"No tengo dudas de que a Franco lo mataron porque era negro, como yo porque te llevan por eso, por una gorrita o lo que llevás puesto". Gabriel habla con entereza y por momentos se le quiebra un poco la voz. Se llevaba sólo un año con Franco Cardozo, de 25, quien fue detenido por la policía de Tigre el 28 de mayo y fue golpeado frente a testigos. Al día siguiente le entregaron a la familia su cuerpo sin vida, le dijeron que había muerto de un paro cardíaco. "¿Por qué me pegás? ¿Porque no tengo barbijo?", se escucha que grita Cardozo en un video filmado por una vecina sobre el momento de la detención que se viralizó. Junto con su abogada María del Carmen Verdú, sus amigos y vecinos están exigiendo el cambio de la carátula de la causa de "apremios y vejaciones" a "tormentos seguidos de muerte", y que el único policía detenido no sea beneficiado con el arresto domiciliario. "Hay que masticar, tragar saliva y seguir", dice el hermano de Franco a PáginaI12. El grupo que se había movilizado aquella noche para repudiar la detención del joven fue reprimido.

La noche del 28 de mayo Cardozo fue detenido por personal de la Policía Bonaerense y del COT (Centro de Operaciones de Tigre), porque no habría llevado puesto su barbijo. Cuando lo paró la policía, supuestamente por el llamado de un vecino, una chica que filmó la golpiza vio toda la escena. "Franco no se quería subir al patrullero entonces lo tiraron al piso, le pusieron las esposas y le empezaron a pegar patadas en la cabeza, una policía mujer le daba bifes en la cara, lo verduguearon. Eran siete u ocho efectivos. La novia estaba ahí, pidió que le dejen de pegar, la subieron a un patrullero y en la comisaría escuchó todo. Franco gritaba en la comisaría y al rato dejó de gritar, lo habían matado". Gabriel hace una pausa. "Lo declararon sin vida en el hospital de Don Torcuato, lo agarran con vida y lo entregaron muerto, lo mataron ellos, el caso está claro. Lo tuvimos que velar desfigurado, la boca hinchada, la cabeza cortada y toda vendada, los brazos golpeados. La autopsia dice que murió de un paro cardíaco, cuando claramente fue tormentos seguidos de muerte, estamos pidiendo cambio de carátula".

Con su abogada María del Carmen Verdú y distintas organizaciones están apoyando el pedido de detención de los once policías, en base al video y a los testigos. "Tenemos que luchar contra la injusticia de este país. Estamos unidos con otras víctimas de gatillo fácil, haciendo marchas y jornadas de difusión, como la del domingo donde repartieron siete mil volantes en Tigre", cuenta el joven.

"El intendente Julio Zamora y el ministro Sergio Berni encubren lo que pasó, hace un mes y medio que no tenemos la autopsia, quieren tapar todo. Le mostré a Zamora el video de cómo mataron a mi hermano y no me supo decir nada, los policías abusan del poder que él les da. Dicen que el COT cuida a los vecinos, pero no es cierto, no cuida a nadie. Y la fiscal Victoria Toso que haga lo que tiene que hacer, porque la carátula no puede ser vejaciones y apremios", dice Gabriel.

Sueños millonarios

"Era un persona muy alegre, en el barrio lo querían todos, nos criamos y estudiamos juntos. Era arquero, soñaba con seguir los pasos de mi hermano mayor, que jugó diez años en River y se fue a Estados Unidos con Los Angeles Galaxy, re triunfó. Era fanático de River, íbamos siempre a la pensión a ver a los jugadores. A Franco también le encantaba cocinar y estar con su hijo Tiziano, que tiene ocho". Los Cardozo tiene otros dos hermanos, Florencia y Thiago. Se dedicaba a la colocación de ventanas en barrios privados, pero ahora estaba haciendo su casa, en una quinta que compartía con el resto de su familia, porque por la pandemia había bajado el trabajo". 

Gabriel recuerda con tristeza que "hace un año se nos murió mi papá", pero su voz se transforma por la bronca cuando agrega que a su hermano "lo mataron". María, su mamá, cuenta que Franco "era amigo de todos, de cualquier edad", y dice que lo extraña "cuando me siento a tomar mate siempre me traía algo, era un buen hijo y un buen papá, todavía pienso que va a volver. Pido que haya justicia y que no le pase a ningún pibe más".

La causa

En su solicitud de cambio de la calificación del delito y de indagatorias a todos los policias involucrados, los abogados Verdú y Guido Miele Sole expresaron que Gianfranco Fleita Cardozo se resistió al arresto con gritos e incluso un mordisco, por lo cual los policias buscaron escarmentarlo al decir "vamos a ponerlo a este forro". En el escrito al que accedió este diario, indicaron que "la multiplicidad de lesiones y el lamentable estado resultante, del que da cuenta la inusual decisión de los policías a cargo de la comisaría de no permitir su ingreso sin ir antes a un hospital, prueba la intensidad del castigo" que el joven sufrió en la esquina de Asunción y Entre Ríos cuando fue abordado por once policías que llegaron en tres patrulleros. 

"La falta de protección del derecho a la integridad personal aplicándose torturas a Gianfranco, culminó con la muerte durante su traslado al HDI. Recordemos asimismo que, como surge de las declaraciones testimoniales de autos, la HDI de Tortuguitas atendió al inspector Vallejos por la presunta mordida que sufrió, pero no a Gianfranco, debido a que “estaban atendiendo una urgencia”, lo que prolongó su traslado a manos de los mismos agentes que lo torturaban", indicaron los letrados.

Al llegar a la comisaría, se sumaron el único indagado y detenido hasta ahora, el inspector municipal Miguel Cevasco y la oficial de la policía Pamela Soledad Ruiz. "Allí nuevamente Gianfranco fue víctima de violencia física, esta vez por parte de Cevasco, ante la total impasividad del resto del personal presente, especialmente la oficial de policía destacada al mismo móvil del COT". Al parecer estaban enojados porque no los habían dejado ingresar a la dependencia. "Esa hija de puta con el negro sucio ese no nos lo quiso recibir… no quiso que lo tengamos ahí en la comisaría, nos echó de la comisaría...”, dijo Cevasco. Va de suyo que tanto ahí, como en otro párrafo en el que se refieren a la “conchuda” o dicen “uyy, sabés que quilombo va a hacer la mina ahora ésta”, están quejándose, como lo presumen los gendarmes que desgrabaron, que no admitieron el ingreso de Gianfranco en semejantes condiciones, conducta que los imputados consideran en violación a los códigos internos de la fuerza, ya que los puso en evidencia".