El coronavirus viene impactando fuertemente sobre los municipios del conurbano bonaerense en la segunda ola. Un análisis reciente sobre la base del gasto público en el plano sanitario y alimentario, así como sobre los efectos generados sobre la producción y el empleo, permite identificar problemáticas que se agravaron y transformaciones ocurridas en los planos municipal y regional.

Los resultados corresponden a la tercera etapa de la investigación “Prevención y monitoreo del Covid-19 en municipios del Conurbano Bonaerense desde una perspectiva multidimensional”, realizada por la Universidad Nacional de General Sarmiento, con el apoyo Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) en el marco de un estudio macro que involucra a universidades e instituciones de todo el país.

Los desequilibrios urbanos en la provisión de servicios públicos en el conurbano bonaerense son bien conocidos. El 90 por ciento de los hogares más pobres (primer quintil) no tiene internet, según la Encuesta Permanente de Hogares 2020. En especial en los barrios populares la conexión de los hogares a la red de agua, desagües o electricidad es bajísima

Según el Registro Nacional de Barrios Populares (Rebap), de los 1012, 639 tienen conexiones irregulares (CI) de electricidad, 972 CI de desagüe, 840 tienen CI al agua y 991 CI de gas. Las condiciones adversas de esta escena urbana complejizaron las condiciones de prevención y cuidados de las familias en esos barrios.

Salud y alimentos

En materia de salud el último informe del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento e indicadores publicados por el Observatorio del Conurbano revelan que, a partir de la pandemia, el 44 por ciento de la población tiene exclusivamente cobertura de salud pública, frente a un 38 por ciento en 2019 debido a la caída del empleo y del poder adquisitivo del salario. En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en contraposición, sólo el 11 por ciento depende de la cobertura pública.

En comparación con 2019, el gasto municipal en salud por habitante se ha incrementado nominalmente en 2020 en un 40 por ciento en promedio. Sin embargo, en la región la inflación ha erosionado estos esfuerzos significativamente, como también lo hizo con el gasto en otros conceptos. 

Si se considera el efecto de la inflación (que fue de un 32,3 por ciento en el Gran Buenos Aires durante 2020), dicho gasto en salud registra un crecimiento real de sólo 6 por ciento. En términos de gasto municipal en salud, se aprecia una fuerte heterogeneidad de condiciones y capacidades de los gobiernos locales para enfrentar la pandemia.

En cuanto a la función de asistencia social y alimentaria, algunos de los municipios más ricos del conurbano dedican, por habitante, a este concepto, más del quíntuple que lo que disponen varios de los distritos más pobres, lo que da cuenta de un componente regresivo.

Desarrollo social

Los 24 municipios del conurbano bonaerense destinaron en conjunto un 5 por ciento a desarrollo social durante el ejercicio 2019, magnitud que subió a 7 por ciento en 2020.

Para un conjunto de siete municipios, el 60 por ciento del gasto en desarrollo social correspondió en 2019 a políticas alimentarias, cifra que llegó a 70 por ciento en 2020. Cinco municipios identifican en sus ejecuciones presupuestarias que el peso del Servicio Alimentario Escolar, financiado por la provincia de Buenos Aires, es muy significativo, oscilando en torno al 61 por ciento del gasto total en desarrollo social en 2019 y concentrando el 76 por ciento de dicho gasto en 2020.

Asimismo, el incremento del gasto municipal real (descontando el impacto de la inflación) por habitante en desarrollo social fue del 51 por ciento entre 2019 y 2020, siendo la función que más se expandió, lo que demuestra que la atención de la provisión alimentaria fue la prioridad número uno en la agenda de los municipios.

Producción y empleo

En materia de producción y empleo, los últimos meses vienen mostrando distintas mejoras en un marco de reactivación económica gradual. Al momento de inicio de la pandemia, la industria del Gran Buenos Aires registraba niveles bajos de actividad en un contexto de estancamiento y reducción de alrededor de 35 mil empleos industriales para el período 2014-2019, fundamentalmente desde 2018 en adelante. 

Esa caída se profundiza durante el primer trimestre de 2020, como resultado de las medidas de aislamiento y otras restricciones que afectaron tanto la producción como la propia demanda industrial. En la segunda mitad del 2020 se aprecia una recuperación que se fue acentuando en el tiempo, inclusive, con niveles mayores que el año anterior a la pandemia. Esa mejora del empleo industrial no sólo es absoluta, sino que es mayor a la evidenciada en otras actividades registradas (construcción, comercio, servicio).

La industria manufacturera logra recuperar así espacio en la participación del empleo registrado total en los partidos del Gran Buenos Aires, en gran medida debido a una baja en el resto de los otros sectores, el aprovechamiento de capacidad instalada y menor impacto comparativo de las restricciones. 

Sin embargo, algunas ramas como las industrias de proceso y las intensivas en ingeniería habían logrado aumentar -aunque parcialmente- su peso dentro del empleo industrial del conurbano bonaerense. En tanto, la industria automotriz y, en particular las ramas intensivas en mano de obra, mostraban más allá del repunte de fines de 2020 un proceso sostenido de pérdida de participación en todo el período.

Durante el primer año de pandemia se registraron dinámicas diversas entre las zonas al interior del Conurbano. Así, mientras casi todas las zonas muestran una caída del empleo en el segundo trimestre del 2020, la zona conformada por los partidos de José C. Paz, Malvinas Argentinas, Moreno, San Miguel, presenta una curva ascendente y sus niveles de empleo no parecen haber sido afectados por la pandemia, llegando a superar los niveles alcanzados en 2014. 

Si bien hay muchas pymes en esta zona, gran parte del empleo corresponde a plantas grandes de una variedad de ramas industriales. Dos de las zonas con mayor peso en el empleo y que ya habían registrado una importante caída en el período 2014-2019, las zonas Noroeste 1 y Sur 1, son de las que registraron una recuperación más lenta desde la segunda mitad del 2020. Se trata de los partidos de General San Martín y Tres de Febrero (Noroeste 1) y de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora y Quilmes (Sur 1), dos zonas que se caracterizan por su densidad pyme y por su presencia de ramas intensivas en mano de obra.

Gasto público

En estos términos, diversos aspectos pueden destacarse respecto al impacto reciente de la pandemia en los municipios del conurbano bonaerense. En primer lugar, definitivamente la salud y la provisión alimentaria se jerarquizaron en la agenda pública. Las erogaciones de los municipios evidencian que la función asistencia alimentaria fue la que absorbió más recursos municipales y en la cual el gobierno de la Provincia de Buenos Aires realizó importantes aportes a través del Servicio Alimentario Escolar.

En segundo lugar, el impacto del coronavirus en la industria del Gran Buenos Aires no permite hacer rápidas generalizaciones dado la enorme variedad de situaciones y comportamientos. Si bien se evidencia una mejoría paulatina desde mediados del año pasado, esto varía según el tipo, tamaño y sector de empresa, como respecto a la geografía específica. 

Los fuertes efectos provocados por la pandemia respecto al empleo informal, en cambio no repercutieron tan ampliamente en el desempleo de los trabajadores asalariados formales y registrados mayoritarios en la industria, contenidos en gran medida por los diversos programas públicos desarrollados.

* Investigadores-docentes del Instituto del Conurbano de la Universidad Nacional de General Sarmiento.