Desde hace 19 semanas disminuyen las infecciones por covid. De hecho, junto con Portugal, Argentina encabeza la lista de naciones que, a nivel mundial, exhibe el descenso más sostenido. Si se compara con el pico de la segunda ola, cuando la cifra alcanzaba los 33 mil casos diarios; en el presente, ese número apenas llega a 1.058. Lo mismo puede advertirse con la ocupación de Unidades de Terapia Intensiva: se quebró la barrera de los mil (981), cuando en julio ascendía a 7.969. Para advertir una situación similar hay que remontarse a julio, pero de 2020. Ciertamente, el sistema sanitario –aunque siempre estuvo al borde del colapso– cumplió con el objetivo trazado al inicio de la crisis: todos los pacientes accedieron a una cama. Por último, el cuadro de cifras que representan buenas noticias lo completa el promedio de fallecidos reportados en el presente: se contabiliza un promedio de 34 cuando, hace solo cuatro meses, se alcanzaba las 600 muertes.

“Estamos muy bien, pero hay que cuidar esto que hemos logrado juntos. Esta pandemia ha costado sangre, sudor y lágrimas. Más de 115 mil fallecidos y un trabajo impresionante del Ministerio de Salud para una muy positiva campaña de vacunación. Ni hablar de los sacrificios personales, psicológicos y emocionales de cada uno de nosotros. Si pagamos ese costo tan alto para llegar hasta acá, no nos cuesta nada cuidar un poco lo conseguido”, señala Rodrigo Quiroga, doctor en Ciencias Química y bioinformático del Conicet.

Este escenario favorable también se comprueba a partir del retorno paulatino de actividades. Si la gente en los estadios configuraba una postal que la mayoría de los argentinos y las argentinas pensaba volver a ver en varios meses más, la presencia masiva en eventos populares no deja de sorprender. Los teatros y los cines también recuperan el terreno perdido. Ni mencionar la eliminación del uso del barbijo obligatorio al aire libre y en sitios sin aglomeraciones. Auténtico símbolo de la crisis sanitaria cuyo uso, a partir de las últimas medidas, comenzó a ser regulado.

Diversos especialistas aseguran que esta actualidad epidemiológica no debería causar ninguna sorpresa: Argentina vacunó rápido y bien, con una cartera diversificada de tecnologías seguras y eficaces. Esta semana se llegó al objetivo de contar con más del 50 por ciento de los habitantes inoculados con dos dosis y el proceso continúa profundizándose en los adolescentes, niños y niñas. La autorización de Anmat –y el aval de la Sociedad Argentina de Pediatría– para aplicar la Sinopharm desde los 3 años no deja de configurar una excelente noticia. A la fecha, el 66 por ciento de la población recibió la primera y el 52 por ciento el esquema completo. En esta línea, algunas jurisdicciones, entre ellas CABA, se acercan a superar al 70 por ciento con ambas dosis, y conquistar la tan mentada inmunidad de rebaño.

“En las últimas simulaciones que realizamos vemos que los casos con Delta podrían recién incrementarse en noviembre. E incluso, si la vacunación marcha como hasta ahora, y si los adolescentes y la población pediátrica puede protegerse con velocidad, nosotros vemos un efecto de inmunidad colectiva muy fuerte que podría hacer que una nueva ola sea muy pequeña, en comparación a las previas”, advierte Quiroga. Luego completa: “Asimismo, de aumentar un poco el mes que viene, en diciembre y enero podría disminuir a niveles más bajos de los que registramos hoy”. 

La Delta y su singular propagación en Sudamérica

Delta provocó grandes conflictos sanitarios en aquellas naciones que no habían inmunizado lo suficiente. En cambio, en aquellos países que ya habían avanzado con la campaña, la variante no causó crisis muy significativas. “Claramente, las restricciones a los vuelos de junio y julio, y el aislamiento de las personas que ingresaban al país, sirvieron mucho, y es lo que en definitiva nos diferenció de las naciones vecinas. En Chile y Brasil, Delta es predominante”, observa el científico del Conicet.

En el último reporte del ANLIS Malbrán, se puede observar que si al 22 de agosto, tan solo el 2.1 por ciento de lo secuenciado correspondía a casos de Delta, un mes después, la cantidad de positivos con esta variante llegaba al 13 por ciento. Con lo cual, el incremento fue de seis veces en apenas un mes. De acuerdo al informe que elabora Proyecto País (MinCyT), en Gran Buenos Aires Delta representa el 13.5 por ciento y en CABA el 9 por ciento. Al momento, Gamma (Manaos) y Lambda (Andina) son las de mayor prevalencia en el territorio nacional.

Estamos viendo un aumento en la proporción de nuevos casos asociados a Delta. Sin embargo, la particularidad que exhibe América del Sur en relación a otras regiones en las que ingresó es que no se plasma con un aumento significativo en el número total de contagios que se reportan”, expresa Carolina Torres, doctora en Bioquímica y viróloga del Conicet. En naciones como Reino Unido o Israel, como ejemplos paradigmáticos, Delta no solo había reemplazado con velocidad a las variantes previas, sino que también había provocado nuevas olas. 

En esta región del globo, sin embargo, los casos se mantienen estables, o bien, a la baja. Esto se observa en el vecino trasandino que, aunque –como apuntaba Quiroga– tiene a Delta como predominante, demuestra un presente epidemiológico estable, con un promedio de 500 casos y 6 fallecimientos por jornada. “En Chile aumentaron de manera simultánea los casos con Delta y Mu, que reemplazaron a Gamma y Lambda. Hoy Delta representa el 80 por ciento de las detecciones y Mu un 13 por ciento”, explica Torres. En Brasil, el 90 por ciento de las nuevas detecciones corresponden a Delta, sin embargo, las cifras totales se mantienen estables, con un promedio de 15 mil casos diarios y 400 muertes. 

La vida que queremos

“Ante un relajamiento total de cuidados, la situación puede volver a empeorar, parecido a lo que sucede en Reino Unido, en que los no-vacunados se infectan todos. En cambio, si se mantienen los cuidados básicos y algunas de las restricciones a los eventos masivos puertas adentro, sumado a la consolidación de la vacunación pediátrica y adolescente, el problema de Delta puede ser prácticamente nulo”, proyecta Quiroga. “Todavía no podemos vivir como en 2019, pero no haría falta demasiado para llevar el número de casos prácticamente a cero”, se ilusiona.

La pandemia enseñó que realizar proyecciones es muy complejo, de hecho, al coronavirus hay que comprenderlo a la luz de las dinámicas sociales y culturales de cada contexto. En este marco de incertidumbres variopintas, la ciencia funcionó como la mejor herramienta disponible. “El panorama es sumamente prometedor, pero hay que ir con bastante cautela todavía porque no tenemos un número cero de casos y se realizan aperturas para el ingreso de viajeros internacionales. Todos los que lleguen con virus, llegarán con Delta. El desafío será cubrir a toda la población pediátrica que, aunque suele no desarrollar cuadros graves, puede configurarse como un nicho de transmisión importante”, remata Torres.

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