados antes de concluir su construcción, como resultado de cambios en las estrategias de dominio.

El investigador y profesor de la Universidad Nacional de Catamarca, Néstor Kriscautzky sostiene que el Pukara habría tenido, además de su función militar, un fuerte componente astronómico, ritual y religioso. Muestra de ello lo sería recintos que encierran granes piedras sésiles, reverenciadas por las antiguas poblaciones andinas como sagradas (huancas). De igual modo, Kriscautzky destaca que ciertas kallankas (edificios) del pukara poseen ventanas trapezoidales que estuvieran orientadas intencionalmente hacia la capital del Imperio (Cusco), al sitio ceremonial de la cumbre de Aconquija, u orientadas de maneras que sean iluminadas por el sol en distintos momentos del año.

Puesta en valor

La principal ventaja que conlleva el saneamiento de las tierras del Pucará de Aconquija, es la posibilidad de gestionar financiamientos nacional e internacional a partir de que el Gobierno provincial posee el control del territorio y brinda así la posibilidad de poder planificar y sostener estrategias de conservación del patrimonio cultural. Esto permite cumplir con los protocolos internacionales que la Argentina está comprometida a sostener como resguardo de la declaración de Patrimonio de la Humanidad del tramo del camino real inca que pasa por Catamarca.

Esta red vial que usaban los incas para mantener conectado su imperio, se extiende desde ecuador y se ha encontrado su límite en la provincia de Mendoza. En 2014, los seis países que están unidos por el Qhapac Ñam, Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú, lograron declararlo Patrimonio Cultural de la Humanidad.

El Qhapac Ñam está integrado por 137 segmentos y 308 sitios arqueológicos asociados, que abarcan 616,06 kilómetros de caminos a lo largo de estos seis países andinos. En Argentina, el camino ingresa desde Bolivia por el pequeño poblado de Calahoyo (en la Puna) y atraviesa desiertos, valles y montañas uniendo los territorios que hoy componen las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza.

Sergio Álvarez y Ariel del Viso, integrantes del equipo de Antropología de la Provincia, comentaron a Catamarca/12 que el trazado es muy similar a los caminos actuales, porque el español los siguió usando. En Catamarca, se eligió para el circuito cultural internacional el tramo que une el Pucará de Aconquija con el sitio arqueológico conocido como El Bajo (localizado sobre una pequeña planicie, debajo del Pukara).

El tramo, de aproximadamente 1 km, corre desde el noroeste en sentido ascendente, hasta llegar al Pukara. Actualmente se encuentra en buen estado de conservación, según comentaron los técnicos. El camino posee un ancho variable, entre 80 cm y 1,80 m, y alcanza un ancho máximo de 4 m en proximidades de la fortaleza.

Este camino se encuentra asociado a una gran roca de forma piramidal, que brinda una alta visibilidad, y se cree que también fue un espacio de importancia simbólica-espiritual (huaca).

El equipo de la dirección de Antropología que dirige Ezequiel Fonseca, se encuentra trabajando en la conservación y puesta en valor del sitio y el camino inca. Aclararon que el tramo se encuentra en etapa de conservación y que habrá un sendero paralelo para que los visitantes puedan recorrerlo sin necesidad de hacer intervención en el sitio.

Sin embargo, para esto hace falta mejorar los accesos al lugar, al cual se llega a través de la RP 48 que une la ciudad de Andalgalá con las Estancias. Unos 5 km antes de llegar a Buena Vista se ingresa por un camino de tierra con dirección. Desde allí se deben transitar aproximadamente unos 25 Km hasta llegar al pie del cerro donde se encuentra el sitio. Como referencia se destaca que al final de este camino se llega a la Escuela del Pukara.

En este sentido la donación de las tierras representa un importante adelanto para la preservación y puesta en valor de este patrimonio de la provincia y de la humanidad.