Desde Santa Fe

Omar Perotti reclamó ayer la investigación y esclarecimiento de los disturbios del lunes en la cancha de Colón, donde una facción de la barra intentó ingresar al estadio en una arremetida en la que unos 100 violentos lograron colarse, pero otros 400 fueron contenidos y dispersados por la policía que terminó con cinco agentes heridos. “Donde hay evidencias, la justicia tiene actuar”, dijo el gobernador. “Todos los que investigan saben que tienen el respaldo del gobierno. Hay que alejar de las instituciones a estos grupos que se han consolidado como instancias de poder real” y utilizan al club como “pantalla de su compromiso con el delito”. Hoy, el ministro de Seguridad Jorge Lagna entregará al fiscal general de la provincia Jorge Baclini las pruebas recolectadas en el operativo, entre ellas fotografías y filmaciones. Pero también le aportará el nombre de un dirigente de la comisión directiva de Colón que operó como supuesto “vocero” de la barra porque “comunicó y transmitió a la Policía las exigencias de corte criminal” del jefe del grupo, (Orlando) Nano Leiva, según reveló el subsecretario de Seguridad Preventiva, Diego Llumá. “Primero le vamos a dar el informe a la justicia”, pero después “voy a dar los nombres y apellidos de un par de dirigentes de Colón que son los que se comunicaban con el Nano Leiva”, adelantó el funcionario.

Los desmanes se produjeron en el ingreso del club, pero también en el interior del estadio. Llumá dijo que la “exigencia” de la barra era que ingresaran todos sus integrantes: los 100 colados y los 400 que estaban afuera porque de lo contrario “suspenderían el partido”  de Colón-Banfield o provocarían “un desastre en el Fonavi”, el complejo de edificios que está cerca del estadio. La amenaza no se concretó. Los hinchas rojinegros pudieron vivir su fiesta y celebrar el primer campeonato de Colón porque la policía dispersó a los 400 violentos y la hinchada repudió a los colados al grito: “El club es de los socios”.

Perotti dijo que hay que “poner en caja” la violencia en el fútbol. ”Donde haya evidencia la Justicia tiene que actuar, ese es el tema central” para esclarecer los hechos e identificar a los violentos. “Todos quienes investigan saben que cuentan con el respaldo en su tarea de investigación” y la “colaboración” de la Policía. Y planteó que el objetivo es “alejar” de los clubes “a grupos que se han consolidado como instancias de poder real” y utilizan a las entidades como “pantalla de su compromiso con el delito”.

El subsecretario Llumá anticipó que hoy el ministro Lagna entregará al jefe del Ministerio Público de la Acusación Jorge Baclini todas las pruebas recolectadas en el operativo del lunes y le dará el nombre de un dirigente de Colón que “interactuaba” con el jefe de la barra, que “aparentemente era su vocero, el articulador con la comisión directiva y cuyo nombre no voy a revelar”, explicó.

-¿Es vocero de quién? –le preguntó un colega de Aire de Santa Fe.

-Es lo que estimo, si no es vocero es articulador –contestó Llumá. “Es un dirigente que comunicó y transmitió a la Policía y al Ministerio de Seguridad las exigencias de corte criminal del Nano Leiva, que es jefe de esta facción de la barra brava que produjo estos disturbios y las lesiones a los policías”.

“Primero, le voy a dar el nombre a la justicia” –explicó Llumá- y después de entregar el informe a Baclini que “respalda lo que digo (…) voy a dar nombres y apellidos de un par de dirigentes de la comisión directiva de Colón que son los que comunicaron que el Nano Leiva exigía que los 400 que estaban afuera ingresaran al estadio porque si no iban a ir al Fonavi a producir un desastre”. Y más tarde, dijo que “ingresaban o suspendía el partido y curiosamente, cuando se produjo esa comunicación, los (100) muchachos que estaban adentro empezaron a arrancar el alambrado, cortaron el alambre de púas, se sentaron arriba de la rejas. La policía estaba en condiciones de repelerlos con agua”.

“Ese dirigente que pedía que entráramos a los 400 barras es el que había ido a parlamentar con el Nano para ver si en lugar de los 400 podían ingresar en grupos de diez”, relató Llumá. La Policía logró “controlar a estos barras que amenazaban con atacar el barrio del Fonavi como si fuera un grupo perdido del Estado Islámico y que incluso intentaron suspender el partido”. A los 100 de adentro “los bajaron los socios. Fueron los hinchas los que comenzaron a cantar: “El club es de los socios”. Y se bajaron. La gente no los quiere adentro y adentro no tienen que estar”, agregó.

Llumá coincidió también que la multitud que se congregó en la cancha de Colón superó el 50% del aforo permitido. “El estadio estaba lleno, había una persona al lado de la otra”. ¿Cómo entraron? El control del aforo es responsabilidad legal de la Municipalidad de Santa Fe. Incluso, en el acta quedó claro que se cerraban las puertas en el momento que el secretario de Control del municipio Fernando Peverengo así lo indicara”.

“Después, yo le reproché (a Peverengo) que habían contado mal. Ellos tienen planillas que dan cuenta que había el 50% del aforo. Cuando yo les reproché (por la cantidad de personas), me dijeron: ‘Esto es lo que contamos’. Pedí el informe del registro técnico y vas a ver que es igual. Me lo dijeron en mi cara”, relató Llumá.