Desde Roma

Después de las agresivas manifestaciones de los anti Green Pass el sábado pasado en Roma, Milán y otras ciudades de Italia, la policía arrestó el domingo en la capital italiana a 12 personas (otro en Milán y 57 denunciados) , incluidos dos dirigentes de la ultraderechista Forza Nuova considerados presuntos implicados y/o responsables de la organización de esta marcha donde volaron “bombas carta” (explosivo rudimentario), piedras y otros objetos contra la policía y los edificios públicos.

En Roma, además, los manifestantes asaltaron la sede de la Confederación Italiana de los Trabajadores (CGIL, de izquierda), una de las tres principales centrales sindicales que hay en Italia.

En principio la manifestación había sido organizada, sin autorización policial como en cambio se requiere en Italia, en Plaza Navona para protestar contra la obligación legal del Green Pass (el permiso de circulación, incluso en Europa y otros países, que se obtiene después de la segunda dosis de la vacuna anti covid) y que a partir del 15 de octubre será obligatorio en Italia para entrar a los lugares de trabajo, sean públicos o privados. Una parte de los manifestantes se fueron moviendo luego hacia la sede de la CGIL en Corso d’Italia, no muy lejos de Via Veneto. Allí forzaron la puerta y entraron destruyendo vidrios, puertas, paredes, muebles. El asalto de los manifestantes, la mayoría No Vacs (anti vacuna covid) y de derecha, se pareció al desastre que provocaron los defensores del expresidente Donald Trump en el Capitolio de Washington en enero pasado. Pero claro, de muchas menores dimensiones.

En Roma, otra parte de la gente se encaminó por Via del Corso hacia Palacio Chigi, sede del gobierno, y a pocos metros del edificio de la Cámara de Diputados. Los manifestantes fueron dispersados después de algunas horas de desorden y protestas y con la intervención de la policía que debió usar gases lacrimógenos (cosa muy rara en Italia) y camiones hidrantes.

Pero las agresiones no terminaron ahí. Durante la noche otro grupo de neofascistas asaltó la guardia del Hospital Umberto Primo de Roma, tal vez para liberar a uno de los arrestados que había sido internado en el hospital porque estaba herido. Forzaron una puerta de la guardia, le pegaron a una enfermera con una botella. Pero al parecer no lograron llevarse al herido.

De hecho, la idea de esta agresiva marcha era provocar pánico y manipular a los No Green Pass en favor de la derecha. Pero algunos se preguntan si este acto con pocos precedentes al menos en los últimos años en Italia, no podría influir en la elección de los candidatos -perjudicando a la derecha- que la gente tendrá que hacer el 17 y 18 de octubre, cuando se lleve a cabo la segunda vuelta de las elecciones municipales en muchas ciudades italianas, entre ellas Roma y Turín (norte).

Entre los arrestados sábado y domingo en Roma se encuentran al menos dos dirigentes de Forza Nuova, Roberto Fiore y Giuliano Castellino, pero también Biaggio Pasano dirigente de la organización “Io apro” (yo abro) un grupo de comerciantes y propietarios de restaurantes que se oponían al cierre ordenado por el ministerio de la salud durante los meses más agresivos de la pandemia, y también Luigi Aronica, un ex militante de NAR (Núcleos Armados Revolucionarios) una organización terrorista neofascista surgida en los años 70.

Unos 38 exponentes de la policía y las fuerzas de seguridad sufrieron heridas. La policía, según trascendió, ha logrado identificar a 600 participantes en las marchas.

“Bella Ciao”, la solidaridad de la gente y los políticos

El primer ministro Mario Drgahi, a través de un comunicado difundido por el gobierno, “condenó las violencias que se produjeron el sábado en varias ciudades italianas”. El “derecho de manifestar las propias ideas no puede jamás degenerar en actos de agresión e intimidación”, subrayó Draghi.

El domingo se organizaron numerosas marchas y actos de solidaridad con la CGIL en varias ciudades del país. Incluso militantes de izquierda y miembros de la CGIL se reunieron frente a la puerta de esa organización con banderas rojas y cantando una canción de tiempos de la Segunda Guerra Mundial y que aludía a la Resistencia antifascista: “Bella Ciao”.

El actual líder de la CGIL, Maurizio Landini, hizo un llamado a los italianos para que en el país se elimine la precariedad laboral. “Hay un malestar en nuestro país que debe ser afrontado. Es el momento de asumir decisiones, aplicar la Constitución significa también disolver ciertas organizaciones”, dijo aludiendo a los grupos que organizaron las agresiones del sábado. Pero sobre todo, según Landini, hay que resolver los malestares sociales poniendo el trabajo en el centro de las preocupaciones”.

“Condena total” de lo ocurrido el sábado, “el presidente de Forza Italia (Silvio Berlusconi, centroderecha) ha llamado por teléfono a Landini para expresarle toda su solidaridad. Ha sido un acto vil que debe ser condenado sin ninguna duda”, declaró a la prensa el coordinador nacional de Forza Italia, Antonio Tajani, no sin antes aclarar que su partido nada tiene que ver con estos personajes y que en estos actos de violencia, se mezcla la violencia neofascista con otras que deben ser analizadas cuidadosamente”.

El máximo exponente del Partido Democrático (centroizquierda), Enrico Letta, por su parte, el domingo visitó la sede de la CGIL en Roma para expresar su solidaridad. “No hay que bajar la guardia -dijo- y debemos ser claros sobre la disolución de Forza Nuova. Presentaremos una moción en el Congreso. Nuestra Constitución es muy clara en este sentido. Forza Nuova debe ser disuelta. Peor hay que estar muy atentos en relación a las próximas manifestaciones y tomar prevenciones eficaces”. La Constitución italiana, nacida después de la Segunda Guerra Mundial, especifica entre otras cosas que no se pueden reorganizar partidos fascistas.

“No podemos aceptar que en nuestro país existan violencias de este tipo -comentó por su parte el actual jefe del Movimiento Cinco Estrellas, el ex primer ministro Giuseppe Conte-, al salir de la CGIL donde fue a expresar su solidaridad. Por lo cual me confío en la evaluación que hará la justicia. Pero yo también considero que existen las condiciones para disolver a Forza Nuova”.