"Libertad, libertad, libertad", es el grito de la lista que encabeza Javier Milei, y que se autoproclama como un renovado punto de partida, sin agobio del Estado de por medio, una ruptura con todo lo anterior. El perfil de quien secunda al economista ultraliberal, la abogada Victoria Villarruel, aparece sin embargo concretamente ligado a un pasado que se quiere "revisitar", a contramano de los avances en materia de Memoria, Verdad y Justicia. Como presidenta del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), Villarruel viene clamando por lo que denomina “memoria completa”, como parte de un movimiento minoritario pero activo a nivel local e internacional, que niega la existencia del Terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico militar.
Autora del libro Los llaman jóvenes idealistas y coautora de Los otros muertos: víctimas civiles del terrorismo guerrillero de los 70', Villaruel se presenta como "nieta de un historiador de la Armada Argentina sobreviviente de cuatro atentados de grupos guerrilleros de su país", e hija de un hombre del Ejército que estuvo en Malvinas.
"Los terroristas tienen derechos humanos y sus víctimas, no" es la idea fuerza de este discurso, que Villarruel repite en frecuentes entrevistas de La Nación. "Ni todos los malos están de un lado, ni todos los buenos del otro", es el otro latiguillo negacionista que aparece. La misma avanzada discursiva equipara los crímenes del terrorismo de Estado en la Argentina con los de la ETA en España. Su asociación ha encontrado legitimidad en foros internacionales, justamente, a partir de encuentros con familiares de víctimas de la organización separatista armada vasca. Que derivaron en otros como el que se materializó en 2019 en una conferencia con Javier Ortega Smith, fundador de Vox, donde se analizó cómo lograr un armado de derecha al estilo de Vox en Argentina.
Lo novedoso del discurso de la asociación que preside Villarruel --y otras que surgieron alrededor de 2006, como reacción a la reactivación de los juicios de lesa humanidad durante el gobierno de Kirchner-- es que, a diferencia de las primeras organizaciones de familiares de genocidas que reclamaban por sus condenas con discursos de abierta defensa al genocidio, estos buscan encajar en la época. Así, comienzan a calcar las retóricas, los modos discursivos, y hasta las formas de presentarse de los organismos de derechos humanos. Su asociación, sin ir más lejos, es un "Centro de Estudios", igual que el Cels. En esa búsqueda no es casual que en una de las amables charlas de La Nación la candidata pueda soltar, sin repreguntas: “Las primeras mujeres en hacer las rondas en Plaza de Mayo fueron las víctimas del terrorismo”.
Aunque la búsqueda sea la misma, se diferencian así de los discursos explícitamente defensores de los genocidas y sus crímenes, a lo Cecilia Pando, y también de sus irrupciones a los gritos y escraches.
"A partir de 2006, y sobre todo 2008, cuando avanzan los juicios, aparecen estas agrupaciones que hablan de 'memoria completa', y piden que se juzgue a los responsables de 'los otros asesinatos'", repasa la investigadora del Conicet Valentina Salvi, autora de De vencedores a víctimas, memorias militares sobre el pasado reciente en Argentina. "Pasan al discurso de la persecución penal, y dejan de lado el de la reconciliación y el perdón (nosotros los perdonamos, y esperamos que nos perdonen también y dejen de juzgar)", puntualiza el salto enunciativo que los diferencia de apariciones más bochincheras como la de Pando.
Salvi describe el modo en que organizaciones como el Celtyv comienzan a funcionar "en espejo" con los organismos de derechos humanos: "Para ganar legitimidad en el espacio público, en los foros internacionales, se apropian del lenguaje de los derechos humanos, incluso de las lecturas vernáculas de los tratados internacionales sobre el tema. Reproducen figuras, metáforas en espejo que tambien son claramente reactivas", observa.
Es este movimiento, analiza Salvi, el que hace que en discursos como el de Villarruel se cuiden de dar una defensa pública explícita de los genocidas, aunque resulte implícita. "A los represores no se los puede sacar de la escena. Ellos los quieren sacar todo el tiempo, pero su propia presencia pública está en relación a los crímenes de la dictadura y sus ejecutores", analiza.
Lo más viejo de lo nuevo
La lista de Milei sigue intercalando "nuevos libertarios" con representantes de la más vieja derecha. El tercer lugar del frente lo ocupa Nicolás Emma, líder del Partido Libertario porteño. El cuarto, María Fernanda Araujo, dirigente porteña del partido NOS --del ex carapintada Juan José Gómez Centurión--, que preside la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas.
"La Libertad Avanza" así entre "lo innovador" del violento stand up de Milei en los medios, y la antigua derecha conservadora y militarista.
Otro empujón de visibilidad se lo dio a Villarruel el exsecretario de Derechos Humanos, Claudio Avruj, durante los primeros días del gobierno de Macri, cuando la recibió en su despacho ubicado en el Espacio de Memoria de la exEsma. "Primera vez en treinta años de democracia que un funcionario nacional recibe a la ONG de las víctimas del terrorismo", celebró luego la abogada. El encuentro recibió el inmediato repudio de los organismos de Derechos Humanos, quienes dejaron en claro que el Celtyv "reivindica la caduca Teoría de los dos demonios y se refiere a los 30 mil compañeros detenidos - desaparecidos como terroristas subversivos, habla de una supuesta falta de la historia completa, todas abyectas formas de encubrir a partícipes y beneficiados por el Terrorismo de Estado".
Un año antes, en 2015, había sido invitada por Elisa Carrió a su Instituto Hannah Arendt, para avanzar en la mesa "El debate que nos debemos sobre la violencia en los años 70", junto a Graciela Fernández Meijide y Arturo Larrabure, quien ha intentado infructuosamente reabrir la causa de su padre, el coronel Argentino Larrabure, quien falleció durante su secuestro en manos del ERP en 1975.
La coyuntura y el pragmatismo macrista no dieron lugar entonces a mayor espacio para el intento negacionista del Celtyv, que avanza ahora por el carril del medio término.