El gobierno de México celebró este viernes que se cumplió un año desde la firma del acuerdo Argentina-México-Oxford/AstraZeneca para la producción de vacunas. Fue el 13 de agosto de 2020. En total, ya se distribuyeron 47 milllones de dosis de Oxford/AstraZeneca en todo el continente, salvo Brasil. Y lo fundamental es que la sustancia activa, el elemento clave de una vacuna, se produjo en la Argentina, en la planta del laboratorio mAbxience de Garín, propiedad del Grupo Insud. Desde allí salieron más de 100 millones de dosis para su terminación en el Laboratorio Liomont, de México y en una planta gigantesca, denominada AMRI, en Albuquerque, Estados Unidos. Tanto en Liomont como en AMRI esperan todavía decenas de millones de vacunas terminadas la aprobación de los controles de calidad. Es decir que hay otras 50 millones de vacunas que se distribuirán en los próximos meses. 

Cuando todo el proceso de producción de vacunas recién empezaba, el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y su par argentino, Alberto Fernández, firmaron el acuerdo para la fabricación propia de vacunas, no sólo para ambos países sino para todas las naciones latinoamericanas. El gobierno de México lo recordó en una declaración: “Hoy, más de cuatro millones de dosis (son viales de 10 dosis cada una) se han producido gracias a mAbxience, Liomont, la Fundación Carlos Slim y los gobiernos de Argentina y México para beneficio de América Latina y el Caribe. La iniciativa es fruto de la relación de amistad entre los dos países y el compromiso para garantizar el acceso a las vacunas contra el Covid19 de la mano de la iniciativa privada y diversificar el portafolio de biológicos”.

A lo largo de la pandemia, la oposición acusó al gobierno argentino de tener un sesgo ideológico en la compra de vacunas. La realidad es que aquel acuerdo con Oxford/AstraZeneca significó una alianza estratégica con un laboratorio británico, con sede en Cambridge. Y tuvo un condimento de máxima importancia: los creadores de la vacuna, la Universidad de Oxford, exigieron que el gigante farmacéutico AstraZeneca provea la vacuna sin tener ganancias durante la pandemia. Eso hizo que el costo fuera de cuatro (4) dólares, muy por debajo de todas las demás: Pfizer 18 dólares; Sputnik 11; Sinopharm empezó en 20 dólares y ahora cuesta la mitad. Pfizer y Moderna llegaron a vender vacunas en más de 20 dólares cuando, según la alianza de organizaciones no-gubernamentales Oxfam, el costo es de 1.20 dólares porque casi toda la investigación de la tecnología ARNmensajero fue pagada con fondos estatales.

La producción conjunta México-Argentina-Oxford/AstraZeneca no fue un desfile en una alfombra roja. Tuvo enormes dificultades y las sigue teniendo. El plan era que las primeras dosis estuvieran disponibles en marzo de 2021, pero el embarque inicial de 843.000 vacunas recién llegaron el 25 de mayo. Por entonces había quienes querían realizar marchas y exigían la expropiación de mAbxience. Hubo incluso una denuncia judicial, por supuesto protagonizada por una dirigente del PRO, dirigda contra el presidente y los empresarios, como si existiera un acuerdo para atrasar las entregas. La demora estuvo en los problemas que tuvo el laboratorio mexicano Liomont en pasar los controles de calidad. La planta de mAbxience, del Grupo Insud, de Hugo Sigman, es una de las más modernas de América Latina y proveyó en tiempo y en forma la sustancia activa: más de 100 millones de dosis. Pero la terminación no fue fácil, porque significaba formular, filtrar, embotellar, fotografiar y, sobre todo, aprobar el control de calidad que se hizo tanto en México como en la sede central de Cambridge. De entrada hubo una prohibición de Estados Unidos, en tiempo de Donald Trump, de proveer los filtros exigidos por AstraZeneca. El obstáculo logró superarse tras la gestión personal del canciller mexicano Marcelo Ebrard ante las autoridades norteamericanas. Eso significó una enorme demora. Pero aún así, hubo problemas para superar los controles de calidad, al punto que AstraZeneca decidió derivar gran parte de la terminación a la planta de Albuquerque. Desde allí, la Argentina recibió 9.671.500 dosis y se sumaron 800.000 que vinieron de México. En total, 10.471.500 dosis.

Hace un mes, la ministra Carla Vizzotti y la asesora presidencial Cecilia Nicolini viajaron al Reino Unido para buscar un doble acuerdo con Oxford/AstraZeneca. Por un lado, la normalización de los envíos, algo que el laboratorio inglés prometió. Es más, se supone que a lo largo de agosto Oxford/AstraZeneca entregará 3.500.000 dosis, de las cuales 530.000 llegaron a Ezeiza esta misma semana. El segundo objetivo fue conseguir el compromiso para que las vacunas se terminen en Argentina, es decir completar el proceso en el país. No es algo sencillo porque AstraZeneca exige algunos insumos -los filtros norteamericanos, por ejemplo- de los que se carece. Sin embargo, está el antecedente de que el Laboratorio Richmond está terminando las Sputnik V, es decir que el país cuenta con la capacidad para producir ambas etapas: la sustancia activa y la formulación final. 

Mirado hacia atrás, tanto la apuesta a la vacuna rusa como el acuerdo con México fueron grandes aciertos. Entre las dos estrategias, pese a las dificultades, se consiguieron 23 millones de vacunas, una cifra clave en la magnífica campaña de vacunación argentina.