¿Cómo hablar de una mujer destacada, esclarecida y luchadora, que, sin embargo, es más conocida por su vínculo marital? Esa es la pregunta para la que la artista María Laura Buccianti no tiene respuesta todavía. Y esta cronista tampoco. Así que ahí va la noticia: en La Ventolera (O'Higgins 585), espacio de arte de la ciudad de Salta, se está presentando una performance teatral sobre Ana María Villarreal, La Sayo, o Sayito, salteña y de izquierda, asesinada en Trelew, que fue, además, esposa del líder del Partido Revolucionario del Pueblo (PRT) y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) Mario Roberto Santucho

EnSayo "Es una performance teatral sobre la vida de Ana María Villarreal, La Sayo, artista y docente salteña, militante. Madre, hija, compañera". Dice la información sobre la obra de Buccianti, que se presenta los sábados y domingos a partir de las 20.30. Se trata, avisa, de la "Intimidad política de una mujer cargada de sueños y esperanzas".


La Sayo fue asesinada cuando tenía 36 años de edad, el 22 de agosto de 1972, en la Masacre de Trelew, el fusilamiento de 16 militantes de izquierda y peronistas capturados cuando intentaban fugarse del penal de Rawson, del que sí consiguieron escapar algunos jefes guerrilleros. Como este domingo se cumple un nuevo aniversario de su muerte, se hará un homenaje en la obra en La Ventolera. 

Ese dato no está dicho expresamente en la obra de Buccianti, que se detiene en la intimidad de esta mujer destacada que fue revolucionaria a pesar (o quizás por eso mismo) de haber nacido en el seno de una familia de clase media en una provincia conservadora como Salta. 

La artista recordó que ya "hace mucho tiempo", por inquietud propia y de gente allegada, empezó a averiguar sobre La Sayo. "Yo conocía relatos familiares del taller del padre, Edmundo Diego Villarreal", un hombre que era muy conocido en Salta por su taller de muñecas. 

Preguntando, Buccianti llegó a las hijas de La Sayo, y a través de ellas, a su correspondencia, y supo que había sido artista plástica, recibida en la Universidad Nacional de Tucumán. Y como artista ella misma, encontró semejanzas entre su propia biografía y la de la militante asesinada por la represión estatal. 

Así también le llegó aquel terrible relato sobre el padre que tras el asesinato de su hija hizo un Cristo para una iglesia de Tilcara, en Jujuy, una imagen con las facciones de La Sayo y que tenía las marcas de las balas que la mataron. El relato popular dice que esa imagen fue violentada en la década de los 90.  

Aunque la política no la recuerde hoy en día, Ana María Villarreal fue una personalidad en la vida pública salteña de principios de los 70. A tal punto que cuando su cuerpo fue traído a Salta, un año después de su asesinato, se marchó alrededor de la plaza 9 de Julio, y el hecho de que participara de esa despedida fue el disparador del alejamiento del jefe de Policía Rubén Fortuny, el hombre al que el entonces gobernador Miguel Ragone había encargado que tratara de democratizar la fuerza de seguridad provincial y que poco después iba a ser asesinado. 

"Yo ya venía llevando mi obra muy inclinada al tema de género, al tema de las desapariciones, todo el tema de la invisibilidad de las mujeres, como eso de que se va desconfigurando la imagen, o se va diluyendo o se tiene que diluir para hacerse visible, es como una cosa extraña". Reflexionó Buccianti para explicar el proceso que la llevó a centrarse en la figura de La Sayo. 

Tras el cortometraje "Las que lloran", una denuncia de "por qué una no puede llorar por la pérdida de las compañeras", Buccianti empezó a indagar sobre "lo que se tapa", y otra vez esa búsqueda la remitió a la artista militante. "Me parecía que no es casual que la biografía de ella es como que está siempre escondida". 

Después de otras acciones, Buccianti empezó a hacer cerámica e hizo una instalación en el Museo de Bellas Artes con cuerpos desarmados, que "casualmente parecen muñecas rotas", y en ese camino un día se propuso reconstruir con "un trabajo más presencial quién era La Sayo". 

Trasladó esa inquietud al director de teatro Santiago San Paulo, que trabaja sobre la ausencia, les desaparecides. Y empezaron "a construir entre los dos los pedacitos de la obra" y "Fue imparable ya", primero con la dirección de San Paulo y luego con Andrea García, que presentó la obra en el Instituto Nacional del Teatro como un unipersonal, como "un collage donde nosotros treamos o queremos reconstruir lo que vamos recopilando de distintas personas". 

"La idea era que yo como soy artista plástica y me identifico con ella, la evoco o la traigo desde mi lenguaje", contó Buccianti. 

Así, indagando sobre la vida de La Sayo, conversando con otras personas que la conocieron o la recuerdan, se fue armando la puesta en escena. "Fueron como encajando los pedacitos que estaban sueltos". "Es una obra que tiene varios módulos y que puede ir creciendo", por ejemplo, contó Buccianti, le gustaría "incorporar más audios de la familia".

Memoria 

En la obra "aparece como esa cosa de espejo también de recuperar la imagen de esta generación, que es la generacion de mi mamá". "Yo digo en la obra que si todas somos hijas de una madre, somos espejo. A mí me parece que es como una especie de psicomagia o de constelación familiar", reflexionó Buccianti.

Destacó también que le gustó "esto de saber que hay salteñas" que a pesar de que "Salta se plantea como un lugar tan tradicional, tan conservador" son capaces de enfrentar esos mandatos sociales. "Una mujer como ella que haya sido salteña con todas sus características de educación, y sociales, culturales y que haya pensado como pensaba o que haya puesto su cuerpo tan valiente, a mí me parece que está bueno contar", porque además "veo que en las chicas jóvenes es una imagen muy muy actual". 

Y es también un ejercicio de memoria "desde una perspectiva, desde un espacio distinto, como una visibilidad, como traer y hacer visible algo que se cortó de un modo, justamente, que no tenés posibilidad de saber más de esa persona porque la matan". 

Una forma de hacer memoria "en el lenguaje en el que uno se siente más cómodo de buscarla por ahí, o de recomponer lo que ella era a nivel de la imaginación, y de poesía también", porque siempre la encontraba en espacios de creatividad, como cuando le contaron que le gustaba bailar la cueca, o que cantaba la zamba Luis Burela. "Imaginar una persona así manejando armas y siendo tan aguda, o tan valiente con algunas cuestiones y a la vez esa cosa poética, ese contraste a mí siempre me ha impresionado". 

Para experimentar (porque es una experiencia sensorial) EnSayo las entradas pueden adquirirse de 10 a 13 y de 17 a 20 en La Ventolera o por transferencia al teléfono 387 546-2203, en el horario de atención. La general cuesta $500, y $400 para jubilades y estudiantes. 

La idea y la dirección de EnSayo es de María Laura Buccianti, con el acompañamiento de dirección de Santiago San Paulo y Andrea García. La producción es de Andrea García y María Laura Buccianti. La ficha técnica se completa con estos datos: acompañamiento corporal y animación de títeres: Sofia Piñero Gallo; asistencia general: Alejandra Rabaglia; edición de audio: Carmen Ruiz de los Llanos y Daniela Romano; técnica: Daniela Romano; música original: Pablo Herrera; vestuario: Maura Arias Buccianti; diseño y difusión: Alejandra Rabaglia; coproducción: La Alberdi Espacio de Arte, La Ventolera Espacio de Arte, Teatro de Ilusiones Animadas de Córdoba. Además, la obra cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro.