La ex jueza María Luisa Pérez Vara fue condenada a un año de prisión en suspenso, y dos años de inhabilitación, por el delito de "incumplimiento de deberes de funcionaria", tras el crimen de Luis Medina y su novia, Cristina Pérez Castelli. Como consecuencia de su falta de actuación en los primeros momentos de investigación, el doble homicidio perpetrado la madrugada del 29 de diciembre de 2013 en Circunvalación y Ayolas, aún no tiene imputados. Ese día, Pérez Vara estaba de turno --aún regía el anterior sistema penal--, pero no se presentó en la escena del hecho; ni siquiera atendió el teléfono cuando funcionarios policiales y de fiscalía insistían para que tomara decisiones sobre las primeras medidas, en medio del estupor social que causó el hecho de tinte mafioso. Por aquellos días, la señal del celular del turno fue captada en Cariló. Tras conocer el fallo del juzgado de Sentencia Nº 4, a cargo de Julio Kesuani, la fiscal Ana Rabín apelará para reclamar que el monto de la pena sea de dos años, el máximo para el delito achacado; y la causa llegará a instancia oral y pública.

La falta de la ex magistrada (ya jubilada) quedó en evidencia el último día de su turno como titular del Juzgado de Instrucción 5ª. Alrededor de las 6 de la madrugada, Medina y su pareja, fueron acribillados mientras circulaban a bordo de un Citroën DS3, hacia el hotel ubicado en el predio del casino. Pérez Vara nunca atendió el teléfono. No hubo forma de contactarla hasta entrada la tarde, cuando alegó problemas de salud. Otros jueces y juezas debieron actuar en los primeros momentos de la investigación, para asegurarse colectar la mayor cantidad de pruebas. 

Medina era conocido como un empresario de la noche; pero también, estaba bajo la lupa como sospechoso de negocios ligados al narcotráfico. La urgencia por cautelar la prueba llevó a que la jueza Raquel Cosgaya actuara en las primeras medidas y luego la causa pasó a manos de la jueza Alejandra Rodenas. Todo, en solo dos días.

La investigación por la muerte del empresario que tenía locales nocturnos (como Esperanto, que no prosperó) se tramitó en un expediente que no tiene avances sobre los presuntos autores; mientras que las omisiones y faltas de Pérez Vara avanzaron en una causa paralela que ahora llegó a una condena, en la que aún no se conocen los fundamentos. En su momento, también se abrió una investigación sobre la computadora personal de la víctima, que fue peritada sin una orden judicial; pero tampoco logró avances, pese a una denuncia contra los entonces funcionarios del área de informática del gobierno provincial.

Así, en la pesquisa por el accionar de la jueza se realizaron pericias al teléfono del turno, que la ubicaron en la localidad de la costa atlántica argentina. Sin embargo, cuando se le preguntó sobre la falta de respuesta a los innumerables llamados, la acusada alegó haber tenido problemas de salud.

Con esos datos en su contra, desde la procuración de la Corte Suprema de Justicia se inició una investigación administrativa, que cerró meses después con la aplicación de un multa de 2.950 pesos. En ese contexto, salió su jubilación.

En la vía penal, la fiscal Rabín acusó a Pérez Vara por el delito de incumplimiento de deberes, y el procesamiento fue dictado en 2015 por el entonces juez correccional Héctor Núñez Cartelle, quien consideró "insólito" el accionar la jueza; y habló de "infructuosos y reiterados requerimientos para que interviniera en un doble homicidio con características gravísimas".

Antes de la sentencia, la defensa de la magistrada apuntó a que la cuestión había quedado saldada con el pago de la multa, pero la Cámara Penal consideró que la sanción económica no extingue la acción penal.