Miles de personas salen a la calle en Tailandia para protestar y exigir reformas democráticas. Las autoridades reprimen y entonces los manifestantes se cubren de una forma inusual: con patos inflables de plástico.

Las tensiones en país asiático vienen de larga data. Las protestas tuvieron visibilidad a fines de 2020, en medio de reclamos en Bangkok para que se modifique la Constitución heredada de la junta militar que gobernó entre 2014 y 2019. 

Amnistía Internacional puso de relieve la situación en las últimas horas a través de las redes sociales. La ONG de derechos humanos señaló que "la policía reprime brutalmente a la juventud que protesta desde el año pasado para exigir reformas democráticas en todo el país" y que se usan los patos inflables como "escudos para protegerse de la violencia de las autoridades".

Según denunció AI, las fuerzas de seguridad tailandesas golpean a los manifestantes incluso después de haberlos reducido; disparan balas de goma a quemarropa; lanzan chorros de agua a presión con químicos dirigidos a la cabeza; y utilizan gases lacrimógenos.

Los animales de goma aparecieron por primera vez en las protestas de noviembre de 2020. Su uso tiene una razón. La protesta era frente al Parlamento, y la única manera de llegar era cruzando el río Chao Phraya en los patos de goma como improvisados barquitos. Sucedió que la policía comenzó a cargar contra quienes marchaban, y entonces usaron los patos para defenderse, mientras la represión dejaba 55 heridos, seis de ellos de bala.

El país quedó bajo el mando de los militares en 2014. El régimen duró hasta 2019. En 2016 se había sancionado la nueva Carta Magna. En las primeras elecciones posteriores al régimen, se dio un continuismo, ya que resultó elegido como primer ministro el hombre fuerte del régimen: el general Prayut Chan-o-cha. De hecho, los militares impusieron una monarquía constitucional como fachada. El país ha sufrido trece golpes militares desde 1932. 

“Es alarmante ver el uso repetido de lo que son llamadas armas menos letales contra los manifestantes pacíficos, incluidos cañones de agua, no solo en las últimas 24 horas, sino en el mes reciente”, apuntó sobre la represión de noviembre un portavoz de António Guterres, el secretario general de la ONU.

Los aptos de goma ya habían aparecido en distintas protestas en otras partes del mundo, pero en Tailandia han incorporado otro sentido. “Esta vez, los patos de goma inflables se han convertido en un nuevo símbolo para el movimiento prodemocracia, no solo porque son bonitos, sino también porque resaltan lo absurdo y desproporcionado de la situación”, indicó al diario The Guardian Tracy Beattie, que se desempeña en el Instituto Australiano de Política Estratégica y es especialista australiana en la política de Tailandia. “La creatividad gana. Larga vida a los patos de goma”, señaló a su vez Joshua Wong, activista de Hong Kong por la democracia.