La masividad del movimiento feminista cambió los medios de comunicación y también los sindicatos donde se nuclean les trabajadores de prensa. En todas las empresas, aún en las más reticentes, hay periodistas mujeres sosteniendo una agenda de ampliación de derechos y la organización sindical toma nota de eso. Por eso, desde 2019, la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN) tiene una secretaria general por primera vez en su historia. Carla Gaudensi es delegada de Télam desde 2012 y desde allí formó parte de la pelea contra los 4500 despidos que se generaron en el sector durante el macrismo. Además de la larga lucha en la agencia estatal, donde estuvieron cuatro meses durmiendo en el lugar de trabajo para resistir más de 400 despidos. Que haya mujeres en los medios, y en las representaciones sindicales, es producto de un trabajo continuado. “Para mí, hay varias cosas que implican que estemos más representadas en los sindicatos. Por un lado, se empieza a visibilizar la organización de base que nos vamos dando como trabajadoras, que muchas veces estuvo invisibilizada y que también está ligada a que representamos menos del 30 por ciento en las redacciones. Eso se traslada a la organización sindical”, plantea Carla a partir de la evidencia: hay mujeres al frente de los sindicatos de prensa de Córdoba, Tandil, Entre Ríos, Comodoro Rivadavia, San Juan, Santa Cruz, Bariloche, Misiones, La Rioja y Mendoza.

Lo que está claro, en los gremios de prensa y de cualquier otra rama, es que, para encabezarlos, hay que integrarlos. Así lo expresa esta dirigente sindical que está acostumbrada a lidiar con la mirada de algunos representantes de las patronales que le dicen “vos sos muy joven, yo llevo años en estas discusiones y siempre se hizo así”. Tiene 38 años: en esas discusiones a cara de perro, le queda flotando -al lado de joven- la palabra mujer, que hoy nadie se anima a decir, pero siempre funcionó como una descalificación explícita o implícita. “Estar en los sindicatos estuvimos siempre, porque somos parte central de la organización de los trabajadores y las trabajadoras. Esto es algo que muchas veces está ligado a que no había espacios para las compañeras en esos lugares de representación o si los había era en cargos o lugares que no tenían que ver con las decisiones políticas. Yo misma arranqué siendo secretaria de acción social y lo sigo siendo en Sipreba (Sindicato de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires), porque todavía no pudimos hacer las elecciones”, rememora Carla que eso no llegó sin debates y luchas. “Un montón de compañeras fuimos protagonistas en todas las luchas sindicales y eso se vio plasmado, yo creo que en nuestros gremios estos debates están abiertos y están en discusión. En ese sentido estamos avanzando. En nuestra federación nos fue muy difícil incluso sostener y conseguir el cupo, porque era una federación absolutamente masculinizada”, continúa.

Carla subraya la importancia de la Intersindical de Mujeres, un bloque que permitió a las mujeres de diferentes sindicatos, fue la instancia que permitió durante los últimos años organizarse y “ver cómo cuesta hacia el interior de las organizaciones” el avance de las mujeres sindicalistas.

Justamente, la presencia de más periodistas (organizadas) en los medios de comunicación es crucial para contar esos avances, para formar parte de esos cambios que están llevando adelante las mujeres sindicalistas, aunque falten en las reuniones -que incluso se difunden con fotos- donde se trata de cuestiones de género en el ámbito sindical. Entonces, Carla subraya la ley de equidad en medios públicos. “Un gran problema es que faltamos en los medios y nuestras voces como mujeres, como trabajadoras, no están. Tenemos a la mayoría de nuestras compañeras precarizadas”, dice. Y se entusiasma con la ley sancionada el mes pasado: “Es un avance que va a garantizar la pluralidad en los medios, pero también en nuestras organizaciones. Ahí me parece que es fundamental, porque es imposible construir organización sindical sin las compañeras que se organicen dentro de los sindicatos con una mirada feminista, puesta en la igualdad de derechos y demás. Para nosotros, estamos todo el tiempo pensando en cómo esos debates se den adentro de las organizaciones. Porque es central, lo requiere el momento histórico y la única manera es dar los debates adentro. Siempre digo que, cuando cualquiera de nosotras que viene de transitar distintas luchas adentro de sus propias empresas o del sindicato llega a algún lugar de mayor representatividad, gana toda la organización”.

Y entonces, las Viviana Canosa, Cristina Pérez, Débora Plager, por nombrar sólo tres de las mujeres que -con altos niveles de visibilidad- están lejos de impulsar una agenda de derechos. Y tampoco de ser parte de organizaciones sindicales. “Nosotras planteamos que las mujeres y las disidencias podamos llegar a los lugares de representación y de decisión política, acompañadas de políticas inclusivas, de género, que eso vaya acompañado con nuestro accionar como dirigentes. No es solamente por la condición de mujeres sino para imprimir una práctica política que nos diferencie, que esté ligada a las condiciones de explotación y discriminación que vivimos las mujeres en los medios de comunicación, pero no solo, sino también en las organizaciones. Por eso es fundamental tener una agenda que contemple todo esto”. Los protocolos de actuación ante la violencia de género, las capacitaciones para intervenir, e incluso el lanzamiento -el 3 de junio pasado- de un glosario para comunicar sin violencia, son acciones para ampliar esa perspectiva. Menciona el cupo trans -que la agencia Télam puso en marcha antes del decreto presidencial y la ley reciente-, las licencias por paternidad y maternidad, y las editoras de género, que considera una “conquista colectiva”, aunque reconoce que “se necesita más, hacen falta equipos transversales” para que las voces y perspectivas feministas sean parte de toda la agenda periodística, no una excepción o un gueto.

Para Carla, la posibilidad de informar mejor, de comunicar para mejorar las vidas, implica un trabajo “fundamental” desde la organización sindical “y también con las compañeras que se sienten para organizarse dentro del feminismo, en su calidad de feministas y comunicadoras. Porque si nosotros no damos esa discusión para adentro es muy difícil que podamos tener una perspectiva de género. A las empresas les va a resultar más difícil si logramos que nuestras propias compañeras tengan mayor visibilidad en lo que hacen, si logramos la paridad. Ahí posiblemente estemos en mejores condiciones”.

Los bajos salarios, la precarización, forman parte de la vida cotidiana de quienes trabajan en los medios de comunicación. “Las 4500 fuentes de trabajo que se perdieron durante el gobierno de Macri, no se tradujeron en nuevas fuentes de trabajo, tal vez algunos compañeros y compañeras se lograron insertar, pero en formatos precarios, en medios comunitarios, alternativos y populares que también consideramos que tienen que tener un lugar en el mapa de medios, ante la concentración terrible que hoy se vive”, planteó Carla, quien recordó que el sueldo de los trabajadores de prensa no cubre la canasta básica en el 55 por ciento de quienes fueron consultados por una encuesta de Sipreba. “El macrismo nos dejó con un atraso en nuestros salarios gigantes, y eso es disciplinador también. Hoy un redactor, una redactora, con su salario, está por debajo de la línea de pobreza”, apunta.