Ecuador quedó atrás. Una nueva prueba de fuego superada. Una derrota en esta instancia habría dejado una fuerte sensación de fracaso. Perder contra el cuarto clasificado de la otra zona, que además no había ganado ningún partido previo, era demasiada carga para Lionel Scaloni y sus jugadores. Pero se ganó 3-0, con Messi como líder y figura.

No hay tiempo para festejar porque en esta clase de campeonatos hay que olvidarse rápidamente del espejo retrovisor y enfocar hacia el futuro inmediato. Ahí es donde aparece la silueta de Colombia que, por su parte, dejó en el camino a Uruguay por penales. El martes próximo Argentina jugará una de las semifinales contra un rival que no será nada sencillo.

Ya desde mañana mismo Colombia aparecerá por debajo de Argentina en la consideración de los que determinan cuánto se paga en las apuestas, pero esa condición de no-favorito puede operar en favor de los dirigidos por Reinaldo Rueda.

El último partido entre ambos fue por las eliminatorias sudamericanas y terminó empatado 2 a 2, un resultado que dejó gusto a injusticia. Demasiado premio para Colombia que muy poco había hecho en todo el primer tiempo y exagerado castigo para Argentina por no concretar las situaciones que generó y que pudieron haberle dado una victoria abultada.

Se recuerda que Argentina se había puesto en ventaja con un cabezazo de Romero, tras un centro de De Paul en el arranque del partido; que trascartón Paredes entró gambeteando desde la puerta del área para concretar con un zurdazo a ras del piso; que Emiliano Martinez debió dejar la cancha lesionado tras un choque brutal con Mina; que Colombia descontó en el inicio de la segunda mitad con un penal de Muriel tras una falla ingenua de Otamendi y que sobre la hora, cuando ya se daba por descontado el triunfo de los de Scaloni, Borja sometió a Marchesín con un cabezazo, en una jugada de doble error argentino: débil marca de Foyth y poca resistencia del arquero, al que se le escurrió la pelota de entre las manos.

Las atajadas de Ospina (entre ellas dos tiros libres magistralmente descolgados tras remates de Messi) y la movilidad de Cuadrado (una pesadilla para Acuña) habían sido las armas principales que llevaron a los dueños de casa a conseguir un empate muy celebrado. El DT colombiano había hecho un plantel muy cauteloso que modificó en la segunda mitad cuando el 2 a 0 en contra ya estaba consumado y empezó a cambiar a lo loco. Seguramente habrá tomado nota de aquello y buscará un mix entre el propósito de colgarse del travesaño o llenar la cancha de delanteros. De todas maneras, más allá de lo que hagan los colombianos, lo importante será confiar en la actitud con la que Argentina encarará este nuevo desafío. Optimismo sobra. Hambre de gloria para llegar a la final y ganarla también.